Durante muchos años, uno de los objetivos principales del sur de Sinaloa era lograr contar con una infraestructura hidroagrícola como la que permitía al centro y norte del Estado una bonanza que les dejaba el campo.
Se hablaba de dos versiones de desarrollos de la entidad: la del norte, ligada a la producción agrícola, y la del sur, condenada a seguir siendo marginal, salvo la actividad turística de Mazatlán.
Hasta que llegaron las presas a esta región del Estado. Su apuesta ha sido la de impulsar un nuevo modelo de desarrollo que permita aprovechar mejor las condiciones del campo.
Primero la Presa Picachos, ubicada en Mazatlán y luego la Santa María, en Rosario, que pretende cubrir con zonas de riego toda esta región de la entidad.
Esta última se encuentra en la última fase de construcción y se pretende entregar por el Gobierno federal en el mes de diciembre.
Si todo funciona como se ha anhelado y como se ha visualizado con el proyecto en marcha, las oportunidades para el aprovechamiento agrícola de los valles del sur de Sinaloa podrían impulsar más la agricultura.
No será de la noche a la mañana pero sí servirá la experiencia que tiene el sector, que ha sobresalido, por ejemplo, en el cultivo de ciertas hortalizas que le han dado realce a la región.
El chile, por ejemplo, se ha convertido en un cultivo que ha permitido ir extendiendo las zonas de cultivo, convirtiéndose en una de las principales zonas de producción del País.
Pero seguro que con el agua disponible de los ríos Baluarte y Presidio habrá las posibilidades de ir cambiando la producción del campo de temporal a una de ciclos agrícolas.
Lo ideal es que todo este proceso de producción se haga de manera ordenada y planificada, no sólo tomando en cuenta la disponibilidad del agua, sino también de la vocación que tienen las tierras de la región.
Sinaloa podrá seguir ostentando su vocación agrícola, aunque a veces la sequía pone en jaque al campo y podrá también contar otra historia, en la que todas sus zonas dispongan de obras que permita que la actividad agrícola sea buena para todos.
No será de la noche a la mañana, pero algunos pasos se están dando para hacer realidad las luchas y las gestiones de cientos de productores del sur de Sinaloa que soñaban con obras que les permitiera seguir trabajando mejor su tierra.