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"Editorial"

"‘Amarga experiencia’"

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12/04/2016 23:40

    Editorial

    Asesinatos, asaltos a mano armada, violaciones... sería la entrada de esta editorial, pero si alguien inicia a leer esas palabras, seguramente dejaría de lado la lectura ¿por qué?

    Porque eso “es cosa de todos los días” en este estado, dice la percepción general y, es cierto.

    Sin embargo, las autoridades insisten en negarlo; desde el Gobernador que lanza campanas al vuelo con estadísticas que informan de una mínima disminución porcentual de los delitos en su administración respecto a otros sexenios, hasta el Secretario General de Gobierno y los alcaldes, principalmente los de Mazatlán y Culiacán.

    Pero, esa disminución no significa que el problema no existe, existe y es muy grave.

    Pero, volviendo a la percepción de la población, tal parece que ese estado de cosas diario ya estableció la consigna de que todo eso es “normal”.

    Al respecto, en un ensayo, la profesora en la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas de la UAS, Liliana Plascencia, señala que Culiacán vive “amarga violencia” que ciudadanos no perciben.

    Y aunque la investigadora se refiere a la capital del estado, sus acotaciones las realiza conforme a cifras que atañen a todo el territorio sinaloense respecto a inseguridad.

    “La violencia es una amarga verdad que golpea a Sinaloa, y en especial a la ciudad de Culiacán”, pero “lo curioso es que dicha verdad, lo que en realidad es y/o lo que en realidad pasa en el estado, no corresponde con la verdad que perciben los sinaloenses”, afirma.

    Qué tan lejos está la catedrática de esta afirmación, cuando los habitantes de El Quelite, sindicatura de Mazatlán, defienden que los ataque de grupos armados contra una familia nacional y otra de canadienses sucedió en la carretera y no en el poblado.

    Lo cierto es que los ataques ocurren, y los delincuentes por fuerza se mueven a centros poblados, Mazatlán, El Quelite, Culiacán, Aguaruto... cualquier lugar de la geografía sinaloense.

    Igual argumento enarbola el Alcalde mazatleco Carlos Felton, como si el lugar de los ataques influyera en la fuerza mediática o de percepción sobre la violencia.

    Siguiendo con el análisis de la investigadora, señala que hay una clara discrepancia entre la realidad de la violencia que se vive en Sinaloa y lo que la gente percibe, participa o reacciona frente a ella.

    ¿Sí será que ya el ciudadano sinaloense ve como “normal” lo que en otras latitudes es considerado una barbarie?

    ¿La condena será vivir esa “amarga experiencia” de por vida?