Hay años que no se trata de logros sino de resistir, dice por ahí la filosofía motivacional o curacional... y creemos que es justo lo que resume este 2025 a punto ya de fenecer.
Ha sido un año completo agotador, agobiante al extremo, frustrante y hasta llegamos incluso al hartazgo... por supuesto nos estamos refiriendo al tinte de la seguridad, de la violencia más bien dicho, esa que ha impregnado todo nuestro diario vivir.
El año pasado, el 2024, cuando concluyó, teníamos apenas poco más de tres meses de que había iniciado la ola de violencia por la fractura dentro del Cártel de Sinaloa. Digamos que empezábamos apenas lo que sabíamos sería una larga y complicada vivencia para el estado, pues así lo indicaba el contexto de ese tiempo.
Ahora, con un año completo enmedio de esta locura de muertos, desaparecidos, ataques armados, cierres carreteros, vehículos incendiados, viviendas y comercios atacados y miles de familias vulneradas de una u otra forma, no podemos menos que decir: estamos cansados y hartos.
En nuestra operación, pese a que pudiera pensarse que tener tanta información del tema de seguridad nos gustaría, en la realidad no es así, pues este tipo de cobertura nos absorbe por completo y hasta nos impide hacer verdadero periodismo. Y ni qué decir de lo que implica para la seguridad de nuestros periodistas, para el nivel de estrés al que somos sometidos y para lo agotador que resulta para nosotros y para toda la sociedad sinaloense.
En sí, lo admitimos, estamos exhaustos, y hasta nos sentimos sobrepasados, ha sido un año difícil y complicado para todo Sinaloa y en nuestra profesión no podemos sustraernos de esas condiciones de ninguna manera.
La carga emocional que traemos no es sencilla, es pesada, de hecho, y aunque podría decirse que salimos indemnes, porque no tuvimos daños personales graves, en realidad sí registramos pérdidas y afectaciones, pues hemos estado a lo largo de estos 12 meses y los adicionales en una especie de doble exigencia en cuanto a lo laboral y en lo personal, ya que a final de cuentas padecemos los estragos de la ola de violencia en el trabajo, con largas y estresantes jornadas, pero también en el estrés por el miedo por nuestras familias, porque sabemos de daños a conocidos o porque hemos sufrido alguna pérdida material.
Estamos convencidos de que admitir esto no es una muestra de debilidad, por eso lo reconocemos, porque esa carga emocional y física que traemos, aunque pudiera parecer invisible, es tangible, la percibimos y la resentimos, creemos que hemos sostenido demasiado durante todo el año.
Pese a todo este sentimiento, no podemos dejar de reconocer que crecimos en aprendizajes, en adaptabilidad, en resiliencia... Nos enseñamos a ser más cautos, más cuidadosos, a aprovechar más los recursos y saber movernos en condiciones que ni siquiera conocíamos.
Y dentro de todo este cuadro agotador debemos también reconocer que tuvimos logros, que llegamos a objetivos y que cumplimos metas.
Crecimos en nuestros números en todas las redes sociales y en lectoría en nuestro sitio, de hecho nos convertimos en el portal de noticias “mejor leído” de Sinaloa, pues nuestros lectores digitales no sólo acceden a nuestra página web sino que se quedan más tiempo consumiendo información.
Respaldados por 52 años de rigor periodístico, hemos logrado que cuando el sinaloense busca información sólida, verificada y con contexto, elige Noroeste, y eso para nosotros es una muestra de que vamos por buen camino y nos alienta a seguir adelante.
Este año también fuimos seleccionados para capacitaciones y mentorías nacionales e internacionales, que vinieron a darnos un soporte importante tanto en lo periodístico como en lo tecnológico, y no está de más presumir nuevamente que fuimos honrados con el Premio Nacional de Periodismo en categoría de Opinión.
Definitivamente este año nos exigió más, nos puso a prueba y tal vez nos llevó al límite en algunas cuestiones, pero pese a que nos estrujó y nos zarandeó en más de una ocasión a lo largo de los 12 meses, sentimos que supimos responder con adaptabilidad y profesionalismo.
Lo cerramos sí agotados, pero con optimismo.
Los cierres e inicios siempre traen nuevos bríos y aunque 2025 ha sido un año para olvidar, por lo que nos ha tocado vivir en cuanto a violencia en nuestro estado, también nos ha servido para sentir que podemos superar ese y otros retos.
Hay años que no se trata de logros sino de resistir, dice por ahí la filosofía motivacional o curacional... y creemos que es justo lo que resume este 2025 a punto ya de fenecer.
Ha sido un año completo agotador, agobiante al extremo, frustrante y hasta llegamos incluso al hartazgo... por supuesto nos estamos refiriendo al tinte de la seguridad, de la violencia más bien dicho, esa que ha impregnado todo nuestro diario vivir.
El año pasado, el 2024, cuando concluyó, teníamos apenas poco más de tres meses de que había iniciado la ola de violencia por la fractura dentro del Cártel de Sinaloa. Digamos que empezábamos apenas lo que sabíamos sería una larga y complicada vivencia para el estado, pues así lo indicaba el contexto de ese tiempo.
Ahora, con un año completo enmedio de esta locura de muertos, desaparecidos, ataques armados, cierres carreteros, vehículos incendiados, viviendas y comercios atacados y miles de familias vulneradas de una u otra forma, no podemos menos que decir: estamos cansados y hartos.
En nuestra operación, pese a que pudiera pensarse que tener tanta información del tema de seguridad nos gustaría, en la realidad no es así, pues este tipo de cobertura nos absorbe por completo y hasta nos impide hacer verdadero periodismo. Y ni qué decir de lo que implica para la seguridad de nuestros periodistas, para el nivel de estrés al que somos sometidos y para lo agotador que resulta para nosotros y para toda la sociedad sinaloense.
En sí, lo admitimos, estamos exhaustos, y hasta nos sentimos sobrepasados, ha sido un año difícil y complicado para todo Sinaloa y en nuestra profesión no podemos sustraernos de esas condiciones de ninguna manera.
La carga emocional que traemos no es sencilla, es pesada, de hecho, y aunque podría decirse que salimos indemnes, porque no tuvimos daños personales graves, en realidad sí registramos pérdidas y afectaciones, pues hemos estado a lo largo de estos 12 meses y los adicionales en una especie de doble exigencia en cuanto a lo laboral y en lo personal, ya que a final de cuentas padecemos los estragos de la ola de violencia en el trabajo, con largas y estresantes jornadas, pero también en el estrés por el miedo por nuestras familias, porque sabemos de daños a conocidos o porque hemos sufrido alguna pérdida material.
Estamos convencidos de que admitir esto no es una muestra de debilidad, por eso lo reconocemos, porque esa carga emocional y física que traemos, aunque pudiera parecer invisible, es tangible, la percibimos y la resentimos, creemos que hemos sostenido demasiado durante todo el año.
Pese a todo este sentimiento, no podemos dejar de reconocer que crecimos en aprendizajes, en adaptabilidad, en resiliencia... Nos enseñamos a ser más cautos, más cuidadosos, a aprovechar más los recursos y saber movernos en condiciones que ni siquiera conocíamos.
Y dentro de todo este cuadro agotador debemos también reconocer que tuvimos logros, que llegamos a objetivos y que cumplimos metas.
Crecimos en nuestros números en todas las redes sociales y en lectoría en nuestro sitio, de hecho nos convertimos en el portal de noticias “mejor leído” de Sinaloa, pues nuestros lectores digitales no sólo acceden a nuestra página web sino que se quedan más tiempo consumiendo información.
Respaldados por 52 años de rigor periodístico, hemos logrado que cuando el sinaloense busca información sólida, verificada y con contexto, elige Noroeste, y eso para nosotros es una muestra de que vamos por buen camino y nos alienta a seguir adelante.
Este año también fuimos seleccionados para capacitaciones y mentorías nacionales e internacionales, que vinieron a darnos un soporte importante tanto en lo periodístico como en lo tecnológico, y no está de más presumir nuevamente que fuimos honrados con el Premio Nacional de Periodismo en categoría de Opinión.
Definitivamente este año nos exigió más, nos puso a prueba y tal vez nos llevó al límite en algunas cuestiones, pero pese a que nos estrujó y nos zarandeó en más de una ocasión a lo largo de los 12 meses, sentimos que supimos responder con adaptabilidad y profesionalismo.
Lo cerramos sí agotados, pero con optimismo.
Los cierres e inicios siempre traen nuevos bríos y aunque 2025 ha sido un año para olvidar, por lo que nos ha tocado vivir en cuanto a violencia en nuestro estado, también nos ha servido para sentir que podemos superar ese y otros retos.