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"Manuel Ávila Camacho"

"Comentario en ocasión de la película llamada 'Arráncame la vida'."

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31/10/2008 00:00

    Manuel Antonio Díaz Cid

    Basada en una novela de gran éxito, el personaje principal tiene parecido con Maximino Ávila Camacho. En la película, dicho personaje se da vuelo denostando a su hermano Manuel, a Lázaro Cárdenas y a Miguel Alemán.
    Lázaro Cárdenas del Río es el más grande Presidente del periodo post-revolucionario. Expropió el petróleo, impulsó la reforma agraria repartiendo 18 millones de hectáreas, promovió el sindicalismo, se deshizo del Maximato de Calles, apoyó a la República Española y dio asilo a los refugiados de la Guerra Civil Española así como a Trotsky. Sin embargo, como es fácil imaginar, causó profundas divisiones entre los mexicanos.
    Cárdenas fomentó lo que se llamaría educación socialista y científica. La que, interpretada por los cardenistas, significaba anticlerical y atea. Causó, de esta manera, un gran malestar en muchísimos católicos que creen que la educación es en principio competencia de la familia y no del Estado. La Universidad de Sinaloa se llamó en este tiempo Universidad Socialista de Occidente.
    Nació el sinarquismo que preocupó mucho porque era un movimiento campesino opuesto a las políticas educativas y agrarias del régimen.
    En ese ambiente y mientras los políticos radicales esperaban que Cárdenas favoreciera a su amigo radical Francisco J. Múgica, Cárdenas nombró candidato del partido oficial al moderado Manuel Ávila Camacho. Burócrata eficiente y leal. Aparece enseguida un fuerte contrincante, el general Juan Andrew Almazán, que cuenta con el apoyo de muchos sectores anticardenistas.
    Durante la campaña, en Los Mochis por ejemplo, hubo muertos en zacapelas entre los sindicatos y los partidarios de Almazán. Todo el país se sacudió. En medio de movilizaciones, choques, violencia y balazos, Ávila Camacho triunfa, al modo, en las elecciones de 1940.
    En ese contexto Ávila Camacho asume la Presidencia de la República. Su hermano mayor Maximino decía que era bueno como una papa, los mismos cardenistas se burlaban de él llamándolo: "el soldado desconocido". Al asumir la presidencia empieza a calmar los ánimos crispados por las políticas oficiales, declarando: "Soy creyente, por origen y por sentimiento?"
    Enseguida inicia su política de reconciliación nacional. Rápido se gana simpatías y se le menciona como "el presidente caballero". Su energía se manifiesta en sus actos no en sus desplantes. Convoca a una Asamblea de Acercamiento Nacional a la que son invitados todos los ex Presidentes: Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y Lázaro Cárdenas.
    Reemplaza a Vicente Lombardo Toledano por Fidel Velázquez en la CTM. Decreta la Ley del Seguro Social y al mismo tiempo crea el Instituto Mexicano del Seguro Social y diversos centros hospitalarios, como el Hospital Infantil de México y el Instituto Nacional de Cardiología. Impulsa, además, la construcción de miles de primarias y secundarias. Continúa con el reparto agrario pero ya no masivamente. Apoya al sindicalismo pero, en sus palabras, no a: "sus demandas extravagantes". Quita el término socialista como adjetivo calificando la educación pública. En esas circunstancias le toca el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
    A EU le preocupaba Japón porque era una potencia bélica, ya había invadido las costas de China, que podía desembarcar tropas en las costas de Baja California por lo que EU presiona para que México permita que sus soldados las protejan. La coacción aumenta cuando Japón bombardea Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941. No es necesario adivinar que si los dejábamos entrar los americanos nunca se saldrían de nuestro territorio. ¿Qué hacer?
    Anteponiendo los intereses de la patria a los propios, Ávila Camacho nombra Comandante de las Fuerzas Mexicanas de la Costa del Pacífico al General Lázaro Cárdenas. Quiero que piensen un momento el riesgo personal que Ávila Camacho se jugaba. Ponía fuerzas armadas al mando del político con más respaldo popular en el país. A don Lázaro no solamente se le respetaba sino se le veneraba; para el pueblo de México era "Tata Lázaro".
    Cárdenas había tratado con Franklin D. Roosevelt y convenido con su gobierno para respetar la expropiación petrolera. Roosevelt sabía que la presencia de Cárdenas en Baja California se traducía en que tendría que respetar nuestra soberanía. En el año de 1942, cuando declaramos la guerra a las potencias del Eje, y hasta 1945, el General Cárdenas fue Secretario de Defensa Nacional. O sea al mando del ejército en todo el país.
    Quiero enfatizar la grandeza de estos hombres que pudieron sacarnos de tan difíciles trances. Así mismo, señalar la confianza de Ávila Camacho en las instituciones que recién se formaban y su seguridad en la congruencia y patriotismo del General Cárdenas.
    Después de Ávila Camacho tuvimos un Presidente bon vivant, un austero, un viajero, un colérico, un obstinado, un frívolo, un desangelado, un peligroso, un tecnócrata, al que nos resultó insuficiente y el que tenemos hoy. Ya necesitamos un hombre de estado. Nos lo merecemos por haber aguantado tanto.