Los momentos que vive la agricultura de Sinaloa, y de otras regiones del País, son de incertidumbre ante las condiciones que se tienen del agua almacenada en las presas.
Como se ha dicho, la temporada de lluvias del año pasado no fueron las necesarias para llenar los almacenamientos y garantizar el abasto suficiente para el ciclo agrícola de este año.
Y por ahora, no se han tomado medidas que permitan a los agricultores tener la certeza de lo que se va a hacer en el siguiente ciclo agrícola.
Aunado a ello, se tiene una temporada invernal que amenaza con registrar heladas en diferentes zonas de la región. En otras épocas, el riego era una de las alternativas utilizadas para evitar daños catastróficos en los cultivos de temporada.
Pero con lo que se vive en estos momentos, los agricultores de Sinaloa aún están en la incertidumbre de lo que va a pasar para la próxima temporada si aún no hay medidas que resuelvan la contingencia.
Por eso es urgente que las autoridades evalúen las condiciones actuales del campo y definan un plan de acción para garantizar que los productores, o la mayoría de ellos, puedan planear también sus cultivos.
Para empezar, se requieren de acciones públicas sobre cómo se afrontará una posible contingencia ante el descenso que se registra en las temperaturas y qué recursos disponibles se tienen.
Pero también, debe empezar a diseñarse un plan de acción para acompañar a los agricultores durante el próximo ciclo agrícola, que demandará de grandes volúmenes de agua si es que se quiere mantener los niveles de producción en los diferentes cultivos.
En estas condiciones de falta de un recurso elemental como lo es el agua, el campo, junto con sus agricultores, no pueden autogestionarse y se necesita de la intervención estatal para acompañar al sector productivo.
Aún están a tiempo de actuar y de intervenir. Lo ideal sería que la respuesta no se prolongue hasta que el problema del campo estalle, de nuevo.
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