La guerra actual que atraviesa Sinaloa, porque no se le puede llamar de otra forma, ha sido de manera prevaleciente en el centro del estado, principalmente en Culiacán, Navolato, Eldorado y Elota.
Por supuesto, Mazatlán no ha estado exento de ataques, asesinatos, privaciones de la libertad y despojos violentos de vehículos.
Tan sólo en días recientes se dieron ataques a o en expendios de bebidas alcohólicas y se registró un ataque e incendio el domingo en una vivienda en Villa Unión, donde una pareja perdió la vida.
Este último ataque fue brutal y prolongado, lo que habla de la ausencia de las fuerzas del orden, pues la casa atacada fue baleada por minutos, además de incendiada y le lanzaron artefactos explosivos, mostrando que los delincuentes pueden maniobrar con margen de tiempo sin que se registre la presencia policiaca y/o militar.
Pero sí seguimos más al sur, los municipios de Concordia, Rosario y Escuinapa también claman por atención, pues la presencia de la criminalidad continúa vigente y sin visos de disminuir.
La supercarretera Mazatlán-Durango de nuevo fue escenario violento, al dejar ahí cinco cuerpos tirados apenas este lunes.
Y Escuinapa ni se diga, los ataques con artefactos explosivos son constantes y visibles prácticamente para toda la población. Y esto no es de un día o dos, sino que se han presentado de manera recurrente las últimas semanas.
¿Qué pasa con el sur del estado? Lo que es un hecho es que desde hace tiempo la guerra dejó de estar sólo en el centro de Sinaloa.
Urgen medidas para reforzar la zona sur, la población lo reclama.