"A Guasave al menos le puede quedar el orgullo de saber que su gastronomía tiene éxito internacional, aunque haya enriquecido a otros. Y que no se diga que Sinaloa nada más exporta adormideras"
Noroeste / Pedro Guevara
El padre Hernando de Villafañe y el fraile Hernando de Santarén nunca se imaginaron que la población fundada por ellos daría nacimiento a la empresa de origen gusavense más conocida en el mundo, y si me apuran, diría que a la empresa de origen sinaloense de mayor renombre internacional, aun por encima de la cerveza Pacífico.
Tampoco sus seis fundadores, entre los que estaban Juan Francisco Ochoa y Humberto Gálvez, soñaron que cuando fundaron en 1975 el primer Pollo Loco, en Guasave, este negocio se iba a extender por casi todo el territorio estadounidense 30 años después.
Quizá algunos pensarán que es una exageración decir que El Pollo Loco es una empresa conocida en todo el mundo porque tan solo existe en México y Estados Unidos; pero, si observamos que en los más de 320 restaurantes que tienen distribuidos en California, Texas, Arizona, Nevada, Illinois, Colorado, y ahora la costa este de Estados Unidos, incluyendo por supuesto Nueva York, han pasado cientos de miles de turistas de todo el mundo, entonces no titubearemos en decir que su nombre y sabor ha sido llevado a casi todos los rincones del orbe.
Según lo dicen sus propietarios actuales y la información oficial que entrega el censo comercial de California, Pollo Loco factura anualmente un promedio superior al que revelan Kentucky Fried Chicken y Mc Donald´s. Tan solo en 2003, reportó una venta anual de 396 millones de dólares. ¿Plaza Ley rebasará esa cantidad de ventas?
En 1980, Pollo Loco llegó por primera vez a Los Ángeles, California y se instaló en la populosa calle de Alvarado, arteria que cruza toda la ciudad. Tres años después, con 19 sucursales, esta empresa dejó de ser propiedad de gusavenses porque fue adquirida por la cadena restaurantera Denny´s, según dicen la leyenda, en 10 millones de dólares.
En 1987, Denny´s vendió la empresa a TW Services y en 1999 la adquiere su actual propietario American Securities Capital Partners. Hasta el 31 de diciembre de 2004, se habían establecido 323 locales de Pollo Loco a lo largo y ancho de Estados Unidos, pero con su extensión a la costa este de la Unión Americana su extensión amenaza con ser geométricamente expansiva.
Pollo Loco ya no es, desafortunadamente, una empresa sinaloense, pero lo interesante aquí es resaltar como su fórmula gastronómica si lo es al igual que sus fundadores.
El que una cadena de restaurantes de comida rápida haya tenido tanto éxito se debe, en primer lugar, a su platillo estelar que no es otro más que el pollo asado al estilo del norte de Sinaloa.
El estilo austero y natural con el que se asa el pollo en Guasave fue aceptado en Estados Unidos por el gran mercado debido a que esas características fueron plenamente aceptadas en una época en que nacía la preocupación por una comida más sana, y a la vez crecía de manera extraordinaria la inmigración mexicana en el suroeste y medio oeste de la Unión Americana. No es gratuito que el 56 por ciento de los clientes de Pollo Loco en el conjunto de Estados Unidos son de origen hispano.
Denny´s, la primera empresa norteamericana que compró Pollo Loco, percibió su notable éxito, 19 establecimientos en tan solo tres años, y le hizo una tentadora oferta a sus dueños originales que no pudieron resistir.
Esta es una historia que se ha repetido en la historia de Estados Unidos. Un pequeño negocio, generalmente propiedad de inmigrantes, tiene un amplio recibimiento por la riqueza intrínseca de su producto o productos, y una empresa más grande le ofrece una sociedad o su compra definitiva.
La pequeña empresa que nació en un barrio de inmigrantes, en este caso mexicanos establecidos en Los Ángeles, se reproduce como hongos gracias a la inyección financiera de una gran empresa, casi siempre de origen anglosajón.
La fórmula original del éxito sigue siendo mexicana, en este caso gusavense; la mayor parte de sus consumidores siguen siendo mexicanos o mexicoamericanos, debido a su identificación con la propuesta gastronómica, pero las ganancias son para las grandes empresas angloamericanas. Es decir, una creación cultural sinaloense, se convierte en un imperio empresarial en manos de grandes empresarios estadounidenses.
Muchos inmigrantes mexicanos en Estados Unidos siguen creyendo que Pollo Loco es propiedad de compatriotas y presumen la marca y el orgullo. Los propietarios actuales, con inteligencia, hacen creer que es así a sus comensales porque en varios de sus locales han colocado la fotografía del primer establecimiento en Los Ángeles, que no oculta su fachada típicamente mexicana.
Esta historia de éxito y pérdida a la vez se seguirá repitiendo varias veces más. Un inmigrante o un grupo de inmigrantes llega a una ciudad de Estados Unidos, abre su pequeño negocio de comida con una fórmula que no puede ser más que de su propia cultura, tiene éxito, los dueños de grandes capitales se fijan en ella y la compran.
Cientos y quizá miles de empresas de inmigrantes así han nacido, y así han crecido en sociedad que tiene una economía gigantesca y vertiginosa.
Otra empresa fundada por sinaloenses, el Taco Tote, puede sufrir el mismo proceso. Los hermanos Heras, en 15 años han abierto una cadena de 10 restaurantes y con planes de extenderse en base a franquicias a El Paso, San Antonio, Tucson, Dallas, Chicago y Alburquerque. Creen los hermanos Heras que su negocio tiene el potencial para crear entre 500 y 1000 restaurantes en los próximos cinco años.
Craig Slavin, su asesor de mercadotecnia dice que "En estos momentos pareciera que hay un romanticismo con los tacos y la comida mexicana, algo parecido a lo que vi en los años 70 con las pizzas El Taco Tote es comida mexicana, hecha por mexicanos, para los mexicanos pero que también le encanta a los anglosajones. Estamos americanizando el taco, pero no las recetas".
Los restaurantes de comida mexicana en Estados Unidos representan una industria de 13 mil millones de dólares y se espera que crezca el 22 por ciento para 2007. En ese enorme mercado, los grandes ganones son las empresas anglosajonas que han adquirido las fórmulas mexicanas; aun así, año tras año, surgen nuevas propuestas de inmigrantes y algunas llegan a triunfar. Hay miles de historias de este tipo.
Una de ellas la quieren iniciar tres entusiastas hermanos mazatlecos que quieren exportar sus productos al mercado mexicano en California. Freddy, Edgar y Héctor Peraza Casian, sueñan que el chorizo de puerco "El Mazatleco", "con el auténtico sabor de El Rosario, Sinaloa", traspase las fronteras y sea degustado por los paisanos y los gringos.
Así como ellos, frente a la contracción del mercado local y nacional, hay pequeños empresarios que desean ir más lejos y empiezan a descubrir el enorme y dinámico mercado hispano en Estados Unidos, calculado este año en más de 700 mil millones de dólares, cifra cercana al Producto Interno Bruto de México.
El secreto más recóndito del triunfo de esas empresas es que ofrecen productos con un sello cultural singular y auténtico, distinto y atractivo en varias dimensiones. Lo triste del asunto es que mucho de esos éxitos con el tiempo son absorbidos por gigantescos negocios despersonalizados pero extraordinariamente hábiles y conocedores de su sociedad.
A Guasave al menos le puede quedar el orgullo de saber que su gastronomía tiene éxito internacional, aunque haya enriquecido a otros. Y que no se diga que Sinaloa nada más exporta adormideras.