Una celestial oportunidad

    Los visitantes tuvieron oportunidad de constatar el don de gentes, la alegría y la hospitalidad de los sinaloenses; el eclipse total de Sol, llamado el Gran Eclipse de Norteamérica, permitió poner a Sinaloa en otro nivel de conversación, una excelente oportunidad que, de manera literal, vino del cielo.

    Pocas veces un fenómeno natural acarrea satisfacciones en quienes son sus espectadores, de manera general un evento natural extraordinario provoca destrucción y dolor en los habitantes de alguna comunidad.

    Los espectáculos celestes son de los pocos que causan asombro y solaz a quienes los presencian, sin embargo, son escasos y delimitados a determinadas regiones de la Tierra.

    Tal es el caso de los auroras boreales que, como su nombre lo indica, solo se observan en la región septentrional del planeta, espectáculo de luces que llena de color el cielo y de emoción a quien lo observa.

    Sin embargo, los sucesos climáticos desatados generalmente traen desgracia y daños en las zonas donde se presentan, en el caso de Sinaloa los huracanes son temidos por la cauda perjudicial que conllevan.

    Otro evento climático que se observa con reservas en Sinaloa son las heladas, que en la época invernal pueden “quemar” los cultivos en la tierra que produce el 30 por ciento de los alimentos del campo a nivel nacional. Ocasión propicia para que en los mercados del centro del País se mencione a Sinaloa cuando los marchantes preguntan por qué el aumento de los granos o legumbres, se mencionan las heladas de Sinaloa como causa.

    Pero esta vez, el lunes 8 de abril, Sinaloa despuntó a nivel nacional y mundial gracias a un fenómeno natural, un evento celeste largamente anunciado y que propició la llegada a Mazatlán de científicos, periodistas y turistas de todo el territorio nacional y de diversas partes del mundo.

    Los visitantes tuvieron oportunidad de constatar el don de gentes, la alegría y la hospitalidad de los sinaloenses; el eclipse total de Sol, llamado el Gran Eclipse de Norteamérica, permitió poner a Sinaloa en otro nivel de conversación, una excelente oportunidad que, de manera literal, vino del cielo.

    Los visitantes de allende el mar, aparte del cometido de observar el eclipse por razones científicas o de esparcimiento, se llevarán la experiencia de haber conocido una tierra pródiga en belleza, alegría y hospitalidad.

    Pocas oportunidades hay de ser agradecidos con un fenómeno natural, pocas para aprovechar y mostrar las bellezas que tiene Sinaloa, hubo visión, se cumplió la misión.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!