El bendito cheque

    El profesorado mexicano ha perdido, en las últimas décadas, aquella imagen y valores del maestro de escuela, sacrificado y elegante, que era capaz de atravesar el País para ser un ejemplo y guía para los estudiantes.

    Miles de maestros encontraron en la pandemia el pretexto final para conseguir su sueño más apreciado: cobrar su cheque sin trabajar.

    Antes que nada, aclaramos que no son todos, que una minoría extraña las aulas, se preocupa por sus alumnos, están más que listos para regresar y ponerse a limpiar los planteles y regresar a las clases presenciales.

    Pero la gran mayoría ya ni siquiera se encuentra cerca de sus escuelas, muchos de ellos ya ni se acuerdan de qué se trata, perdieron la motivación, las ganas de llegar a clases, de saludar a sus estudiantes, de preparar sus clases, es más, muchos de ellos ya se dedican a otra cosa, pero siguen cobrando el bendito cheque.

    El profesorado mexicano ha perdido, en las últimas décadas, aquella imagen y valores del maestro de escuela, sacrificado y elegante, que era capaz de atravesar el País para ser un ejemplo y guía para los estudiantes.

    Arrullado por las “conquistas sindicales”, por los aguinaldos y la jubilación siempre anhelada; consentidos por los sindicatos, que les han dado lo que han pedido, con tal de que los dejen llenarse los bolsillos; y temidos por las autoridades por su ferocidad para luchar por cualquier espacio o privilegio ganado, los maestros ya no son maestros.

    La gran mayoría ha regresado a sus lugares de origen y desde allá imparten sus clases a través del ciberespacio, clases raquíticas que se caen a ritmo del pésimo servicio de internet que recorre México.

    Si los estudiantes se malograban frente a los maestros, en las mismísimas aulas, imagínese a distancia, a través de una pantalla.

    La pandemia es el pretexto perfecto, nadie quiere regresar a clases, que el País se derrumbe, mientras a ellos les depositen el cheque.

    Proponemos que les entreguen su cheque puntualmente, es su derecho, pero que lo hagan en las aulas, después de que den clases, a ver si no se presentan.

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