"Megabiblioteca, el sueño futurista de una ballena colgante"
Julio Aguilar
MÉXICO (UNIV)._ Como si fuera el Taj Mahal de su sexenio, cierto día de 2002 el Presidente Vicente Fox imaginó un edificio monumental, un gran cerebro de arquitectura futurista que uniera a través de la fibra óptica a todas las bibliotecas de la nación. Así sería la nueva Biblioteca de México José Vasconcelos, el gran proyecto cultural de su Gobierno.
"Es el sueño del Presidente Fox", reveló en 2003 Sari Bermúdez, entonces presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Conaculta.
"Me lo dijo claramente: 'quiero que esta biblioteca sea para todas las familias de México porque es la cabeza que se necesita para unir a todas las bibliotecas del País", explicó la funcionaria.
El sueño del Presidente Fox se transformó en una estampa surrealista, con la costosa osamenta de una ballena gris de 12 metros de longitud surcando el aire bajo un techo lleno de goteras y, varios metros abajo, decenas de libros nuevos flotando en aguas negras. La gran obra cultural de la administración quedó al garete en plena colonia Buenavista.
En nueve años recién cumplidos de gobiernos panistas, la política cultural del País en la primera década del Siglo 21 podría compararse con aquel sueño fallido: las grandes iniciativas en política cultural, tanto de Fox como de Felipe Calderón, han hecho aguas, y algunos proyectos que no se han hundido hoy flotan como hojas en un estanque.
"Yo no veo que sean gobiernos que se interesen por la cultura. Cuando quieren rodearse de cultura, en Palacio Nacional está Chespirito, Lucero, etcétera. Ésa es la cultura de la Presidencia", dice la crítica de arte Raquel Tibol, que califica la gestión de los responsables de Conaculta en lo que va de la década con una frase: "Lo han hecho de la patada".
La era de Sari Bemúdez
Cuando la periodista Sari Bermúdez asumió la presidencia de Conaculta dando fin a la larga gestión de Rafael Tovar, un funcionario nombrado en 1992 por el Presidente priista Carlos Salinas de Gortari, uno de sus proyectos estrella fue sacar adelante la iniciativa de Ley de Fomento y Difusión de la Cultura.
La llamada "ley Bermúdez" fue duramente criticada cuando diputados, intelectuales, artistas y sindicatos del sector cultural manifestaron su desacuerdo con lo que se calificó como un intento por mercantilizar el patrimonio cultural.
Sari Bermúdez, quien en su momento incluso entró en conflicto con legisladores panistas de la Comisión de Cultura, no fue una funcionaria popular. Desde el inicio del sexenio fue vista con recelo y su actitud no ayudó a sumar apoyos para que la iniciativa de Ley de Fomento y Difusión de la Cultura fuera aceptada.
Otro de los proyectos culturales más promovidos del sexenio foxista fue el programa Hacia un País de Lectores, formado tanto por ideas aplaudidas, como dotar a las escuelas públicas de bibliotecas con títulos de calidad, como por iniciativas polémicas, como pretender fomentar la lectura entre los niños con anuncios protagonizados por figuras populares de la llamada telebasura.
"Los proyectos que han tenido son ocurrencias, no creen en el valor transformador de la cultura, no creen en la cultura como una prioridad del Estado y por eso ni siquiera le han dado seguimiento a algunas de sus ideas", reflexiona José Alfonso Suárez del Real, ex Diputado perredista y ex secretario y presidente de la Comisión de Cultura.
Según Suárez del Real, ese desinterés es la explicación de que programas tan sonados en el sexenio foxista como Hacia un País de Lectores no haya trascendido a la actual administración.
De hecho, la nueva Biblioteca de México José Vasconcelos, hoy mejor conocida como la megabiblioteca, pensada para ser la obra cumbre del programa Hacia un País de Lectores, no es motivo de lucimiento para el Gobierno de Calderón.
Luego de las vicisitudes sufridas tras su apresurada inauguración en mayo de 2006, que provocaron el cierre temporal 10 meses después de que fuera abierta, hoy la megabiblioteca funciona aún a medio gas y, lejos de dar continuidad al proyecto de su antecesor también panista, la administración de Felipe Calderón parece marcar su distancia para no ser relacionado con lo que no pocos críticos llaman un elefante blanco de más de mil 300 millones de pesos.
"En lugar de levantar ese elefante blanco, Fox pudo crear una gran biblioteca digital o reforzar una red nacional de bibliotecas, pero prefirió gastar en un capricho sin pensar además en lo que ahora costará el mantenimiento de ese elefante", lamenta Suárez del Real.
La gestión de Sari Bermúdez estuvo marcada por otros zipizapes entre la comunidad cultural y Conaculta provocados por iniciativas muy criticadas, como el intento de gravar a los libros y el congelamiento de la Ley del Libro.
La propia conducta de la presidenta de Conaculta quedó en el ojo de un huracán mediático luego que se difundieran fotografías de Bermúdez retozando entre antiguas esculturas de terracota en una visita a China, pero sobre todo cuando comenzaron a conocerse los montos de sus viajes consuetudinarios alrededor del mundo, con cargo al erario público.
Sergio Vela en escena
A su llegada a Los Pinos el Presidente Felipe Calderón nombró a un viejo amigo de la Escuela Libre de Derecho para presidir Conaculta.
Sergio Vela, un conocido y apreciado director y productor de ópera, se enfrentó desde diciembre de 2006 al reto de transparentar la institución a su cargo para no dar pie a las dudas sobre el uso indebido de recursos públicos; tenía que tender puentes entre la comunidad artística del País y el Consejo, además de sacar adelante el programa cultural de las conmemoraciones por los 100 años de la Revolución y los 200 del inicio de la Guerra de Independencia en 2010.
En tanto la comunidad artística del País esperaba el Plan Nacional de Cultura 2007-2012 para conocer el rumbo que tomarían las políticas de Conaculta, Vela se tomó el compromiso con calma inquietante, convocando a mesas de debate para sumar propuestas y reflexiones que, luego se vio, en su mayor parte no fueron incluidas en el plan.
Ante tanta expectativa, el plan presentado a finales de 2007, un año después de que Vela tomara posesión como presidente de Conaculta, produjo decepción por la falta de objetivos claros ante las problemáticas del quehacer cultural, así como críticas porque, entre otras novedades, se dio un énfasis inusitado al fomento del turismo cultural.
En su primer año, Vela enfrentó los primeros problemas de subejercicio presupuestal, que puso en riesgo de sufrir un recorte al presupuesto de 2008.
"Cuando en la 59 legislatura se recibió el proyecto de presupuesto, vimos con sorpresa que se estaba recortando el presupuesto en 2 mil millones de pesos. Nos pareció insuficiente y al final se aprobó una ampliación de 2,125 millones", recuerda José Alfonso Suárez del Real, quien estuvo en el cabildeo para no afectar el presupuesto destinado a la cultura en el primer año del Gobierno de Felipe Calderón.
Al final, de cualquier forma hubo recorte. Con un presupuesto de 7 mil 448 millones, el subsector cultural vio recortados sus recursos en 14 millones de pesos menos que en 2006.
A pesar de aquella batalla presupuestaria, hacia junio de 2007 Conaculta apenas había ejercido el 24 por ciento de sus recursos. "Fue desgastante y deprimente ver la paralización de la gestión de Sergio Vela. No se ejercían los presupuestos mientras que la infraestructura cultural del País necesitaba mantenimiento, por ejemplo. Fue un retroceso porque se abandonó la infraestructura que ya estaba, se dejaron morir los propios proyectos culturales panistas, y sólo se continuó con los viejos proyectos sustantivos que se aplican desde el sexenio de Ernesto Zedillo", comenta el político Suárez del Real.
Para 2008 el subsector cultural obtuvo un presupuesto de 9,403 millones 580 mil pesos, y los problemas de subejercicio de Conaculta crecieron.
Quizá el peor momento en la gestión de Sergio Vela ocurrió cuando El Universal publicó en febrero de 2008 los conceptos por pasajes y viáticos del presidente de Conaculta en sus giras por el extranjero a lo largo de 2007: 571 mil pesos en 46 días, es decir, 12 mil pesos en promedio al día.
Hoy la gestión de Vela no es caso cerrado. Como informó El Universal hace algunos meses, la Auditoría Superior de la Federación detectó en la revisión de la Cuenta Pública 2007 el ejercicio bajo el rubro de "actividades propias" de mil 192 millones 325 mil pesos sin que Conaculta presentara documentación que justificara y comprobara los desembolsos. Es decir, el tema está pendiente.
Como ya murmuraba incluso desde el primer año de su nombramiento, cuando ya se notaba su desgaste, Vela renunció a su puesto como presidente de Conaculta poco después de haber cumplido apenas la cuarta parte del tiempo de su gestión, y fue reemplazado el 3 de marzo de 2009 por Consuelo Sáizar, hasta entonces directora del Fondo de Cultura Económica.
Un año difícil para Sáizar
Apoyada en el equipo cercano del que se rodeó en el Fondo de Cultura Económica, Consuelo Sáizar ha enfrentado un año difícil, marcado por la crisis presupuestaria del Gobierno federal.
En su toma de posesión prometió "poner más México en el mundo y traer más mundo a México", sin embargo la situación económica provocó la cancelación de presentaciones en México de la compañía de ópera del Teatro Municipal de Santiago y de la Orquesta Filarmónica de Santiago. Se trató de un gesto inusitado que causó malestar en la comunidad artística de Chile.
En contraste, la exposición de El Greco en el Palacio de Bellas Artes no fue suspendida, no obstante los altos costos del traslado, montaje y seguros, no revelados. "Se dan grandes presupuestos para una mediocre exposición de El Greco y, por ejemplo, en el Museo Nacional de Arte se tienen que estar rascando patrocinios para sacar exposiciones", comenta la experta Raquel Tibol.
2009 fue un año en el que revoloteó el fantasma de un recorte presupuestal sin precedentes para la cultura. Directores de varias instituciones se vieron entre la espada y la pared de despedir a sus empleados de confianza o cancelar actividades para enfrentar el recorte.
A pesar de que Conaculta negó tal amague, el movimiento de la comunidad cultural fue vigoroso; incluso la pianista María Teresa Frenk, cabeza de la Coordinación Nacional de Música y Ópera, renunció públicamente al negarse a lastimar los intereses de su comunidad.
Si bien el recorte presupuestario fue suavizado en 2009, para 2010 las previsiones no son alentadoras. El presupuesto para el subsector cultural se redujo en 9 por ciento para quedar en 11 mil 651 millones de pesos.
"Consuelo Sáizar hizo una gran labor en el FCE, pero ahora como presidenta de Conaculta zozobra para no molestar a su jefe Felipe Calderón. Está cumpliendo su misión pero de esta manera va contra los intereses de la cultura", dice Suárez del Real.
En cuanto al rumbo de su gestión, al parecer la presidenta de Conaculta apuesta por la continuidad de los viejos proyectos sustantivos de la institución, y aún no ha dado a conocer planes concretos para sacar adelante los grandes pendientes de Conaculta, como darle certeza jurídica al Consejo, reestructurar una institución que tiene un alto costo burocrático y cómo hacer efectivo el derecho a la cultura y al consumo cultural de los ciudadanos, que ahora están consignados en la Constitución.
Quedan sólo tres años del sexenio y está por verse si la de Consuelo Sáizar será una gestión de ruptura o de continuidad de la trastabillante política cultural panista desarrollada en esta década.
La cultura que no pudo ser
* Sari Bermúdez. Uno de sus proyectos estrella fue sacar adelante la iniciativa de Ley de Fomento y Difusión de la Cultura.
* Frustrado. Otro de los proyectos más promovidos del sexenio foxista fue el programa "Hacia un país de lectores".
* Interruptus. Sergio Vela renunció a su puesto como presidente de Conaculta poco después de haber cumplido la cuarta parte del tiempo de su gestión.
* Consuelo Sáizar. No se saben sus planes para sacar adelante los pendientes de Conaculta.