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"Guadalupe Loaeza: Llamada de conciencia"

"Armando arrancó el coche. Mientras tanto Flora seguía sumida en un mutismo sumamente doloroso."

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12/05/2005 00:00

    Gestionan

    Flora Ileana Abraham Mafud, era una joven alegre, jovial y muy generosa. Al terminar su Licenciatura de Administración de Empresas en la universidad del Mayab, se inscribió en la carrera de Puericultura con el objeto de aprender la técnica de cuidado tanto de niños, como de adultos de la tercera edad: cuando mi papá sea viejito, quiero personalmente supervisar y atender sus últimos años, solía decir esta hija tan Electra. Flora era la séptima de una familia de seis varones, es decir, la benjamina muy amada y atendida por todos. Al terminar su segunda carrera, Flora empezó a trabajar como administradora de los negocios familiares. Fue en esta época que conoció a Armando Medina Millet, ingeniero civil, dueño de una constructora. Entonces, ella tenía 23 años y él, 33. Al cabo de varias semanas de cortejo manifestado con muchos detalles cariñosos y atenciones, se hicieron novios. Fue un noviazgo de un año y medio aparentemente armonioso, sin problemas. Flora se desvivía por él. Sin darse cuenta y dada su personalidad tan ávida por dar gusto a los demás, con Armando se volvió una novia dos veces más complaciente. Estaba enamorada. Hay que decir que Armando, había estado casado anteriormente, cuyo matrimonio había sido anulado por la Iglesia unos años antes de conocer a Flora. Armando nunca le confesó a Flora el motivo de esta anulación. No, nunca le dijo que había sido por sicopatía en el capítulo de violencia, como concluyó el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano con sede en Puebla, fechado el 8 de octubre de 1991 y firmado por el Presbítero Lic. Ulalio Durán Manrique Jr y el Presbítero Lic. Luis Hernández Pérez, pro-vicario judicial. Finalmente, Armando y Flora se casaron por lo civil, el 4 de noviembre de 1995. Las invitaciones para la ceremonia religiosa que se llevaría a cabo el 2 de diciembre, se empezaban a distribuir entre sus respectivas amistades de la alta burguesía de Yucatán. Curiosamente al otro día de la boda civil, Armando empezó a tener una actitud extraña, frente a la que ya era su mujer ante la sociedad. Comenzó con unos celos muy irracionales, estaba particularmente irascible, se enojaba por nimiedades, pero sobre todo, había dejado atrás lo cariñoso que había sido siempre durante el noviazgo. El fin de semana siguiente de este matrimonio, Flora debía ir al cumpleaños de una de sus amigas, por tal motivo, le pidió a su marido que la llevara al restaurante Panchos donde sería la reunión. Durante el trayecto, Armando empezó a irritarse de más en más: Ya no quiero que veas a tus amigas. Nada más pierdes el tiempo, etc. Etc. Flora no sabía qué decirle. Estaba asustada al verlo tan enojado. Al llegar al estacionamiento seguían discutiendo. Está bien, está bien, ya no voy pero no te pongas así. Vámonos, ya no grites, por favor, le suplicaba Flora. En ese momento, el portero del estacionamiento quiso cobrar el ticket. Armando furioso desde el coche, le gritó y lo amenazó por no querer pagar los 3.50 pesos. Acto seguido, Armando sacó su pistola y encañonó al empleado. Flora no daba crédito de su actitud tan violenta. Ábreme la reja, o te mato. No te voy a pagar ni un centavo, gritaba Armando. Yo le pago, señor Ya Armando, cálmate, le decía Flora casi llorando, según denuncia ante el Ministerio Público hecha por los empleados del establecimiento, de la empresa Mericolor. En ese momento, su marido, le propinó un fuerte golpe en el pecho. No te metas, ¡Déjame en paz!... Ella se quedó sin habla. No entendía qué pasaba. Armando arrancó el coche. Mientras tanto Flora seguía sumida en un mutismo sumamente doloroso. No reconocía a ese señor que estaba sentado a su lado y que manejaba con tanta furia. ¿Quién era ese hombre tan violento? ¿Por qué había cambiado tan de pronto ese novio que tanto adoraba gracias a su ternura? El lunes, 13 de noviembre, Flora le comunicó a su familia, su intención de cancelar la boda religiosa. Créanme ya no es el mismo que conocí y del que me enamoré. Por eso ya no me quiero casar por la Iglesia. Sin dudarlo ni un solo minuto, sus padres y sus seis hermanos, la apoyaron en su decisión. Dos días después, su supuesta suegra le llamó por teléfono a Flora a su casa materna, y le pidió que acompañara a Armando con su psiquiatra. Flora no pudo negarse. Se dirigió al departamento que sería su hogar para recoger a su supuesto marido e irse con el doctor. Unas horas después, Sergio, el segundo de los hermanos de Flora recibió la siguiente noticia por teléfono: tu hermana está en la Clínica Mérida, muerta, de un disparo Todos estos detalles confidenciales me fueron relatados por Roberto, hermano de Flora. Por otro lado, he obtenido más información gracias a otras personas y a varios documentos del proceso firmados por los peritos y fotografías de Flora que tuve entre mis manos. Esto sucedió hace 9 años y medio, lapso en el cual, Armando se ha mantenido en la cárcel. Sin embargo, la polémica de este homicidio continúa: unos dicen que Medina es inocente ya que él insiste en asegurar que su esposa se privó de la vida con un disparo de contacto con su propio revolver calibre 38. No obstante, la mayoría, opina que es culpable debido a que los peritajes son contundentes y porque se descubrieron golpes ante mortem que constan en el expediente del juicio número 204/96. Incluso existen varias fotografías en donde aparece la herida de bala de Flora, por lo que la mayoría de los expertos han concluido que se trató de un disparo a distancia y no de contacto como argumenta la defensa. El proceso legal ha sido sumamente largo, se han desahogado pruebas y peritajes, y la sentencia de primera y segunda instancia han sido de homicidio. Una y otra vez se ha dictaminado que Armando Medina es responsable de la muerte de Flora Ileana Abraham. Sin embargo, aún falta otra instancia, la tercera, la de la Suprema Corte de Justicia, donde se revisará el amparo solicitado por Medina Millet. Al momento de escribir esto, no sabemos aún el resultado que los ministros de la Corte tomarán al respecto. Hay que decir, no obstante, que en todo este proceso, resulta sumamente llamativo, el involucramiento que ha manifestado el Gobernador de Yucatán, Patricio Patrón Laviada, quien es muy amigo de Armando, y que por si fuera poco, ha señalado públicamente su compromiso de buscar su liberación ("Gestionarán que se apoye a Medina Millet en el Gobierno de Fox": Diario Yucatán 7 de julio del 2000). A Armando le faltan todavía diez años por cumplir su sentencia. En otras palabras, si el expediente fuera regresado a las autoridades yucatecas, se correría el riesgo de que el Gobernador cumpla, efectivamente, con su compromiso, es decir, desistiéndose de la acción acusatoria de su amigo, a través de la Procuraduría del Estado. El dilema radica en que Armando, salga de la prisión como si nada hubiera sucedido, como si él hubiera sido víctima de una injusticia y que por un tecnicismo legal se evitara la resolución de culpabilidad o inocencia por parte de la Suprema Corte. De ahí que esta máxima institución hubiera aceptado, hace unos meses, atraer el expediente, precisamente, para evitar estas influencias políticas en el estado. Dicho lo anterior, nos permitimos, de la manera más respetuosa, hacer un llamado de conciencia a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que sea ésta la que determine, libre de presiones, la culpabilidad o inocencia de Armando Medina Millet y no se deje en manos la decisión del gobernador-amigo.