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"Editorial"

"Año 2006, abundancia y pobreza"

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10/10/2006 00:00

    A menos de dos meses de que termine el sexenio de Vicente Fox Quesada como Presidente de México, de alguna manera debe inquietar el disparo de precios en algunos productos de los considerados en la canasta básica alimentaria de los mexicanos.
    El último año de los gobiernos está generalmente marcado por acontecimientos truculentos, sobre todo en lo que se refiere a la economía.
    También está en la memoria de los mexicanos la sospecha de que en tal año postrero se desmorona el supuesto orden de los gobiernos en los primeros cinco, y algunos han dado en llamarlo el "Año de Hidalgo", no en honor del prócer de la Independencia, sino por ser propicio para rimar la frase con algo así como "mal rayo parta al que deje algo", y con una aparente vieja costumbre de arrasar con todo lo de valor posible antes de dejar los puestos del desfalleciente gobierno.
    También se tiene la experiencia de que precisamente en el año de la despedida de los gobiernos se den las catastróficas devaluaciones del peso, que son signo de quiebras económicas del país contenidas por el gobernante en tanto éste se aleja del punto de conflicto, o sea el gobierno.
    Por eso el alza a los precios de artículos imprescindibles del consumo de los mexicanos, como el jitomate (tomate para los sinaloenses), los huevos de gallina, la carne, la leche, el aceite comestible, el frijol y el azúcar, resulta muy significativa de cuál es la situación de la economía, fuera de discursos y anuncios propagandísticos oficiales.
    También hay que decir que, además de los productos mencionados, es evidente la carestía exagerada en las últimas semanas de las frutas y verduras (además del tomate), lo cual redondea la idea de que se sigue imponiendo la vieja práctica de ver a los ciudadanos como ingenuos cuando los gobernantes se alejan de sus cargos repitiendo que dejan un país "en paz, caminando y mejor que el que recibieron".
    Los precios de las mercancías en un país son resultado del estado de su economía y, según lo expuesto, podría decirse que la economía de México está muy mal.
    Lo curioso es que sea después de la mitad del año cuando la economía se pone mal, mientras que en esos primeros meses de 2006 todos vimos cómo se hizo alarde del dinero, antes, en y después de las campañas políticas.
    Habría que investigar si los recursos económicos que se gastaron en las campañas y que en gran medida fueron a dar a las arcas de los medios de comunicación, especialmente la televisión y la radio, tuvieron que ver con los presupuestos de ingresos y egresos de los gobiernos de todos los niveles, porque de otro modo no se explica la división del año 2006: mitad dispendios, mitad precariedades, aunque siga en perspectiva la disculpa oficial de los daños que provocó el huracán "Lane".