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"Pensándolo bien..."

"Ahorcados con la propia lengua"

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15/11/2005 00:00

    CÉSAR LÓPEZ

    El problema con Hugo Chávez está sirviendo para definir las posiciones ideológicas que se mueven en las propuestas financieras de los países.
    Al respecto, ningún país como China ha dejado tan clara la separación entre la posición política y la económica en las negociaciones internacionales.
    Tal vez se necesitan los miles de años de cultura China para poder hacerlo; es obvio que los países americanos no parecen tener esa habilidad todavía.
    Las formas de la diplomacia norteamericana a veces controlan las participaciones de George Bush en el mundo, como esta vez en Argentina; dejando que los latinos discutieran entre sí con su propio lenguaje; pero el lenguaje diplomático latinoamericano es de doble sentido, es de golpes bajos sin codificación alguna y que todo mundo ve.
    El Presidente Bush, antes de salir a Beijing para verse con sus homólogo chino, tuvo una entrevista con el Dalai Lama, enemigo acérrimo del Gobierno Chino; pero la tuvo que hacer de muy bajo tono para no agredir a China.
    O sea, la institución de las relaciones exteriores de un país debe tener normas cuya violación no dependa del estado de ánimo, ni de la erudición, ni del pobre conocimiento del lenguaje del Presidente en turno.
    Vicente Fox y Hugo Chávez son ambos presidentes autocráticos que creen representar a su país al representarse a sí mismos.
    Son una versión de guarache del megalómano Luis XIV: "El Estado soy yo": Uno actúa como que "El pueblo soy yo" y el otro como que "La economía soy yo"; pero ambos traicionan a sus propios propósitos al liarse, como "chacas" de pandillas adolescentes, en una batalla de frases peyorativas, de pésima calidad política, sin meternos en otras calidades.
    El mejor librado es Kirchner, y aún así se ve pequeño ante la magnitud del problema Argentino. La discreción de Lula es la más apropiada para Brasil.
    La pequeñez intelectual de las representaciones latinoamericanas es mucho más importante de lo que pensamos. La imagen que estas reacciones emocionales dan a los grandes movimientos mundiales, sean a favor de la globalización propuesta por los 8 países más poderosos, o a favor de las propuestas alternativas de otros países, es la de unos líderes poco confiables para las negociaciones serias y a largo plazo o simplemente la de hombres fáciles presa del engaño o la negociación financiera o comercial fraudulenta a corto plazo.
    La pequeñez con la que estos presidentes ingenuos quieren enfrentar la compleja política económica global de sus respectivos países y su entorno es directamente proporcional a sus escándalos.
    Las ideologías de uno y otro bando de estas pandillas políticas, sean explícitas o negadas, son tan obvias y primitivas que las grandes compañías trasnacionales ya deben estar viendo cómo seguir haciendo lo que quieran con los mercados latinoamericanos, sin comprometer el desarrollo social necesario para el desarrollo económico real.
    Queda claro que aquel líder que no pueda articular su idea de proyecto nacional de una manera confiable y plausible, se expone a ser derrotado por su propio discurso.
    Pensándolo bien...Como dice Calderón (el cartonista, claro), se exponen a ahorcarse con su propia lengua.

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