"Análisis: La deuda pública y las reservas del Banco de México"

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04/09/2013 00:00

    Gilberto Yáñez

    Con frecuencia leemos o escuchamos comentarios relativos a la tranquilidad que representa para los mexicanos que nuestro Banco de México tenga más o menos 170 mil millones de dólares de reservas en diferentes monedas, porque en caso de un problema para el pago de la deuda pública nacional -dicen los comentaristas- el Gobierno federal puede pagar la deuda o parte de ella con ese dinero.
    Eso no es verdad. Las reservas del Banco Central no son propiedad del Gobierno de México, sino del mismo Banco de México, porque ese dinero respalda la moneda en circulación expedida por el mismo Banco Central. Consecuentemente, ni el Presidente de la República ni el Secretario de Hacienda pueden ordenar al Gobernador del Banco de México que pague la deuda pública con las reservas o que les entregue ninguna cantidad que sea parte de las reservas.
    Como todos los países, México requiere respaldar o garantizar el valor de la moneda nacional que circula en todo nuestro territorio y por ello, el emisor de dicha moneda, el Banco Central, debe tener oro, dólares, libras esterlinas u otras monedas extranjeras, por el valor de la moneda circulante, sin lo cual nuestra moneda no tendría ningún valor, como ya ha ocurrido en el pasado no muy lejano.
    Si la moneda circulante -billetes o monedas emitidas por el Banco de México- no tuvieran respaldo en valores equivalentes al monto de la moneda en circulación, ningún país aceptaría el peso mexicano como pago de la compra de bienes o servicios, ni tampoco ningún banco nacional o extranjero aceptaría cambiar pesos por dólares para dichos pagos. Nadie compraría Cetes o bonos del Gobierno mexicano.
    La moneda en circulación debe estar garantizada por el Banco Central del país que la emite.
    Para demostrarlo, en el Balance de Banco de México aparece como Activo o bienes de la propiedad del mismo Banco de México, la cantidad que periódicamente informa como monto de sus reservas en monedas internacionales, que actualmente suman alrededor de los 170 mil millones de dólares; y por otra parte, en el Pasivo del balance, encontraremos el monto total de la moneda circulante emitida por el mismo banco, que suma 773 mil millones de pesos. Si dichas reservas fueran propiedad del gobierno federal no podrían estar en la sección del Activo del balance del Banco Central, porque entonces sería un Pasivo, es decir, una deuda por pagar por ser dinero ajeno en depósito.
    Hace más o menos año y medio, la Presidenta de Argentina ordenó al Director del Banco Central de Argentina que le entregara una parte de las reservas internacionales del banco para pagar deudas del Gobierno del país, a lo que el funcionario le contestó que no podía hacerlo, porque no tenía esa facultad, ya que dichas reservas internacionales no pertenecían al Gobierno del país, sino al Banco Central. Como la Presidenta no pudo hacerlo cambiar de opinión y no tenía la facultad para obligarlo a cumplir su orden, ejerció la facultad que si tiene que es cesar al Director del Banco Central y designar a otro Director que sí acatara su orden, aún a sabiendas de que incurre en un delito.
    La Presidenta Fernández cesó al Director y designó a su sucesor que le entregó el dinero. Seguramente dicha persona, una conocida economista argentina, será enjuiciada cuando llegue otra administración al Gobierno argentino.
    En México el Banco de México es ya autónomo desde el sexenio de Ernesto Zedillo, quien promovió la reforma al artículo 28 constitucional que dejó al Banco Central fuera del alcance de la corrupción del Presidente de la República.
    Es siempre útil recordar estos elementos esenciales de nuestra economía política, porque ahora que México se encuentra en el inicio de una recesión o contracción en la producción y en la demanda de bienes y servicios, como lo comentan los expertos desde hace algunas semanas, debemos tener presente que el único medio de pagar la deuda nacional de México es reduciendo dicha deuda mediante el pago oportuno o bien emitiendo deuda con vencimientos programadas a largo plazo, si encuentra quien la compre, para evitar la posibilidad de incurrir en mora o incumplimiento.
    La mejor reserva internacional es no tener deuda nacional o hacer acopio de divisas extranjeras suficientes para pagar la deuda a su vencimiento.
    La deuda externa de México es ahora de 128 mil millones de dólares, mientras que la deuda interna es de poco más de 4 millones de millones de pesos (4 billones). Esta es la deuda del Gobierno federal, no del Banco de México. El ingreso fiscal total esperado por Hacienda para el año 2013 es de 2.5 millones de millones de pesos (2.5 billones).
    Todos los países tienen deuda pública, pero algunos deben más dinero del que pueden pagar, como ha sido el reiterado caso de México en 1976, 1982 y 1994. Si Estados Unidos no hubiera prestado a México en 1995 50 mil millones de dólares -por cierto con garantía del petróleo propiedad del mismo gobierno mexicano- nuestro País no hubiera podido salir del terrible problema económico acumulado por Echeverría, López Portillo y Salinas, en el peligroso afán de gastar más dinero del que el país recibe como pago de los impuestos por sus ciudadanos.
    Todas las deudas tienen vencimiento y nuestros Presidentes olvidaron ese principio elemental de economía. Quien debe dinero debe pagar tarde o temprano. Si no se programa y se prepara el pago, se incumple y el acreedor puede apropiarse de bienes propiedad del deudor. No lo olvidemos.