Cómo ha mutado el fluir de la información policiaca en el contexto actual

    No manejamos rumores, eso es incluso uno de los puntos elementales en nuestro Código de Ética, en nuestro Manual de Estilo y en nuestros lineamientos de Cobertura y publicación responsable de la información relacionada con inseguridad y delincuencia organizada.

    Ya en años anteriores, en este mismo espacio hemos abordado el tema de cómo fluye la información en las coberturas relacionadas con seguridad pública.

    Lo hicimos en 2020 con un artículo titulado “Responsabilidad y cobertura policiaca: el caso César Carrillo” y lo hicimos en 2021 con otro artículo con el título “Información policiaca... entre lo oficial y lo extraoficial”.

    Además, en numerosas ocasiones hemos tocado ese punto en este espacio. Sin embargo, por lo que nos interesa abordar lo que podría considerarse el mismo tema, lo cierto es que el contexto es muy diferente al de años anteriores. Vaya, al de meses anteriores.

    Y es que aunque podríamos pensar que en esencia es lo mismo, y en parte lo es, la realidad es que ahora hay numerosas variantes que han venido a transformar el fluir de la información policiaca.

    Por supuesto que nos referimos a que del 9 de septiembre a la fecha, al enfrentar en Sinaloa una de las peores olas violentas de las últimas décadas, la manera en que fluyen los datos sobre hechos delictivos también ha mutado.

    En aquellos artículos de años anteriores que le mencionamos, lo que señalábamos en esencia es que en las coberturas policiacas la información que fluía era por completo extraoficial, la conseguíamos en el lugar de los hechos pero como en “diagonal”, estando en el lugar de los hechos pero sin que se notara mucho, extrayendo los datos como con “bisturí”, con mucha discreción.

    Eso se mantiene, pero relativamente, porque ahora es mucho menor la información que fluye en el lugar de los hechos. Puede ser por la presencia militar, y que las Fuerzas Armadas son más reacias a comunicarse en el punto con la prensa, o puede ser por el nivel de riesgo. Entonces, a reserva de lo que nosotros vemos directamente, es poco lo que se consigue de datos precisos en el lugar donde se dan los sucesos.

    Por eso tenemos maneras, o más bien expresiones, para referirnos a la información en las notas.

    No manejamos rumores, eso es incluso uno de los puntos elementales en nuestro Código de Ética, en nuestro Manual de Estilo y en nuestros lineamientos de Cobertura y publicación responsable de la información relacionada con inseguridad y delincuencia organizada.

    Sin embargo, sí publicamos información extraoficial pero que nosotros sí obtenemos o confirmamos con fuentes confiables que no nos permiten citar.

    Por eso manejamos los conceptos Versiones, Trascendidos, Información extraoficial, Fuentes oficiales o Fuentes extraoficiales.

    Es decir, aunque no podamos citar el nombre y/o cargo de la fuente de información, sí tenemos el respaldo o la certeza de que los datos son fidedignos, pues nos basamos en fuentes confiables.

    Y casos hay todos los días, desde detenciones o hechos de alto impacto hasta incluso accidentes. Sabemos que algo ocurre, pero no tenemos certeza de los datos precisos, sin embargo debemos publicar algo de lo que sabemos que está ocurriendo, por eso usted puede ver en nuestras notas expresiones como “Reportan que...”, “Trascendió que...”, “Fuentes extraoficiales revelaron que...”, “Fuentes oficiales confirmaron que...”, “Versiones en el lugar señalan que...”. Es una manera de informar con todo el cuidado posible.

    Y por supuesto que mientras más delicado es el tema, mayor cuidado debemos tener, entonces el nivel o el número de las fuentes, aún cuando sean extraoficiales, debe subir.

    Sin embargo, debemos reconocer que los últimos meses, en el contexto de la actual ola violenta, el flujo de información ha evolucionado.

    Aunque no sea al momento siempre, ahora tenemos un poco más de acceso a información o datos de los hechos de seguridad.

    Hay, por ejemplo, una rueda de prensa diaria por parte del Gobierno estatal, la cual antes era presidida por funcionarios relacionados con la seguridad y ahora incluso hay una vocera oficial de la Secretaría de Seguridad.

    Y aunque ciertamente no dan datos exhaustivos, y por supuesto que informan sólo lo que deciden informar, no necesariamente lo que necesitamos saber, la realidad es que sí nos sirve a los medios, sobre todo para la confirmación de hechos ocurridos ese día a temprana hora o el día anterior.

    Al menos tenemos ese acceso a una fuente oficial de manera regular y constante.

    Ese es un gran cambio implementado por las autoridades y es importante.

    También se dan informes diarios por parte de la Fiscalía del Estado, que, aunque escuetos, por lo menos dan cifras oficiales de las denuncias o los casos que se siguen en cuanto a homicidios, privaciones de la libertad y robo de autos, principalmente.

    En este contexto, y sobre todo las últimas semanas, ha crecido el número de comunicados oficiales girados por el Gabinete de Seguridad, conformado por las Fuerzas Armadas, fiscalías y corporaciones policiacas.

    Por supuesto que la información que hacen llegar es, digamos, positiva, para el Gobierno, pero no por eso deja de ser valiosa. Informan, por ejemplo, decomisos o aseguramientos de armas, drogas, vehículos, y demás artefactos que suelen traer consigo los delincuentes. También informan de desmantelamiento de laboratorios clandestinos, plantíos ilegales, o detenciones de células criminales.

    En sí, contrario a como era antes, ahora hay un flujo constante diario de boletines de prensa oficiales con información proporcionada por las autoridades.

    A esto se suma que, a través de las redes sociales oficiales tanto de dependencias como de los propios funcionarios, podemos enterarnos rápidamente de hechos relacionados con la seguridad pública.

    Claro que, por ejemplo, no nos imaginamos al Secretario federal Omar García Harfuch tecleando en su teléfono un tuit con datos de alguna detención o un operativo, pero lo cierto es que sus redes sociales son muy activas, y para efectos públicos es él diciéndolo, avalándolo, y por supuesto destacando lo que al Gobierno le interesa destacar.

    Pero a final de cuentas es eso, información, y oficial, lo cual ya es ganancia respecto a la opacidad casi total que imperaba anteriormente.

    Ante todo esto, no podemos omitir que también fluye más información por parte de los grupos delictivos, que tienen sus propios canales para hacer fluir datos, videos, fotos, etc.

    En estos casos, esas publicaciones para nosotros son sólo una referencia, pero no las usamos como base de nuestras notas.

    También se presenta otro fenómeno, y es que a veces las propias autoridades dan intencionalmente trascendidos de algunos hechos, sobre todo detenciones, identificando, por ejemplo, a qué facción pertenecen, u otros datos que no proporcionan de manera oficial pero sí nos hacen llegar.

    El problema de esto es que usualmente son datos de alto riesgo, por eso nosotros hemos decidido no publicarlos, aún cuando la mayoría de los medios nacionales, por ejemplo, sí lo hacen. Es una decisión institucional que preferimos tomar, sobre todo por una cuestión de seguridad de nuestros periodistas.

    En sí, podemos decir que ya no es el hermetismo total de antes, es cierto, pero tampoco podemos dejar de señalar que la información oficial, aunque fluye, a veces lo hace tarde o de manera sesgada. Estamos conscientes de ello y nos adaptamos, pero sin perder nosotros nuestro rigor, oportunidad, inmediatez y responsabilidad en la publicación.

    Como dijimos al principio, el fluir de la información policiaca ha mutado, el ecosistema noticioso en lo relacionado con seguridad ha evolucionado... ¿Para bien o para mal? Eso, a reserva de que le dejamos a usted la opinión que le merezca, creemos que aún está por verse.