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"Una Segunda Opinión"

"Condúcete como un animal"

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LAS ALAS DE TITIKA
23/06/2010 00:00

    Monogamia animal y humana 


    Flota en el ambiente un tema fascinante. Es fascinante por la superficialidad con la que es tratado, hasta donde me he dado cuenta. Me refiero al asunto de la monogamia en los humanos, es decir, la fidelidad de un hombre con una mujer en un matrimonio. En una conversación se trató con amplitud. Comparto con usted mis reflexiones.
    Un par de personas iniciaron el tema hablando de la monogamia en los animales. Aseveraron que los mamíferos no siguen esa práctica y apuntaron que al contrario, parecen ser muy promiscuos, en especial los monos. Todavía más, dijeron, especies que se creían monógamas, no lo son en realidad.
    Siguieron hablando señalando que, en la naturaleza animal, la monogamia es casi desconocida. Hasta donde se sabe, es posible que las aves sean los animales en donde la monogamia sea más común y eso se debe, según dijeron, al tipo de cuidado que reciben sus pequeños, en donde el macho juega un papel importante. Pero aún así, hay infidelidades en las aves.
    Debo decir que fue interesante escuchar lo que las dos personas dijeron. La Zoología es un tema del que poco o nada conozco, excepto por la conducción de vehículos de ciertas personas y el comportamiento de algunos gobernantes. Fue un breviario sin mayor consecuencia hasta que llegaron al punto de la monogamia humana.
    Con una variedad de cifras de diversas fuentes hablaron de la conducta humana. Recuerdo un par de ellas: alrededor de la mitad de los hombres y un tercio de las mujeres han tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio. Eso en los EU. Para las dos personas, por tanto, el estado natural del humano, dijeron sin rodeos, es la multiplicidad sexual: sexo con muchos.
    En resumen, afirmaron que las costumbres y normas de la monogamia han sido impuestas por la sociedad y se trata de una norma contraria a la naturaleza humana. ¿Qué le puedo decir a usted? Mi primera reacción fue evitar la risa. La segunda tomarme el resto del vodka que tenía frente a mí. La tercera hacer preguntas.
    Si la sociedad está formada por seres humanos, entonces los mismos seres humanos son los que han creado esas reglas de monogamia, no una cosa que se llama "sociedad". Entonces la pregunta es por qué se han considerado positivas esas normas de fidelidad matrimonial. No puede hablarse de imposición, que es el tema que más fascina a estas personas.
    También, si se trata de seguir la conducta no monógama de los animales, debe apuntarse el por qué no seguir otras conductas de los animales, como el ir desnudos, o comer alimentos crudos. El razonamiento de esas personas no sigue lógica alguna: si los animales son o no monógamos, es totalmente irrelevante para la conducta humana.
    La cifra de que menos de la mitad de los hombres ha sido infiel una vez al menos y lo ha sido la tercera parte de las mujeres, describe una realidad y lo más interesante: la mayoría de los hombres ha sido fiel y dos terceras partes de las mujeres. No está mal considerando las circunstancias.
    Más todavía: cuando las personas se casan hacen un voto de fidelidad mutua que es libre y público. Violar esa promesa no es diferente a violar los acuerdos de un contrato. Y es una falta que no podría comprender un chimpancé, pero sí un humano. Si quieren seguir con parejas múltiples, que no se casen y asunto arreglado.
    Las dos personas se defendieron diciendo que la fidelidad conyugal se sigue más por presión que por convencimiento. ¿Y qué? Muchos actos siguen ese principio. Hay personas que por presión no roban ni asesinan. Otras lo hacen por convicción propia. Nada tiene que ver la presión ni el convencimiento para decidir si una regla moral es buena o mal. Un secuestrador podría decir que dejó de hacerlo por presión social.
    En fin, aprendí sobre los animales más de lo que me imaginaba y quería saber. Pero lo más interesante fue la otra parte, la de argumentar que los seres humanos deben comportarse como animales, que es lo que al final de cuentas dijeron las dos personas. Sus razones, me dijeron ellas, son aceptadas por muchos.
    Puede ser, pero eso no convence. Me parece que si alguien va a opinar con firmeza sobre un tema debe seguir ciertas reglas de lógica y razón. Sus argumentos deben estar sólidamente construidos. En este caso, defender la promiscuidad humana fracasó. Hubiera necesitado una mejor defensa.
    eduardo@contrapeso.info