Arturo Santamaría Gómez.
El ex Procurador General de la República, Sergio García Ramírez, quien estuvo ayer en Culiacán, expresó que la toma de las instalaciones de la Policía Municipal por un comando armado es una muestra clara de la profunda crisis que existe en la prevención del delito.
"Quiero suponer que el impacto es negativo, muy negativo, de preocupación, de enorme preocupación, sobre todo de desconcierto, como ocurrió con las bombas en Morelia. ¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que sigue? Sobre todo, ¿cómo vamos a luchar en contra de eso? Genera malestar, zozobra, incertidumbre, sensación de no estar protegido", dijo.
En efecto, ante este ataque, y el correspondiente resguardo por el Ejército de las instalaciones de la policía municipal, el ciudadano común se queda con un sentimiento de indefensión que le lleva a decir: ¿A quién recurrir? ¿Quién podrá protegernos?
Por desgracia, no nos enfrentamos sólo a un problema de inseguridad, sino de gobernabilidad. La disyuntiva no proviene sólo de cómo combatir al crimen organizado, sino de la ausencia de un liderazgo claro, sano, auténtico, decidido y propositivo por parte de las autoridades.
Es ya proverbial la frase de que el reconocimiento de que se tiene un problema representa, ya, el cincuenta por ciento de la solución. Sin embargo, en Culiacán y en Sinaloa no puede haber ni siquiera un esbozo de solución mientras no se admita la existencia de un grave problema de inseguridad.
Los problemas no se solucionan negándolos, minimizándolos o escondiendo la cabeza como el avestruz, sino enfrentándolos con verdad, valor y entereza.
Cada vez que se le pregunta algo concreto al Gobernador Jesús Aguilar Padilla, sobre todo en cuestiones de seguridad, responde con lugares comunes, con generalizaciones, circunloquios o con evasivas.
No basta con que diga que es un problema hemisférico, que está ocurriendo en todo el país, que se debe a que el crimen organizado está siendo acotado, o que el Estado se va a imponer en el corto, mediano y largo plazo.
No, el ciudadano sinaloense ya está cansado de tanta retórica y verborrea; lo único que pide es que le garanticen seguridad en su persona, en su familia, en su trabajo, en su entorno y en su patrimonio.
Eficacia, legitimidad y estabilidad son los tres factores que sostienen la gobernabilidad, de acuerdo al filósofo y sociólogo argentino Antonio Camou. Incluso, para el filósofo italiano Gianfranco Pasquino, la característica más importante de las tres es la legitimidad.
La gobernabilidad no se consigue con el voto ciudadano, y menos cuando no se alcanzó una mayoría determinante en las urnas. La gobernabilidad no se conquista ejerciendo el poder de forma arbitraria. La gobernabilidad es una virtud que posee el líder que habla con la verdad, que vela por los intereses de su comunidad y que sirve a todos sin distinciones... y con una alta dosis de humildad.