La política del actual Gobierno federal de “dejar hacer, dejar pasar” cuando se trata de delincuencia organizada comienza a reflejarse en los índices de inseguridad: México arde.
El martes, por ejemplo, fue un día especialmente violento en numerosos estados de la República, pero destacó la ejecución de policías investigadores en Puebla, asesinados por !!!policías!!!
El hecho mostró con crudeza la profundidad de la inseguridad en México, el maridaje recurrente y cotidiano entre las fuerzas de seguridad y la delincuencia organizada.
El hecho delictivo causó ya la desaparición del Alcalde de Tecamachalco, Puebla, Ignacio Mier Bañuelos. El municipio de donde eran los policías acusados de ejecutar a los agentes asesinados.
Nadie sabe si el Alcalde desapareció angustiado por los asesinatos o si su desaparición fue forzada, pero nadie ha podido localizarlo desde entonces.
Zacatecas también ardió, varios cadáveres aparecieron colgados en puentes de la ciudad de Fresnillo, una postal que muestra el horror de una ciudad donde pelean dos de los grandes carteles mexicanos de la droga.
Y Sinaloa no se queda atrás, entre Navolato y Culiacán aparecieron cuatro muertos, manteniendo el ritmo de violencia que mantiene el estado, por más cifras alegres que anuncien las autoridades sinaloenses.
Todavía no queda clara la estrategia de la 4T para enfrentar el enorme desafío que representa la inseguridad en México, si es que existe una.
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