Editorial
La pandemia ocupa todos los escenarios de comunicación en México y el último tema relacionado con ella es la llegada de la vacuna en contra del virus Covid-19 a nuestro País.
Al principio, el Gobierno federal había señalado que solo ellos serían el conducto para hacer llegar y aplicar la vacuna a los mexicanos, algo que inmediatamente provocó una reacción negativa.
La principal crítica en contra de esta medida estaba dirigida a la suposición de que el Gobierno federal intentaba monopolizar la vacuna para convertirla en un logro político que pudiera hacerle ganar el favor del pueblo.
Sin embargo, el mismo Gobierno federal se dio cuenta del berenjenal en el que se metería si se apropiaba de la vacuna y terminó aceptando que empresas y gobiernos puedan comprarla, distribuirla y aplicarla.
Para empezar, el Gobierno federal ni siquiera puede garantizar un abasto rápido de la vacuna y aunque lo hiciera, el reto de distribuirla y aplicarla en todo el País podría provocar que millones de personas no la reciban a tiempo.
Imaginemos que una empresa con 5 mil empleados decida comprarla y aplicarla a los empleados que lo deseen, la ayuda para el Gobierno federal sería muy importante.
Además, varios estados, entre ellos Sinaloa, han declarado que están listos para comprar la vacuna, siempre y cuando el Gobierno federal se los permita, algo que por fin ha sucedido.
Esto no quiere decir que mañana estará la vacuna en todo el País, pero nos dice que por lo menos nos garantiza que habrá más posibilidades que llegue antes y a una mayor cantidad de la población.
Por lo pronto, Sinaloa es uno de los estados donde podría llegar de manera más rápida, debido a la disposición que tiene el Gobierno estatal de comprarla, aunque el problema será conseguirla.
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