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"Editorial"

"Campaña antiviolencia"

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LAS ALAS DE TITIKA
13/01/2011 00:00

    El caricaturista Eduardo del Río, Rius, y otros nueve colegas suyos, apoyados por la revista Proceso el diario La Jornada, iniciaron el lunes una campaña nacional contra la violencia.
    Los moneros piden a los ciudadanos que en un pedazo de papel escriban ¡Basta de sangre! o No más sangre y lo coloquen en sus vehículos, ventanas, puertas de sus casas o en centros de trabajo.
    Hay mucha gente hastiada, desesperada por la violencia irrefrenable que envuelve al País y que suma más de 30 mil asesinatos en los últimos cuatro años. "Por eso se nos ocurrió que podríamos hacer algo para que esa gente pueda manifestar pacíficamente su descontento y frustración", comentó Rius.
    Los caricaturistas esperan que la gente se una a esta causa y deje de estar cruzada de brazos.
    Escritores como Fernando del Paso, Élmer Mendoza y Elena Poniatowska se han unido a esta campaña. También se han sumado Luis de Tavira, director de teatro, y el pintor Pedro Friedeberg, entre otros intelectuales, quienes esperan que la iniciativa de los caricaturistas tenga resonancia ciudadana y haga pensar a todos.
    Ellos son críticos de la estrategia emprendida por el Gobierno de Felipe Calderón contra el crimen organizado. No consideran que la guerra contra el hampa esté conduciendo a la paz y la seguridad pública. "La violencia que padece el País está centrada en los problemas de educación y de la destrucción de la cultura, lo que nos ha sumido en el nihilismo, que no es otra cosa que la ausencia de valores", opinó De Tavira.
    Élmer Mendoza declaró que los escritores están en una campaña de no entregar las ciudades. "Queremos que la gente salga a los cines, a los parques, que se haga presente".
    La iniciativa lanzada por los caricaturistas es oportuna, alentadora, contribuye a sacudir la conciencia de un País que parce esta con los brazos cruzados a la espera de que ocurra un milagro y se detenga la narcoguerra.
    Es necesario que la sociedad se exprese, que proteste, muestre su indignación, que exija al Gobierno que cumpla con su deber de garantizar la seguridad pública, que se una a la campaña de los caricaturistas o que emprenda otras iniciativas de carácter regional, estatal y municipal. Que florezcan decenas de iniciativas.
    Pero también debe haber propuestas alternativas, opciones a la estrategia oficial. Esto último es lo que más se necesita. Hay que proponer planes para alcanzar la paz y la seguridad pública, o por lo menos para reducir la violencia.