"Antes de que empiece a leerme, (gracias por hacerlo), le sugiero, con todo respeto, que se memorice la siguiente información: BBVA Bancomer. Número de cuenta 0141665316."
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Antes de que empiece a leerme, (gracias por hacerlo), le sugiero, con todo respeto, que se memorice la siguiente información: BBVA Bancomer. Número de cuenta 0141665316. Si desafortunadamente es un poquito desmemoriado o desmemoriada, con ese mismo cariño que usted y yo ya nos tenemos, le aconsejo que lea en voz alta el número arriba mencionado. Ahora bien, si desea retenerlo aún mejor, usted puede decirlo cantando con la tonada de su preferencia. Empecemos: 01-41-665-316. Repítalo, pero ahora desde el corazón. ¿Ya vio qué fácil? Ahora si me permite, continúe leyendo el contenido del texto para descubrir, por qué resultan fundamentales los datos anteriores, ya que con ellos podría usted hacer feliz a miles de niños que están, precisamente, esperando su generosidad. Perdón, olvidaba agregar que la cuenta está a nombre del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Ahora sí, comenzamos. ¿Sabía usted que con tan sólo depositar un dólar en la cuenta que usted ya se aprendió de memoria, puede usted proveer a 4 niños huérfanos (qué tal si son hermanos entre ellos...), cuyos padres murieron a causa del tsunami, con una caja de medicamentos y elementos de higiene que le servirán por 3 meses? Sí, los responsable de proporcionárselas se encargarán de que estos productos duren más de 90 días. ¿Sabía usted que con esos mismos 11 pesos con 40 centavos que equivalen a ese dólar, un niño, como esos que salen en la tele a un lado de muchos escombros, puede recibir una vacuna que lo inmunice contra el sarampión, enfermedad no erradicada en la zona de emergencia? Ahora bien, si hoy o mañana que vaya al banco o lo haga a través de su tarjeta, se siente más generoso y generosa y desea depositar 1.20 dólares, permítame informarle que con esta cantidad tan modesta puede proveer 20 paquetes de sales de rehidratación oral para que 20 niños puedan ser tratados contra deshidratación y diarrea severas, principales causas de muerte infantiles durante catástrofes de este tipo. Así mismo y por el mismo precio, gracias a su ayuda, una madre con su hijo pueden inmunizarse contra tétanos. Se me ocurre una idea querida lectora o lector, ¿por qué no organiza una colecta familiar en su casa? Estoy segura que sus hijos no se opondrán a reunir entre ellos la módica suma de 4.25 dólares, con la cual podrá proveer de una ampolla de penicilina contra varias enfermedades. Ay, pero si eso es bien poquito, tal vez le digan estos muchachos tan solidarios. Si así fuera, entonces, entre todos pueden juntar 10.34 dólares, con el fin de proveer a una familia con 14 raciones de comida para usar en situaciones de emergencia. En caso en que los vecinos u otros familiares se unan a ustedes, entonces, díganles que si cada uno deposita a la cuenta de Unicef, 10.73 dólares se pueden juntar varios paquetes de galletas con proteínas especialmente desarrollada para suministrarlas en situaciones de emergencia. Pero si esa ayuda no suma ni 115 pesos, quizá le digan conmovidos. Entonces sugiérales que cada uno deposite 17 dólares, para inmunizar a un niño contra enfermedades infecciosas comunes en situaciones de desastre. ¡Qué maravilla que pudieran depositar 440 pesos, para poder proveer cobijas y así abrigar a 10 niños pequeños! 10 niños que no saben si viven o no sus padres. 10 niños que pueden encontrarse en uno de los tantos campamentos sin saber qué será de ellos. Tal vez el frío de la noche los haga tener la misma pesadilla de siempre; ver cómo esa ola gigantesca se traga a su madre. ¿Verdad que 440 pesos no es nada? Y sin embargo, sí es mucho: son 10 niños abrigados gracias a sus cobijas. ¡Es un chorro de lana! Confieso que ya me piqué. Son tan modestas estas sumas y hacen tanto bien a tanta gente, que quiero continuar informándoles qué es lo que se puede hacer con 86.68 dólares. Esta cantidad podría representar suficiente agua potable para suplir las necesidades de 10 familias durante la primera etapa de la emergencia. Agua es lo que más se necesita en estos momentos. Agua purificada. Recuerden que el agua contaminada causa enfermedades como cólera, disentería, diarrea, sin olvidar la malaria, sarampión, tétanos y enfermedades respiratorias agudas. ¿Cuánto creen que cuesta una caja con materiales didácticos para brindar educación básica a 80 niños en los centros de atención a los damnificados? ¡Menos de 2 mil pesos! 188 dólares. Es importantísimo que los niños retornen a la escuela lo más pronto posible. Un maestro y la escuela, por ejemplo, pueden ser de suma ayuda en estos casos, pues si se integra rápidamente a un niño a su colegio, se le da ocupación y un sentido de normalidad que resulta muy necesario después de su tragedia, al tiempo que el profesor puede detectar en él problemas de salud física y mental, dijo Soraya Bermejo, vocera de la oficina de Unicef en Londres a la revista Proceso. Es bien sabido que en varios países del sureste asiático, especialmente Tailandia, considerado como el paraíso del sexo, una ONG que trabaja con programas para combatir la explotación sexual y la propagación del Sida, señala que en este país alrededor de 80 mil menores de edad son explotados sexualmente. De ellos, cerca de 60 mil tienen entre 12 y 13 años y provienen de familias muy pobres del medio rural. Con la cantidad de niños huérfanos (un millón 500 mil) que dejó el tsunami, las mafias dedicadas a la prostitución infantil están empezando a hacer de las suyas. Sin embargo la Unicef está apoyando a varios gobiernos para evitar posibles secuestros. En las últimas semanas, el apoyo humanitario otorgado por Unicef ha logrado: en 95 localidades de Indonesia, en donde casi mil escuelas fueron dañadas, se reiniciarán clases en 2 mil centros temporales o en escuelas rehabilitadas. De igual forma está en proceso la apertura de 20 centros de protección en la provincia de Aceh, en Indonesia, para salvaguardar a niños, separados de sus familias, del abuso y la explotación. Una de las tareas principales de estos centros es llevar a cabo el proceso de registro de todos los niños. Los siguientes datos están dirigidos a mis lectores más ricos y más solidarios. A ellos les digo que con 1057.47 dólares pueden proveer una carpa grande para albergar un hospital en un centro de evacuación. Que con 1514.09 dólares pueden proveer cajas con medicinas, utensilios médicos y elementos de higiene para atender a 10 mil personas por un período de 3 meses. Y que con mil 700 pueden hacer que se entreguen suficientes suplementos nutricionales para alimentar a 30 niños durante 30 días. Queridos y queridas lectoras, si desean obtener mayor información sobre donativos o para realizarlos con tarjeta de crédito vía telefónica: 01 800 8418888 / 5202-0194. Recuerden que todos los donativos son deducibles de impuestos. Antes de despedirme de ustedes, quiero recordarles cantando, contenta porque sé que puedo contar con ustedes, recordarles lo que ya saben, es decir, el número de cuenta de BBVA Bancomer 0141665316 a nombre de Unicef. Resulta tan fácil ayudar cuando se tienen los medios económicos, la voluntad y la información. Es tan fácil ayudar cuando se es generoso o generosa, se tiene un banco Bancomer cerca de casa o bien, un teléfono para depositar en su tarjeta. Entonces si es tan fácil, ¿por qué no hacerlo hoy mismo? Bueno, también se vale mañana y pasado. Pero no más tarde, porque de lo contrario, los niños, es decir, los que pertenecen a la ya llamada generación tsunami, corren demasiados riesgos. Muchas gracias de antemano. Sabía que contaba con ustedes. Incluyendo mis lectores y lectoras que no se encuentran en México. ¿Verdad que antes de saber todo lo anterior, lo ignoraban? Gracias.