En un concurso de 143 participantes, por ejemplo de popularidad o de conocimiento, lo ideal es quedar en primer lugar, o por lo menos en los primeros 10 lugares. Es más, como son un número considerable de participantes podría ser digno quedar entre los 20 primeros, o al menos quedar entre los mejores 50 o ya como la última opción, ser de la mitad de arriba, es decir, quedar a media tabla, no por debajo de la mitad.
Pero quedar en el lugar 120 o 130, o más, sí es un asunto de pena o vergüenza para cualquiera.
Pues esta semana nuestro País, en uno de esos concursos o ranking quedó en el lugar 121 en general, y en algunos aspectos hasta más abajo, en el lugar 134 o 135.
Y la situación es de alarma cuando vemos que ese ranking es nada menos que el Índice de Estado de Derecho 2025, donde México se ubicó en el lugar 121 de 143 países medidos.
En este índice, elaborado por el World Justice Project, nuestro País cayó dos posiciones respecto al año anterior.
Es decir, no sólo no mejoramos, sino que empeoramos.
Para determinar la calificación sobre el Estado de Derecho de un país, la organización internacional considera ocho rubros: límites al poder gubernamental, ausencia de corrupción, gobierno abierto, derechos fundamentales, orden y seguridad, cumplimiento regulatorio, justicia civil y justicia penal.
La calificación otorgada a México muestra “una tendencia de deterioro en materia de justicia, transparencia y respeto a los derechos fundamentales”.
Si consideramos nuestro entorno de violencia y un alto índice de impunidad por lo deteriorado de la justicia no sólo en lo penal sino también en lo civil, somos sin duda una nación preocupante tanto internamente como a nivel internacional.