Lenguaje, cuando una sola palabra se percibe con diferentes significados

05/03/2023 04:00
    Las palabras son tan delicadas no por sí solas sino por su significado, y muchas veces por el valor que les da quien las lee... por eso como periodistas, como editores, debemos ser cuidadosos y pulcros con el uso de ellas, elegirlas bien y de manera precisa.

    El lenguaje es nuestro principal insumo, nuestra materia prima, nuestra herramienta, nuestra base... y es que sin él no podríamos comunicar lo que atestiguamos, lo que denunciamos, lo que informamos... y sin él nuestros columnistas no podrían transmitir sus opiniones y sus análisis.

    Las palabras son tan delicadas no por sí solas sino por su significado, y muchas veces por el valor que les da quien las lee... por eso como periodistas, como editores, debemos ser cuidadosos y pulcros con el uso de ellas, elegirlas bien y de manera precisa.

    Viene a colación el tema porque recibimos esta semana una observación de un lector, quien textualmente nos escribió lo siguiente:

    “Le escribo esta carta porque soy un gran admirador de Noroeste y de usted, señor Adrián López Ortiz, Director General, pero me molesté mucho con su columna editorial el día 27 de febrero cuando permitió que uno de sus redactores use la palabra gringo como parte del nombre de su artículo. Soy ciudadano estadounidense y residente permanente de México y estoy suscrito a su periódico todos los días. Me ofende mucho el uso de esta palabra y pido una disculpa en la próxima columna de este hombre por no ser considerado con sus lectores estadounidenses. Creo que es un hombre justo y justo y espero que ordene esto y no permita que se publique más. Gracias por leer y su consideración. Edward John Patricks”.

    Además de agradecer a nuestro lector Edward J Patricks por tomarse el tiempo de escribirnos y ayudarnos a reflexionar, lo aprovechamos para abordar este asunto tan sensible no solo del lenguaje per se, sino de la selección de palabras exactas y precisas, en lo cual debemos pensar siempre por cómo las va a interpretar o a tomar el lector.

    La columna a la que se refiere se publicó el lunes y su título fue Gringolandia, de nuestro colaborador Omar Lizárraga.

    Ciertamente el contenido del texto era inocuo y tal vez hasta un tanto positivo, pues hablaba de la presencia de residentes extranjeros en Mazatlán y en México, sin embargo el término usado en el encabezado es rechazado aún por muchos estadounidenses, al considerar despectivo que se les llame “gringos”.

    Y aunque ciertamente en el texto en sí nunca se usó la palabra en cuestión y en todo momento fue respetuoso, sí provocó la reacción con el encabezado.

    Tal vez en su origen el apodo mencionado surgió de un asunto negativo, se dice que viene de la guerra, no está claro si de la guerra México-EU o de la Guerra de Vietnam, cuando supuestamente se les gritaba a los estadounidenses “green go home”, que significa “verde, vete a casa”, en alusión al color de los uniformes militares, y de ahí derivó a “gringo”, que junto con otros adjetivos, como “yanqui” se consideran peyorativos, sobre todo desde el punto de vista de los extranjeros.

    En sí, es un término de hace décadas y su origen es ambiguo, como muchos otros, sin embargo, la propia Real Academia Española lo admitió hace mucho tiempo como un adjetivo coloquial sinónimo de extranjero, de habla inglesa, y hasta como “persona rubia y de tez blanca”, y en muchos países latinoamericanos como sinónimo de estadounidense.

    En sí, es uno de esos términos, como muchos en la lengua, que cada persona, dependiendo de su origen, su contexto y su actualidad le puede dar un significado más intenso o con mayor intención.

    En Noroeste de hecho, en nuestro Manual de Estilo se señala que para referirnos a las personas originarias de los Estados Unidos, solo debemos usar el gentilicio estadounidense, ni siquiera el adjetivo norteamericano, por supuesto mucho menos otra palabra que puede tener un contenido despectivo, peyorativo o discriminatorio.

    Sin embargo, tenemos claro que el lenguaje está vivo, evoluciona, se va ajustando no por sí solo, sino por el uso que le damos las personas generación tras generación.

    Es muy probable que para muchas nuevas generaciones mexicanas, la palabra “gringo” ya no tenga un significado peyorativo y solo se le da uso como un adjetivo, sinónimo o apodo normal o hasta cariñoso, sin embargo sabemos que aún hay generaciones que tienen claro el origen de esa palabra y la toman como algo despectivo, y es a esa sensibilidad a la que nosotros como medio debemos estar alerta, a esa interpretación que se le puede dar y que, sí es riesgosa o ambivalente, es mejor no usar.

    De antemano ofrecemos una disculpa a nuestro lector por el término utilizado por nuestro colaborador, y aprovechamos para comentar de nuevo a que nuestros colaboradores, columnistas y articulistas no les cambiamos ni ajustamos sus textos, como sí lo hacemos con los textos de nuestros reporteros, los cuales no son de opinión, sino noticiosos.

    Por eso dejamos el encabezado que nuestro columnista envió de origen con ese artículo de opinión de la semana pasada, pero eso no quita que estemos atentos y nos preocupe el significado o la intención que el lector recibe aun de los artículos de opinión de nuestros colaboradores.

    Muchas gracias al lector que nos escribió, pues esa retroalimentación es la que no solo nos hace falta, sino que nos sirve para repensar lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo, si estamos o no cumpliendo nuestra misión de informar y de formar. Seguiremos atentos.