Daños que no cesan

29/12/2025 04:00
    La esperanza que se debilite uno u otro bando, que parece ser más la única solución, pues lejos están las autoridades de querer tener el orden o el sartén por el mango, se aleja tanto como cuando parece acercarse

    Ya se ha vuelto común observar en redes sociales y en los medios de comunicación las imágenes de propiedades privadas dañadas por las balas y las llamas después de ser atacadas y vandalizadas por grupos de civiles de un bando y del otro.

    La última, un colegio privado, ubicado en el sector La Conquista, se suma a otras escuelas más atacados en las últimas semanas, además de negocios de giro diferente, como los casinos.

    En Culiacán esto ha pasado a cualquier hora, ya no hay que esperar a justificar los ataques arropados por la oscuridad de la noche, sino que pueden ocurrir incluso con los locales abiertos.

    Y mientras la sociedad lucha por recuperar los espacios que le había ganado al crimen, este lado ha sido particularmente difícil.

    Pareciera también difícil de creer que esto se dé después de los ya casi 16 meses de guerra entre facciones dentro del Cártel de Sinaloa, por toda la sangre derramada, familias fracturadas, llamas encendidas y cenizas voladas.

    La esperanza que se debilite uno u otro bando, que parece ser más la única solución, pues lejos están las autoridades de querer tener el orden o el sartén por el mango, se aleja tanto como cuando parece acercarse.

    Las llamaradas en las entradas de los colegios a los que asisten muchos de nuestros niños no fortalecen esas esperanzas ni tampoco ofrecen buenas vistas al trabajo que realizan nuestras autoridades.

    ¿Hasta cuándo, entonces, vamos a poder observar siquiera un horizonte o sentir la arena en el pie, mientras flotamos en este océano?

    Los leemos.