Si algo contribuye a que una democracia sea más sólida es la pluralidad de puntos de vista sobre la realidad que prevalece en una sociedad. Quien gobierna tiene una visión que no necesariamente significa que tenga que ser una verdad absoluta. Y quien se opone a quien gobierna puede tener una opinión totalmente opuesta, que tampoco quiere decir que sea la verdad última. Y en México, parece que las emociones y las simpatías se oponen a las razones y los argumentos, pero no de los líderes, sino de quienes lo siguen.

    Si algo contribuye a que una democracia sea más sólida es la pluralidad de puntos de vista sobre la realidad que prevalece en una sociedad. Quien gobierna tiene una visión que no necesariamente significa que tenga que ser una verdad absoluta. Y quien se opone a quien gobierna puede tener una opinión totalmente opuesta, que tampoco quiere decir que sea la verdad última.

    Y en México, parece que las emociones y las simpatías se oponen a las razones y los argumentos, pero no de los líderes, sino de quienes lo siguen.

    Este domingo, en la marcha conmemorativa de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968, en la que habitualmente se unen diversas voces para reprobar la represión militar de ese hecho, Denise Dresser recibió agresiones verbales durante la concentración en el Zócalo de la Ciudad de México.

    Seguro hay muchas personas que coinciden en sus análisis sobre la realidad de México y también, seguro, otras que están en desacuerdo. Y entre ambos extremos, se cuelan muchos más que solo por lo que se dice de ella la respaldan o la rechazan.

    Pero algo hay que reconocerle: que ha estado en la historia reciente en las manifestaciones que han sido clave para el País, como la defensa de los derechos de las mujeres, la condena a las represiones y también a la militarización, en apoyo a los desaparecidos.

    La calle, la de las protestas, no son de unos cuantos, ni la historia tampoco. En ellas, las calles, como en la historia, caben todos y se construyen con todos. La polarización y los pensamientos unívocos solo la atomiza y quienes participan en ello, con sus excesos, hacen todo, menos, construir para el País una mejor democracia.

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