Cuando vivimos días de información fuerte, de esa que cimbra, como la de la semana pasada y esta que acaba de terminar, nosotros lo primero que hacemos es encender las alertas.
No es sencillo tomar decisiones acertadas y perfectas cuando se presentan hechos de alto impacto, mucho menos cuando se nos presentan en un mismo día tres noticias que podrían ser las notas del año, pero tratamos de tomar la mejor decisión según la información con la que contamos en el momento.
No nos gusta mucho dedicar este espacio a este tipo de temas porque podemos sonar repetitivos, ¿por qué?, porque ante estos hechos como otros, echamos a andar protocolos claros que ya tenemos establecidos, y que los hemos comentado aquí en múltiples ocasiones.
Y es que con información como la de la detención de Ismael Zambada Niebla, el mítico narcotraficante sinaloense de décadas conocido como “El Mayo”, junto con Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo” Guzmán, y en las circunstancias y el lugar en que se realizaron, sin que fluyera información oficial desde el principio, lo primero es cotejar información a toda velocidad.
En cuanto nos llegó la alerta de la publicación que realizó el Semanario Zeta, de Tijuana, que fue el primer medio en decirlo, lo primero que hacemos es cotejar con fuentes nuestras de la manera más rápida posible, e incluso con el propio Semanario.
En cuanto tuvimos tres fuentes confiables que nos lo confirmaron, subimos la información a nuestro sitio y redes. Y es cuando empieza a moverse nuestro proceso en varios frentes: enriquecer la información en las plataformas digitales, empaparnos de todo lo publicado por medios serios de México y Estados Unidos para formarnos una perspectiva del asunto, y seguir “taloneando” nuestras propias fuentes.
De manera paralela, ir esquemando nuestro ejemplar impreso para presentar de manera óptima la que es una de las noticias más impactantes del año.
Pero sobre todo, tomar todos precauciones. Activar las alertas para nosotros y nuestra gente. Movernos con cautela, porque la experiencia nos dice que en contextos como ese puede suceder cualquier eventualidad.
Así lo hicimos y ya estábamos terminando jornada ese día jueves 25 de julio, con el ejemplar impreso incluso ya listo para tirarlo en la rotativa, cuando nos llega una noticia que nos cimbró más: “Balearon a Cuén”, fue el primer reporte que recibimos y nos confirmaron en pocos minutos por lo que de inmediato lo subimos al sitio, pero lo más impactante es que en un lapso breve de tiempo llegó la noticia más fuerte: “ya falleció”.
Con la perplejidad que arroja el caso, empezamos de nueva cuenta los movimientos: ajustar el ejemplar impreso, actualizar el sitio y las redes, movernos con las fuentes para cotejar, en fin... lo de siempre... y por supuesto: renovar las alertas.
Lo reiteramos, en esos momentos y esos días donde vemos escenarios revueltos, confusos, inestables, reforzamos nuestros protocolos, tratamos de mantener la ecuanimidad y la seguridad de nuestros periodistas, no exponernos, no arriesgarnos, cuidar todo y cuidarnos.
Nos llegan rumores, algunos llenos de posibles escenarios verdaderos, y otros verdaderamente descabellados, pero todos los tomamos en cuenta, no para publicar, sino para estar listos para tomar decisiones.
En los días subsiguientes, seguimos en el mismo tono: buscar y cotejar con fuentes nacionales e internacionales, buscar expertos, invitarlos a nuestros espacios, darles voz para tratar de poner el contexto un poco más claro, cuidar al máximo nuestras publicaciones, tomar en cuenta todo, pero publicar sólo lo confirmado y lo de fuentes súper confiables.
No hacemos caso omiso de todo el ruido que se puede generar, pero sí vamos diseccionando y catalogando la información entre qué es confiable y qué no, qué es publicable y qué no. No contribuir a la confusión y a la inestabilidad, pero sí ser inquisitivos, cuestionadores y clarificadores.
Nos cuidamos, esa es la prioridad, pero eso no significa que nos paralizamos, que nos escondemos o que frenamos coberturas, al contrario, todo los reforzamientos van encaminados a sostener nuestra cobertura y nuestras publicaciones de la manera más completa pero con el máximo rigor, y bajo protocolos estrictos de seguridad.
Todos estos días así nos hemos mantenido, estamos en alerta y a la expectativa: confirmamos bien a qué coberturas nos moveremos y tratamos de hacerlas de manera segura, disminuyendo el riesgo pero sin bajar la intensidad y nuestro estilo de periodismo.
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