Las limitaciones del sistema educativo mexicano se han potencializado durante el confinamiento por la pandemia del Covid-19. La educación a distancia ayudó a seguir con los programas de estudio, pero eso no ha significado que haya sido eficaz.
Una de las debilidades de la educación en México ha sido el acceso a la educación. Hay planteles públicos en diferentes ciudades, como las de Sinaloa, en que se hacen de buena fama por el nivel educativo que alcanzan. Y sus espacios son disputados para llevar ahí a los niños y garantizar así una mejor educación. Y sus lugares, los que más inversión reciben.
Y en contraparte, están los planteles que enfrentan más dificultades: los que están alejados, los que no tienen servicios básicos, que atiende a una comunidad desprotegida, a niños con poca atención y con maestros que deben sortear los retos de enseñar en condiciones físicas y sociales adversas.
Esas dos realidades son las que prevalecen en la educación en México y que una pandemia como la del Covid-19 solo ha ahondado. La escuela pública, universal y gratuita, se vio limitada por esas condiciones diferentes, de quienes sí pudieron recibir sus clases a distancia y quienes debieron hacer un esfuerzo por ingresar a ellas.
El Gobierno de México está planeando un regreso escalonado, programado y planeado a las aulas, con la promesa de que el personal docente recibirá la vacuna en contra del Covid-19.
El reto para las autoridades es que se garantice una cobertura total de la vacunación con el personal que estará en los planteles educativos y que, de esa manera, pueda contarse con la seguridad de que la transmisión del coronavirus no será alta.
Sí, los niños ya necesitan regresar a las aulas, como se ha empezado a hacer en otros países, pero también, lo que en México se necesita, es que se acelere el proceso de vacunación, y que de la misma manera en que se promete cubrir al personal docente, se haga con el resto de la población, para minimizar riesgos.
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