Alguien los vigila

    El nivel con que actúan los integrantes de la delincuencia organizada deja de manifiesto que cuando se proponen hacer daños, lo logran con la certeza de que sus actos quedarán impunes. Aunque las cámaras están para vigilar el movimiento de la ciudad y prevenir actos delictivos, lo ocurrido en Culiacán demuestra que también las autoridades están siendo vigiladas por los criminales.

    Durante fin de año, y como ha ocurrido en otros momentos, las cámaras de vigilancia que se encuentran instaladas en diferentes puntos de Culiacán, fueron atacadas a balazos por hombres armados que circulaban en vehículos.

    Según el reporte de las autoridades, fueron 114 los equipos dañados en 38 puntos de la ciudad y poco se pudo hacer para dar con los responsables.

    El nivel con que actúan los integrantes de la delincuencia organizada deja de manifiesto que cuando se proponen hacer daños, lo logran con la certeza de que sus actos quedarán impunes.

    Aunque las cámaras están para vigilar el movimiento de la ciudad y prevenir actos delictivos, lo ocurrido en Culiacán demuestra que también las autoridades están siendo vigiladas por los criminales.

    Es verdad que tener estos equipos ha permitido atender situaciones de emergencia en la capital y en otras ciudades de Sinaloa, pero también es verdad que esa estrategia es insuficiente para tener al menos a raya a los integrantes de la delincuencia.

    Como ha ocurrido con otras estrategias de seguridad, que llegan un momento en que se agotan y que se necesitan nuevas medidas que contribuyan a bajar los hechos delictivos, lo mismo debe plantearse con la vigilancia con cámaras.

    Hay que insistir, su uso son de mucha ayuda y permiten atender cualquier tipo de emergencia, sea una relacionada con la delincuencia como también para situaciones viales y hasta de fenómenos naturales.

    Pero no es suficiente sobre todo cuando se tiene a grupos delictivos al acecho, capaces de destruirlas con armas y huir con la seguridad de que no van a ser alcanzados.

    Es momento de que el Gobierno reaccione primero, para reponer los equipos que han resultado dañados y segundo, para poder hacer frente a esos ataques que vulneran la capacidad del Estado para enfrentar los hechos delictivos.

    No basta con un recuento de los daños, como ya se ha dado a conocer y han sido reconocidos por las autoridades, sino que además, se necesitan acciones que permitan inhibir estos hechos delictivos, para tranquilidad de la sociedad en su conjunto.

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