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"'EL ILUMINADO'"

"Con dos latas de jugo..."

"Detalla Flores Pereira las razones que lo llevaron a secuestrar aeronave"
07/11/2015 13:03

    MÉXICO (EFE)._ Tres latas de jugo rellenas de tierra y una lucecita de colores atada alrededor es todo lo que le hizo falta al boliviano Josmar Flores Pereira para secuestrar ayer un avión y poner en vilo a todo México durante varias horas.
    Su intento de advertir personalmente al Presidente Felipe Calderón de una supuesta inminente catástrofe en forma de gigantesco terremoto acabó, por el momento, en el hangar de la Policía Federal y en espera de un examen psiquiátrico.
    "Viene un terremoto como nunca antes lo ha habido", dijo cuando fue presentado ante la prensa, esposado, sonriente, enérgico, ataviado con una camisa blanca.
    Flores, de 44 años, es un hombre de manos grandes que se dice un pastor religioso recuperado por Dios hace 17 años cuando, alcohólico y drogadicto, estaba a punto de poner fin a su propia vida.
    "Me iba a electrocutar porque pensé que no podía cambiar, primero me reía de los hombres que hablaban de Dios (...), hasta que un día al borde del suicidio pensé '¿y si fuera real?'", narró enfervorizado.
    En Youtube se puede ver un vídeo que habla de su conversión, se hace notar que fue sicario, y en él demuestra su habilidad con la pistola, disparando a tres monedas en el Cañón del Sumidero de Chiapas, además de hacer una impresionante exhibición de su dominio de los "nunchakus". También se le puede escuchar cantando un corrido y un tema cristiano.
    La noticia del secuestro había conseguido asombrar a un país acostumbrado a escuchar sobre matanzas de narcotraficantes, huracanes devastadores y héroes políticos de vodevil.
    "Ser mexicano es un don de Dios", clamó el profeta esposado ante los periodista.
    "El escudo mexicano es profético; esa águila que tiene la serpiente bajo sus garras dice que Jesucristo es México y tiene a Satanás bajo sus pies", narró.
    Comparecía feliz de poder aprovechar sus quince minutos de fama, sin aparente temor o preocupación al que pudiera ser su destino en manos de las autoridades.
    Los periodistas disparaban una pregunta tras otra, pero ya los policías tomaban a Flores por los hombros para llevárselo y las cuestiones quedaban flotando en el aire sin respuesta. Una especialmente repetida: "¿De cuál fumaste?".