"Aunque la presunta incursión de militares mexicanos en territorio de EU es sólo hipótesis sometida a investigación y no obstante que algunas autoridades del país vecino creen que se trató de narcotraficantes disfrazados, un informe del Depart"
Isale Morales
A mediados de noviembre, un comando paramilitar de más de 40 hombres arribó a las márgenes del Río Bravo, en un sitio desolado del Valle de Juárez, colindante con los condados texanos de El Paso y Hudspeth, y apuntó con sus fusiles de asalto a un grupo de agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y alguaciles que momentos antes habían asegurado una camioneta con droga que estaba varada del lado estadounidense del río.
Los policías estadounidenses se vieron obligados a abandonar el lugar, y luego observaron cómo los narcotraficantes, con la ayuda de un camión y cables, engancharon la camioneta, aún con la mitad del cargamento de narcóticos, y la remolcaron hasta suelo mexicano.
Así resume aquel hecho Leo Samaniego, jefe de la Oficina de Alguaciles (sheriff) del condado de El Paso, entrevistado el jueves 12 de enero, para enseguida asegurar que, unos días después del suceso, agentes de la mexicana Agencia Federal de Investigaciones, enviados para encargarse del caso, fueron recibidos a tiros por elementos que tenían el aspecto de militares mexicanos.
"El chofer regresó con hombres uniformados que identificamos como soldados del Ejército mexicano, o eran un ejército del cártel de Juárez... el hecho es que su manera de actuar nos hace concluir que es gente con preparación militar, sin duda", asienta Samaniego.
Lo indudable es que este tipo de incidentes se han repetido con mucha frecuencia debido al tráfico de drogas o de inmigrantes por la zona, y han provocado amenazas y agresiones a los rancheros texanos, porque muchos delincuentes utilizan sus propiedades para pasar o guardar droga, declaran por separado Samaniego y Shannon McGauley, presidente de Texas Minutemen, grupo de voluntarios civiles que vigilan la frontera de la incursión de migrantes.
Sin embargo, el incidente ocurrido a las 14:30 horas del lunes 23 de enero en el condado de Hudspeth, distante 138 kilómetros de El Paso, que desató una persecución y un tiroteo entre oficiales estadounidenses y narcotraficantes mexicanos, presuntamente escoltados por soldados de México en territorio de Estados Unidos, ocasionó una nueva fase de confrontación diplomática entre ambos países.
Los alguaciles de ese condado videograbaron y fotografiaron dicha incursión de los narcotraficantes, así como las maniobras con un vehículo Humvee tipo militar con el que pretendieron sacar, sin éxito, una camioneta cargada de droga que había quedado varada en el río.
Otra imagen muestra cómo descargan el vehículo mientras, a corta distancia, otro automotor de tipo militar custodia a los narcotraficantes. Las imágenes fueron dadas a conocer en conferencia de prensa por Rick Glancy, portavoz de la Coalición de Alguaciles de Texas.
Según Glancy, los hechos se suscitaron cuando tres alguaciles de Hudspeth y al menos dos elementos del Departamento de Seguridad Pública del Estado perseguían a tres camionetas que huían hacia México. Y después de que los narcotraficantes descargaron la droga del vehículo, le prendieron fuego.
Por su parte, Arvin West, alguacil de Hudspeth, aseguró que los vehículos militares y los soldados se hallaban a unos metros del sitio por donde regresaron los narcotraficantes, e inclusive señaló que hubo comunicación por radio entre ambos, narcotraficantes y soldados.
Peor aún, un informe del Departamento de Seguridad Interna (DHS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, citado por el periódico Inland Valley Daily Bulletin, de Ontario, California, afirma que, de 1996 a la fecha, se han registrado 216 ingresos de militares mexicanos en territorio estadounidense, 34 de ellos en 2001 y otros 40 en 2002.
Dicha información, firmada por la periodista Sara A. Carter, precisa que ha habido 17 incursiones de ese tipo en San Diego y 58 en El Centro, California; 24 en la zona de Yuma y 39 en la frontera cercana a Tucson, Arizona; así como 33 en el área de El Paso, ocho en la zona de Marfa, tres en Del Río, seis en Laredo, y 28 en el valle del Río Grande, Texas.
Uno de estos casos se verificó en 2000, cuando 16 militares mexicanos fueron arrestados por agentes fronterizos en Santa Teresa, Nuevo México, al oeste de El Paso, después de que los soldados abrieron fuego contra los agentes, dijo T.J. Bonner, presidente del Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, citado por el matutino californiano.
Tras la más reciente incursión, en Washington el legislador republicano por Colorado, Tom Tancredo, pidió al Presidente George W. Bush enviar a la Guardia Nacional a vigilar la frontera, en tanto que el Embajador Anthony Garza emitió el día 25 una nota diplomática donde solicita a México una investigación exhaustiva "sobre el incidente del 23 de enero, en el que individuos vestidos con uniformes y portando armas de uso militar, a bordo de vehículos del Ejército, aparentemente intervinieron para evitar que un cargamento de droga fuera interceptado por autoridades estadounidenses...".
Regularmente inflexible en el tema fronterizo, Michael Chertoff, Secretario de Seguridad Interna, en esta ocasión fue más cauto en sus declaraciones que las autoridades texanas. Consideró poco probable que oficiales activos de las fuerzas armadas mexicanas hayan participado en el incidente, y también privilegió la hipótesis de que fueran narcotraficantes vestidos de militares.
En México, la Secretaría de la Defensa Nacional aclaró que en la Guarnición de Ciudad Juárez (que encabeza el militar Marco Antonio Covarrubias Aguilar) no tiene vehículos Humvee con metralleta de .50 mm., como los descritos por las autoridades texanas, y afirmó que todo su personal se encontraba en la guarnición a la hora del suceso.
A su vez, el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez lamentó que se busque desacreditar a la Sedena, que todos los días combate al narcotráfico en México, y reiteró que los protagonistas del hecho en cuestión son criminales que se hacen pasar por miembros del Ejército para desacreditarlo.
Luego de observar el video sobre el incidente, el Cónsul de México en El Paso, Texas, Juan Carlos Foncerrada, rechazó que haya habido militares mexicanos. "No tenemos ningún elemento que permita suponer que el Ejército Mexicano haya estado involucrado en estos hechos", dijo.
Zona de conflicto
Once días antes, el delegado de la PGR, Rolando Alvarado Navarrete, había expresado en entrevista, el jueves 12, que "el Valle de Juárez es considerada una zona de conflicto, ya que por su colindancia con la franja fronteriza, se dan las condiciones para el tráfico de indocumentados, y se presta para el contrabando y el tráfico de narcóticos".
Y aunque un funcionario de la Procuraduría General de Justicia de Chihuahua asegura que desde el arribo de Amado Carrillo el Valle de Juárez ha sido punto de partida para introducir fuertes cantidades de droga a Estados Unidos, la PGR y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos tienen evidencias del ingreso a la zona de Joaquín El Chapo Guzmán.
De acuerdo con una declaración ministerial del testigo protegido "Jorge Peña", quien fungía como transportista de dinero de la organización Arreola, "por órdenes del Chapo Guzmán" se trasladaban recursos de la organización a Iowa y El Paso, además de que se realizaban operaciones de narcotráfico hacia seis estados de Estados Unidos.
A raíz de que "Jorge Peña" dio a conocer una célula que operaba Mario Márquez, un hombre de confianza de los Arreola y de Guzmán Loera, la PGR y la DEA descubrieron el castillo del ejido El Sauzal, donde la organización tenía guardadas cuatro toneladas de mariguana en pasadizos y sótanos de la residencia.
--¿El Valle lo vigilan todas las corporaciones?, se pregunta al oficial de la Procuraduría estatal, quien pidió el anonimato.
--Francamente, las patrullas de la policía estatal o municipal se pueden ver hasta el ejido El Millón, El Sauzal, Loma Blanca, Ejido Carranza o Tres Jacales, que son zonas urbanas. Muchos están "arreglados". Sin embargo, en la zona rural, que es después de San Isidro, solo se ven militares cuando patrullan. Yo me pregunto: si es una zona tan conflictiva y de alta operatividad del cártel, ¿el Ejército no se ha dado cuenta?, ¿o están adentro?
Como sea, hay mucha violencia relacionada con la droga del Valle de Juárez, como el ataque que, el 14 de diciembre, realizó un sicario contra dos hombres en un vehículo Hummer, uno de ellos esposo y otro sobrino de la diputada federal del Partido Verde Ecologista Mexicano, María Ávila Serna.
Ese día, Rubén Armando Sánchez Olivas, de 37 años, y su sobrino David García Sánchez, de 24, fueron ultimados de dos tiros cada uno, en el vehículo propiedad de la legisladora, cuando estaban estacionados fuera de un bar.
El viernes 16, la legisladora ofreció una conferencia de prensa para aclarar que su esposo y su sobrino no mantenían nexos con el crimen organizado, pero al día siguiente El Diario de Juárez reveló que en los archivos del FBI de El Paso, Texas, aparecían los registros de tres detenciones de su esposo y dos de su sobrino, por asuntos relacionados con el narcotráfico, además de que el vehículo donde se perpetró la doble ejecución era el mismo en que había sido movilizado el ex candidato presidencial del PVEM, Bernardo de la Garza.
´No es un mito´
El alguacil de El Paso, Leo Samaniego, expone en la entrevista que ésta es "una zona de crisis" y que existe "temor" entre los pobladores por las "fuertes amenazas" de los narcotraficantes, aunque acepta que hay gente de lugares como El Tornillo o Fabens que guardan cargamentos de droga.
Cuenta que un ranchero que vive a un lado del río Bravo, hace poco encontró un cargamento de droga en su propiedad y avisó a la Patrulla Fronteriza. Los agentes aseguraron la carga y no hallaron narcotraficantes en el área. Ese mismo día, por la noche, tres hombres armados llamaron a su puerta y le dijeron que eso seguiría ocurriendo y que no debía notificar a las autoridades, porque le pesaría.
Una semana más tarde, el ranchero encontró otro cargamento. Luego de pensarlo detenidamente, decidió notificar el hecho. Ese mismo día, pistoleros de los narcotraficantes balearon, desde el lado mexicano, la canasta de basquetbol del rancho cuando sus hijas menores de edad se encontraban jugando.
Samaniego recuerda así mismo que, en noviembre, 40 hombres "vestidos como militares" encañonaron con fusiles de asalto a un grupo de agentes de la Patrulla Fronteriza y alguaciles, para arrebatarles un cargamento que había sido asegurado en una camioneta.
"El chofer de esa camioneta ya había pasado el río, pretendía llegar a la carretera Interestatal 10, pero al ser descubierto por los agentes estadounidenses comenzaron la persecución y el tiroteo; el hombre logró abandonar el camino y regresar al río, pero la camioneta quedó atascada. Por eso el chofer bajó y huyó a pie al lado mexicano.
"Sin embargo, poco después, cuando los agentes descargaban la droga, el chofer regresó con todo un ejército. Nuestros agentes pensaron que era el Ejército mexicano que venía a ayudarles. De inmediato los encañonaron y les gritaron que se retiraran".
Puntualiza que se trataba de un "ejército táctico de narcotraficantes", que todos iban con uniformes militares o tipo comando negros, y que portaban fusiles AK-47. Ante la desventaja en número y armamento, sus agentes y los de la Patrulla Fronteriza tuvieron que abandonar el lugar, pero desde lejos observaron cómo engancharon el vehículo y lo remolcaron hasta el lado mexicano.
A su vez, el delegado de la PGR en Chihuahua, Rolando Alvarado Navarrete, se refiere al hecho de que unos militares balearon a miembros de la AFI cuando éstos arribaban a San Agustín, y aunque afirma que "fue una confusión", El Norte de Juárez publicó el viernes 9 de diciembre que existe un video tomado por la AFI que muestra cómo los militares llegaron hasta los agentes y dispararon a quemarropa sin mediar palabra y sin intentar desarmarlos.
"Esta es una zona donde hay una gran actividad del narcotráfico, hombres que pasan la droga muchas veces acompañados con personas vestidas como soldados mexicanos, por cuya forma de operación parece que tienen preparación militar", insiste Samaniego.
Pero Shannon McGauley, presidente de Texas Minutemen Corporation, grupo de voluntarios armados que vigilan la frontera para evitar el cruce de indocumentados, declara a Proceso que "no es un mito" el ingreso de militares mexicanos a territorio estadounidense.
"Los hemos visto en muchos sitios de la frontera, y no sólo hemos observado cómo apoyan a los traficantes del lado mexicano, sino cómo incursionan en suelo estadounidense.
"Personalmente, subraya, yo he visto muchas veces a soldados del Ejército regular de México. Tenemos documentadas muchas de esas incursiones, porque nosotros vigilamos continuamente la línea fronteriza o los vemos vigilando desde el lado mexicano si viene o no la Patrulla Fronteriza. Lo hacen muchas veces en forma abierta", añade en entrevista telefónica.
Señala que, "por cuestiones que solamente conoce el Gobierno federal estadounidense", tales casos casi no reciben difusión porque "quieren mantener eso en silencio". "Pero quienes estamos en la frontera los vemos cómo ingresan a suelo estadounidense en los vehículos con la matricula del Ejército Mexicano, o rondan desde el lado mexicano vigilando antes de que pase un cargamento", sostiene McGauley.
También entrevistado por teléfono, Francisco Jorge, miembro de Minutemen de California, advierte: "Nosotros nos hemos colocado casi frente a los militares cuando quieren pasar al suelo estadounidense en la zona de Centro, California. Si un caso de esos llega al nivel del tiroteo, nosotros como estadounidenses estamos dispuestos a hacerles frente, pues no vamos a aceptar que venga la fuerza armada de ningún país aquí, que es un país soberano, y lo vamos a defender".