"Amabilidad y cordialidad"

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21/01/2014 00:00

    Sugey Estrada/Hugo Gómez

    El 11 de diciembre de 2006, un lector del diario español El País, Ignasi Castells Cuixart, envió una carta al director resaltando el valor de un gesto cordial.
    "Disfrutamos de lo lindo regateando y racionando todos aquellos gestos de amabilidad, de deferencia, de generosidad, que podrían hacer más felices y más fáciles nuestros encuentros con los que nos rodean. Algún grosero amargado dijo un día que amabilidad y debilidad van de la mano, y nos lo hemos creído. Por eso estamos permanentemente mosqueados, a la defensiva, no vaya a ser que nos tomen el pelo", escribió.
    "Este miedo irracional", agregó, "a que se nos suban a la chepa nos ha convertido en seres huraños, miserablemente tacaños a la hora de mostrar gestos de interés por los demás, y también excesivamente generosos a la hora de exhibir muestras de reproche.
    "Si no le ponemos remedio, de tanta mueca hostil, de tanto entrecejo contraído y de tanta mirada torcida, se nos va a quedar a todos un rictus 'de mala uva' que no podremos arreglar ni con botox. Y poner buena cara sigue siendo gratis".
    Tiene razón, a veces pensamos que ser amables nos torna personas débiles e irrelevantes, cuando sucede exactamente lo contrario. La persona amable muestra a los demás que son dignos de ser amados, y con gestos cordiales manifiesta la grandeza de su alma y la bondad de su corazón.
    Hay personas a las que les cuesta ser amables y cordiales; empero, sin llegar a la hipocresía, conviene realizar un pequeño esfuerzo por mostrar un rostro agradable y que invite a la relación.
    "La amabilidad es como una almohadilla, que aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida", señaló Schopenhauer.
    ¿Me caracterizo por ser amable y cordial? 

    rfonseca@noroeste.com
     
    @rodolfodiazf