Un amanecer con restos de camiones y vehículos con blindaje artesanal carbonizados en el entronque de la carretera libre de Culiacán a Mazatlán fue la primera alerta de que la calma chicha en el centro de Sinaloa ya se había terminado.
Los detalles nos llegaron, como mucho del material que se distribuye en esta crisis de seguridad en Sinaloa, a través de redes sociales con detalles escalofriantes.
Usted se habrá dado cuenta, decenas de vehículos con las mismas características, con esos cañones empotrados, láminas de acero y cristales gruesos antibalas.
Esto de que la calma se terminó sirvió para entender cómo va desarrollándose esta guerra interna del Cártel de Sinaloa, que aunque haya ausencias, silencios o momentos de calma, los brotes de violencia brincarán en cualquier momento.
Desde hace semanas también había alertas sobre la situación que estaban atravesando, como patrullajes de vehículos artillados y blindados con personas armadas, en muchos de los pueblos entre Culiacán y Navolato.
Brotes en zonas costeras, como en el Potrero de Sataya, El Castillo o Las Aguamitas que vinieron a hacer pensar que las cosas no estaban como muchos creíamos.
Los reportes hacia el centro norte, como la zona de La Reforma, Chinitos, o la zona del Évora, ya han bajado, pero nos dejan reflexionando sobre lo que podría pasar en el futuro.
Por este tipo de cosas, hay que tomar decisiones dudando siempre de lo que ocurre, porque cualquier cosa podría cambiar en cuestión de minutos.
¿Voy o no voy?, ¿por la libre o la autopista?, ¿me regreso o me quedo?, esas ya son preguntas para responder bien informado y en conjunto.