Cobertura de tragedias: cuánta y qué información sin ser insensibles o sensacionalistas

Esta semana tuvimos cifras destacadas de lectoría, pero es de esas ocasiones en que nos gustaría con toda el alma que el hecho que las origina no hubiera sucedido.

Así es, la tragedia se lee. Lo sabemos. Y es triste.

El accidente carretero de hace días, que aún continúa conmocionando por su alto número de víctimas y las condiciones en que se dio, nos trae a la memoria y nos hace reflexionar sobre cuántas tragedias nos ha tocado cubrir, pero sobre todo nos hace pensar las condiciones y objetivos de este tipo de coberturas.

Como casi toda la información de siniestros así, no es que haya información oficial que nos entere de inmediato, la alerta nos puede llegar por diversos medios, pero no por un canal oficial. Esto sigue funcionando así con toda la información de accidentes y hechos de seguridad.

En fin, eso en origen estamos acostumbrados, pero en un tipo de suceso así, la gente demanda información rápido, sobre todo los familiares de las personas que iban a bordo de la unidad accidentada. Sin embargo no es posible darles más que lo que escuetamente fluye en el lugar de los hechos, al que por supuesto nos trasladamos de inmediato, en cuanto supimos del siniestro.

En el caso de este accidente, horas después se realizó una conferencia de prensa, en la que aunque no tenían demasiada información a la mano, al menos se dio algo de estos oficiales que corrigieron y/o confirmaron los datos recogidos en el lugar de los hechos. Y en los días posteriores continuó fluyendo información oficial a través de boletines y redes sociales, a lo cual le fuimos dando seguimiento.

En este caso de tragedias siempre es importante mantener la mente fría en cuanto a la cobertura y publicación de información, pues es relativamente sencillo dejarse ir por el camino del sensacionalismo e incluso la falta de sensibilidad.

La cuestión aquí es no olvidar que la información debe ser con enfoque humano y utilitario siempre, y de manera responsable y prudente.

En su libro Tragedias y periodistas, guía para una cobertura más eficaz , el Dart Center para el Periodismo y el Trauma nos resume de manera contundente lo que no podemos olvidar en este tipo de hechos: “De manera constante pregúntese usted mismo: ¿qué es lo que el público necesita saber y qué cantidad de cobertura puede cumplir este objetivo?”.

Así que para nosotros esa es nuestra guía y no desviarnos de ella es lo que estamos verificando de manera constante durante el día del suceso y los posteriores.

Informar sin exagerar, notificar sin ser insensibles, y dar información de prevención sin alarmar, es lo que buscamos dar a nuestros lectores en las tragedias que nos toca atestiguar.

Y en este caso lo que más que nada tratamos de informar es datos utilitarios para los familiares de las víctimas, pero también alertando de las condiciones de la carretera, por ejemplo, en busca de prevenir.

No es la primera ni será la última tragedia que nos tocará cubrir, pero todas nos dejan un aprendizaje, y la certeza de que la información pura, utilitaria, aunque sea dura, es lo que sirve en estos casos, agregar emoción escarbando en datos innecesarios no es el caso, el hecho en sí ya es bastante emocional, lo que debemos hacer es tratar de ser algo empáticos con los afectados, tratar de orientar en la medida de lo posible, y buscar informar situaciones y condiciones para prevenir futuras tragedias.

Aunque la semana pasada ya comentamos de por qué cubrimos y damos el realce a la información relacionada con el Carnaval no está de más volver a recalcar lo que seguramente ya sabe: en estos días prevalecerán mucho las notas de dicho evento, pues este jueves ya inicia y dura seis días intensos en cuanto a actividad y en cuanto a movimiento de gente en Mazatlán.

Como siempre, trataremos de dar un enfoque utilitario a nuestra cobertura pero también de celebración y de entretenimiento, tal y como el evento lo amerita.

Tal como en años anteriores y ya lo hemos explicado antes, esta es quizá la época más fuerte de cobertura para nuestra redacción de Mazatlán, porque aunque las jornadas electorales, por ejemplo, son igual de intensas, la diferencia es que el Carnaval son seis días continuos, lo que nos obliga a que por supuesto nadie toma vacaciones en esos días y prácticamente se ajustan los descansos para tener el mayor número de personal posible para las coberturas.

Esperamos no saturarlo con la información carnavalera, pero sabemos que a la mayoría de nuestros lectores de dentro y fuera del estado les interesa y disfrutan este tipo de información, sobre todo en lo audiovisual, es decir, fotos, videos, transmisiones en vivo... ahí estaremos para proporcionársela.