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"Buhedera"

"Berraquera"

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14/05/2010 00:00

    FIFA

    Un querido amigo colombiano me da esta sabrosa explicación del colombianismo usado por Daniel Samper: "En mi época de feliz indocumentado y peligroso frecuentador de bares y pistas de baile de bajos fondos, la oportuna palabra que comentas, de tan berraca es precisa y oportuna onomatopeya, tenía todo el arcoiris semántico del mexicanísimo cabrón.
    "En Bogotá, en la madrugada, cuando sales de una noche de refriega verbal y corporal, el frío es tan berraco que cala los huesos y espanta toda escandalosa borrachera. Por más berraca que sea la lujuria que traes, lo único que quieres es dormir y que ya no te jodan más. Pero hay tipos tan berracos, que uno los sigue viendo bailar con las sombras de la esquina, metiéndole mano a los fantasmas del sueño que deambulan por esas horas tan berracas sólo en Bogotá.
    "Y hay berracos tan berracos que sólo logran emputarse entre sí. Es cuando la fiesta empieza a tener sabor a plomo. ¿No era Luis Guzmán el que hablaba de la fiesta de las balas?" La versión oficial dice que "la palabra berraquera no está registrada en el Diccionario (de la Real Academia).
    Esta tiene una escritura cercana. verraquera. (De verraquear). 1. f. coloq. Lloro con rabia y continuado de los niños." Otra explicación dice: "Colombianismo: ganas, empuje de hacer las cosas, voluntad. Tener berraquera es querer algo, querer que suceda, meterle ánimo o empuje a un proyecto. Por ejemplo 'aprenda a ser berraco' se le dice a otro cuando no consigue trabajo y se lamenta."


    Historia de dos náufragos

    "Había una vez un hombre, que luego de haberse peleado con su última novia, decidió ir de vacaciones. Se fue en un crucero y lo pasó fabuloso... hasta que se hundió el barco. Naufragó y nadó hasta una isla desierta donde no había más que plátanos y cocos. Después de algunos meses, estaba sentado en la playa cuando ve que se acerca remando un botecito la mujer más hermosa del mundo. El hombre no lo puede creer y le pregunta: "¿De dónde has venido? ¿Cómo has llegado hasta aquí?" Ella le responde: "Remé desde el otro lado de la isla. Naufragué aquí cuando se hundió el crucero en el que iba de vacaciones." Y el diálogo continúa: "¡Qué increíble! ¡Qué suerte que un bote te haya llevado hasta mi playa!" "Oh, ¿este bote? Yo misma lo construí con materiales crudos de la isla. Los remos los hice con ramas de árboles. Entretejí el fondo del bote con hojas de palmeras, y los costados los armé superponiendo hojas de gomeros. Los dos extremos los recubrí con hojas de eucalipto."
    "¿Pero dónde encontraste las herramientas?" "Ah, eso no fue ningún problema. En el lado sur de la isla hay un estrato muy inusual de roca aluvial que se ve expuesto. Lo trituré y quemé los trozos a una determinada temperatura en el horno de barro que me hice. Se convirtió en una especie de hierro dúctil y eso usé para hacer las herramientas." El tipo queda anonadado. "¿Qué te parece si remamos hasta mi casa?", le dice ella. Luego de un rato de remar, llegan a un pequeño embarcadero. El hombre no puede creer lo que ve. Delante de él hay un camino hecho de piedras lisas que llega a un hermoso bungalito pintado de azul y blanco.
    Mientras van caminando hacia la casa, ella murmura con modestia: "No es nada del otro mundo, pero yo la llamo 'mi casa'. Por favor siéntate. ¿Qué te doy de beber?" "Nada, gracias. No soportaría tener que tomar jugo de coco una vez más. Es lo único que he bebido en todos estos meses, no lo soporto más." "Ah, pero esto no es sólo jugo de coco. Yo me hice un pequeño alambique para destilar alcohol. ¿No te gustaría una piña colada?" Tratando de disimular su total asombro, el hombre acepta y se sientan a charlar. Luego de haber platicado un rato y haberse contado sus historias, ella le dice: "Me voy a refrescar un poco y a ponerme algo más cómodo. ¿A ti te gustaría darte una ducha y afeitarte? Hay una rasuradora en el clóset del baño."
    A estas alturas el hombre ya no cuestiona nada. Va al baño y encuentra una navaja muy afilada hecha de hueso de tortuga con un mecanismo de eslabón giratorio. El hombre piensa: "Esta mujer es INCREÍBLE. ¿Qué más tendrá para sorprenderme?" Al volver a la sala, encuentra a la mujer vestida sólo con hojas de vid colocadas en lugares estratégicos de su cuerpo y oliendo a perfume de gardenias. Ella le pide que se siente a su lado. "Ahora dime", le dice ella de manera muy sugestiva y prácticamente echándosele encima, "hemos sido náufragos durante muchos meses. Tú has estado muy solitario. Estoy segura de que debe de haber algo que quieres hacer inmediatamente, ahora mismo ¿No hay algo que has añorado desesperadamente?"
    Entonces ella lo mira a los ojos y parpadea suavemente. El pobre tipo, en el colmo del deslumbramiento, traga saliva con excitación inmensa, le toma las manos con unción, se le empiezan a rodar lágrimas por las mejillas y finalmente le dice con voz entrecortada: "¡No manches! ¿A poco también tienes tele?"

    Aplausos y chiflidos: gfarberb@gmail.com
    Consultas: www.buhedera.mexico.org