Búsqueda entre miedos

    Las amenazas, llamadas intimidantes, pistas falsas y en su caso, contacto directo como ayer, no cesan... Es una tragedia sobre otra que las familias de las personas desaparecidas no puedan buscar a sus seres queridos sin enfrentar ellas mismas la daga de la violencia.

    La desaparición forzada de personas es un tema que prevalece en el sentir cotidiano de casi todo el País, todas las entidades de la República padecen el mismo martirio, personas ausentes sin saber el paradero de ellas.

    En Sinaloa no es la excepción, donde aumentó 40 por ciento la desaparición de personas. De enero a la fecha han sido reportadas 156 personas ausentes, la mayoría varones, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).

    Estas cifras ponen al estado entre los primeros 10 con este delito a nivel nacional.

    Sin embargo, otro movimiento directamente relacionado, por estar provocado con la desaparición de personas, ha aumentado también a nivel nacional, los grupos o colectivos de buscadoras, sí, en femenino por estar conformados en su mayoría por mujeres; madres, esposas o hijas de personas desaparecidas.

    Estos grupos realizan su labor con poco o nulo apoyo de las autoridades obligadas a la búsqueda de desaparecidos, sin embargo, ante la inacción oficial surge la organización ciudadana y se lanzan a la búsqueda con sus propios medios y... miedos.

    Esto último no es infundado, en todos lados las buscadoras enfrentan el acoso de los grupos del crimen organizado, para hacerlas desistir de su labor.

    Ayer un grupo armado tapó el paso del colectivo de rastreadoras Sabuesos Guerreras en Culiacán.

    Mientras hacían trabajos de mapeo y visibilización en las cercanías de Vitaruto y La Platanera, salió un grupo armado a intimidarlas bloqueándoles el paso.

    Aunque nadie resultó lastimado y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal y del Ejército persiguieron a un grupo armado, que presuntamente fue el que intimidó a rastreadoras, el riesgo está presente,

    Las amenazas, llamadas intimidantes, pistas falsas y en su caso, contacto directo como ayer, no cesan.

    Es una tragedia sobre otra que las familias de las personas desaparecidas no puedan buscar a sus seres queridos sin enfrentar ellas mismas la daga de la violencia.

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