Ayer iniciaron oficialmente las precampañas rumbo a la Presidencia de la República y las curules en las cámaras de Diputados y Senadores.
Y aunque ya tuvimos muchísima actividad preelectoral hasta ahora, dados los nuevos métodos de preselección de candidatos que idearon los partidos, en realidad es esta semana que arrancan de manera formal.
Las precampañas son para que los militantes de los partidos escuchen y conozcan a quienes aspiran a ser candidatos, y aunque en esta ocasión, en el caso de los aspirantes a la Presidencia en realidad ya están seleccionados por sus líderes o militancia, el INE marcó este periodo del 20 de noviembre al 18 de enero, previo a la selección final de los partidos, como periodo de precampaña.
Antes de arrancar estas precampañas, el Instituto Nacional Electoral hizo un llamado a todos los actores políticos a “conducirse con legalidad; a reivindicar el pluralismo, la inclusión y la tolerancia, y a erradicar todo tipo violencia, sobre todo en contra de las mujeres”.
También precisó que todos los participantes en las precampañas “deberán cumplir con todas las obligaciones legales a las que están sujetas, tanto en materia de financiamiento y fiscalización como en lo relacionado con las condiciones de equidad en la contienda político-electoral”.
Y asegura que vigilará que se cumplan las normas de fiscalización y estará atento a que tanto los institutos políticos como las precandidaturas reporten sus ingresos y gastos, notifiquen la realización de sus respectivos eventos de precampañas y permitan que el personal electoral pueda llevar a cabo la auditoría de los recursos empleados en los mismos.
En todo esto solo podemos pedir que al menos se cumpla lo que asegura el INE que fiscalizará. Pues tantos meses de exposición por parte de los aspirantes, no solo despierta suspicacias y desconfianza, sino también algo de hartazgo.

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