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"Estrictamente personal"

"Cáncer en Guerrero (II y último)"

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26/08/2009 00:00

    Claudia Beltrán/Marcos Vizcarra

    La contraofensiva de verano de "La Familia michoacana", después de que el Ejército y la Policía Federal detuvieron a varios de sus cuadros clave, se caracterizó por un tipo de acciones que no se habían visto antes en enfrentamientos con otros cárteles de las drogas.
    Fueron acciones del tipo de push-and-pull, donde nunca enfrentan al enemigo, sólo se le golpea y se huye, y algunas de ellas fueron espectaculares, como incendios de vehículos en zonas donde rápidamente podía llegar la televisión para tomar las imágenes, lo que le dio un perfil de propaganda armada.
    Estas tácticas no son usuales en una banda de narcotraficantes, sino de una guerrilla. ¿Cómo llegó "La Familia michoacana" a ese modus operandi?
    Funcionarios federales involucrados en la guerra contra las drogas afirman que existen vínculos entre los narcotraficantes de Michoacán, y por ende, el cártel de Sinaloa, y la guerrilla, en un corredor que se extiende desde Tierra Caliente en Guerrero hasta esa entidad donde hace cuatro décadas hubo un incipiente germen guerrillero con otra de las leyendas insurreccionales, Genaro Vázquez Rojas, quien murió, bajo sospecha de haber sido asesinado por el Gobierno, en una carretera cerca de Morelia.
    Guerrero es un estado donde opera el Ejército Popular Revolucionario, EPR, pero en Tierra Caliente domina su escisión, el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, ERPI, que ha sufrido un proceso de descomposición con respecto a sus objetivos.
    El ERPI sufrió un revés cuando en 1998 fue arrestado su jefe y fundador, Jacobo Silva Nogales, el "Comandante Toño", quien se encuentra en la cárcel. Entre quienes lo acompañaron en el paso del EPR al ERPI estaba Omar Guerrero Solís, quien era el responsable de la célula eperrista en Tierra Caliente.
    A la caída del "Comandante Toño", Guerrero Solís asumió el cargo de comandante, utilizando su viejo nombre de guerra, "Ramiro", y no había figurado prominentemente hasta hace unos meses, cuando dio una entrevista y una conferencia de prensa clandestina, y en las últimas semanas mediante un intercambio de comunicados con el EPR por discrepancias políticas.
    Fuera de eso, la actividad guerrillera del ERPI ha sido baja, con algunas acciones de propaganda en Coyuca de Catalán y Pungabarato, los municipios donde se concentran.
    Lo que no ha sido bajas son las actividades, totalmente desviadas de los postulados de Silva Nogales, del ERPI. Según informes confidenciales del Estado Mexicano, la vieja célula de Tierra Caliente se convirtió en una organización de secuestradores, gavilleros y narcotraficantes que operan en diversos municipios de Guerrero y Michoacán, además de ofrecer protección a talamontes en la sierra de Coyuca de Catalán y Ajuchitlán del Progreso, en el corazón de Tierra Caliente, que ha sido el foco de una intensa violencia en los últimos 15 meses, al convertirse en un campo de batalla del cártel de Sinaloa.
    El calentamiento de la zona está asociado con la ruptura en esa organización entre Ismael "El Mayo" Zambada y Joaquín "El Chapo" Guzmán por un lado, y Arturo Beltrán Leyva, por el otro. Y el punto de partida de esa ola de violencia se dio en mayo del año pasado, cuando un comando ejecutó a 17 campesinos en Petatlán, entre los que estaban la esposa y los dos hijos de Rogaciano Alba, el cacique local, episodio que también rompió el frágil equilibrio en la política perredista en Guerrero. El entonces Secretario de Gobierno del Estado, Armando Chavarría Barrera, atribuyó los asesinatos a sicarios de Beltrán Leyva como venganza contra Alba que, dijo, tenía nexos con Zambada y Guzmán. Pero el Gobernador Zeferino Torreblanca lo desmintió y en menos de 24 horas, Chavarría renunció al cargo.
    Chavarría, quien tenía un pasado guerrillero, y se convirtió más adelante en Diputado local, presidente del Congreso y el aspirante más fuerte del PRD al Gobierno de Guerrero que se elegirá en 2011, fue ejecutado la semana pasada al salir de su casa en Chilpancingo.
    Su crimen ha revuelto aún más las cosas en Guerrero y la disputa entre políticos y caciques por el poder, algunos de los cuales se han asociado con guerrillas y narcotraficantes y éstas, a su vez, tendido lazos con los movimientos armados.
    El "Comandante Ramiro" es un elemento vinculador del lado oscuro de la sociopolítica estatal. En 1999 se le atribuyó el secuestro de un ganadero de Tierra Caliente, por el que cobraron 2 millones de pesos y fue detenido en Michoacán por el comandante de la policía estatal Rodolfo Suástegui, quien lo torturó.
    Poco después de ese arresto, un comando del cártel de Sinaloa, aún no fracturado en ese entonces, atacó una comandancia en Ciudad Renacimiento, en las afueras de Acapulco, donde murió el agente Félix Suástegui, padre de Rodolfo, a quien también vinculaban con el narco.
    A finales de 2002 el "Comandante Ramiro" se escapó de la cárcel de Acapulco junto con otros dos narcotraficantes centroamericanos que trabajaban para los cárteles colombianos, y regresó a operar a Tierra Caliente, donde se agudizó la violencia en el último año.
    En Petatlán, donde se atacó a la familia de Rogaciano Alba, se concentra la mayor parte de esa violencia, y los vasos comunicantes con Michoacán son abundantes. De hecho, Servando Gómez Martínez, "La Tuta", segundo nivel en la estructura de mando de "La Familia michoacana", nació ahí, donde fue maestro normalista, como lo fueron muchos de quienes siguieron a Lucio Cabañas en la fundación del Partido de los Pobres, uno de los embriones de las guerrillas eperristas.
    A diferencia del EPR, donde no hay información de relación con el narcotráfico, en el caso del ERPI sí existe esa documentación. En Tierra Caliente están los lazos con "La Familia michoacana", y el "Comandante Ramiro" opera y se resguarda en territorio de ellos. El embrión del "narcoterrorismo" está desarrollándose en esa región de un estado, como acaba de mostrar "La Familia michoacana" al exhibir en sociedad sus tácticas guerrilleras.
    El ERPI está detrás de ella e incursionando en el narcotráfico, que es más redituable que los secuestros. Son sus primeros pasos hacia una "narcoguerrilla", y una escalada adicional del fenómeno profundo que vive México.

    rrivapalacio@ejecentral.com.mx

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