Morir y vivir en la red

    Pero no todo es belleza, mientras el mundo virtual florece, alrededor de nosotros van cerrando los comercios que alguna vez fueron parte importante de nuestra vida. En lugar de levantarnos, conducir, estacionarnos, caminar en los pasillos de una tienda, preferimos sentarnos frente a la computadora y comprar a distancia.

    Todos los días por la mañana, miles de cibernautas descubren que siguen vivos, encienden la computadora, abren su plataforma favorita y comienzan un extraño ritual de despedida con los amigos y familiares que mantienen atados a través del ciberespacio.

    A miles de kilómetros o a tres cuadras de distancia, una mujer entrada en años enciende un aparato de sonido y una cámara que la grabará mientras baila, dando una clase imaginaria de ejercicio a sus compañeros de plataforma, sin la certeza de que alguien la esté observando.

    Una mujer joven, en otra ciudad o en otro país, se queja de que su marido o su ex marido no paga la pensión que ordenó un Juez para alimentar a los hijos que le dejó, su llanto conmueve a algunos de sus seguidores, quienes discretamente le otorgan un like, aunque la mayoría prefiere guardar silencio por pena ajena.

    Millones de personas ya no visitan a sus familiares o a sus amigos, se sienten más cómodos escribiendo, enviando videos, compartiendo una vida a través de las diminutas pantallas de los teléfonos celulares.

    Hemos trasladado la vida a un mundo virtual y ese mundo virtual nos ha recibido con los brazos abiertos, adentro se puede encontrar de todo: un sillón usado, la llanta que me hace falta para mi vehículo, la pareja que no encuentro en la vida real, el trabajo que siempre he soñado.

    Pero no todo es belleza, mientras el mundo virtual florece, alrededor de nosotros van cerrando los comercios que alguna vez fueron parte importante de nuestra vida. En lugar de levantarnos, conducir, estacionarnos, caminar en los pasillos de una tienda, preferimos sentarnos frente a la computadora y comprar a distancia.

    Poco a poco desaparecemos de las calles y ahora hasta de las escuelas, mudándonos al brillante y luminoso mundo virtual que poco a poco se traga al mundo real.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!