Las cifras, engañosas

    Cuando se habla de cifras relacionadas con la inseguridad y la violencia, quien las comunica cuando se presenta una reducción en la incidencia generalmente lo hace como si fuera un logro.

    Pero ese entusiasmo aún sigue siendo engañoso. Sobre todo cuando se trata de hechos que sumados, muestran que aunque a una frecuencia menor, esos delitos todavía siguen presentándose.

    Tanto en México como en Sinaloa, por ejemplo, se habla de que ha habido menos feminicidios en el último año. Revisando las cifras oficiales, es que sí es cierto. Pero no significa que algo haya cambiado en el País, aún.

    Porque el riesgo de que una mujer sea violentada todavía existe y que haya agresiones en su contra abre la posibilidad de que a alguna de ellas le vuelva a tocar, porque poco se hace para prevenir esas agresiones. Por eso, el enfoque de que son engañosas.

    Y ocurre también con otros delitos, sobre todo cuando son también sensibles para el entorno familiar, como el de las desapariciones.

    Una realidad es que cada vez hay más personas que se encuentran en calidad de desaparecidas, pero las denuncias que llegan a las autoridades no son todas ni tampoco son menos.

    Pero es común que en el discurso público, que haya registros oficiales que muestren una cifra menor no significa que los delitos estén desapareciendo ni que se esté aplicando la Ley de forma correcta y sobre todo, que esté originado por una estrategia de seguridad efectiva.

    Sí se necesita que haya elementos policíacos preparados para cuidar las calles para evitar que estos delitos, como los que aquí se mencionan, puedan ser inhibidos. Pero falta más que eso.

    En la medida en que las sociedades tengan mejores oportunidades de educarse, desarrollarse y sostenerse, habrá la posibilidad de que esto genere cambios y entonces sí, la preocupación de todos será acatar la Ley y ayudar a construir espacios seguros. Pero todavía no ocurre.

    Porque el riesgo de que una mujer sea violentada todavía existe y que haya agresiones en su contra abre la posibilidad de que a alguna de ellas le vuelva a tocar, porque poco se hace para prevenir esas agresiones. Por eso, el enfoque de que son engañosas
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