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"Reflexiones"

"Cuando lo que Dios hace no tiene sentido"

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24/04/2010 00:00

    Héctor Tomás Jiménez

    Una de las cosas que los seres humanos debemos aprender y asimilar como experiencia de vida, por el simple hecho de que es lo que nos dará la fortaleza de la fe y la templanza del espíritu para enfrentar todas las adversidades que se nos presenten, es que son muchas y muy diversas las formas como Dios se manifiesta en nuestras vidas, tantas que nos parecen inexplicables los milagros cotidianos que suceden todos los días.
    Al hablar de milagros, la creencia generalizada es que éstos son manifestaciones divinas de carácter extraordinario, sin embargo, lo son también de carácter ordinario pues diariamente podemos percibir con los ojos del alma y de la fe, que Dios se manifiesta en cada una de nuestras acciones, sucesos y actividades de manera tal, que muchas veces, lo sucedido no tiene explicación lógica, por lo que en ocasiones, para la mente humana muchas de las cosas que Dios hace no tienen sentido.
    Estoy seguro que cada uno de ustedes, mis amables lectores, tendrá al menos una manifestación de esto que les digo, pues en más de alguna ocasión, habrán sentido que la mano de Dios es la que ha movido los hilos de las circunstancias que les han sucedido, por lo que los invito a que me platiquen por e-mail sus experiencias, pues es la única forma de explicar que lejos de las casualidades, que rigen los hechos al azar, esta la mano de Dios que hace que las cosas sucedan sin causa aparente, probando con ello que la ley de la causalidad, es de mucho mayor valor que la simple casualidad.
    Al respecto, quiero comentarles que hace un par de días recibí un e-mail en el cual, Joaquín Corella Vásquez, narra una extraordinaria aventura a bordo del yate "El Regalo" propiedad de Enrique Coppel y en la cual, son protagonistas un grupo de buenos amigos de aquí de Culiacán que habían planeado un viaje en el yate hasta Clipperton. Esta historia ya fue publicada en Noroeste, por lo que hoy, solo me quiero referir a las muchas bendiciones que Dios tiene para todos ellos, pues fueron los instrumentos para salvar dos vidas de un naufragio de una pareja, ella de origen canadiense y el norteamericano que viajaban en un crucero de origen holandés del cual salieron a alta mar navegando en su día libre en un frágil kayak en el cual buscaban hacer la travesía hasta la isla del espíritu santo.
    Narra Corella Vásquez que durante su travesía en kayak, estos turistas fueron sorprendidos por un mal tiempo, quedando a la deriva con sólo los chalecos salvavidas, durando en el agua fría cinco interminables horas, y que los escasos barcos que pasaban no los veían e incluso, que un velero que pasó y al que le hicieron señas no los quiso recoger. Y esto fue así, por el simple hecho de que los hilos que Dios movía, eran para que fueran ellos quienes los salvaran.
    Comenta que después de haber hecho mil y una maniobras en las cuales no tenían experiencia alguna, pudieron subir a bordo a los turistas que se encontraban angustiados por haber tenido la muerte muy cerca, les dijo que hay un dicho que a la letra dice: "Dios escribe derecho con renglones torcidos" y que ellos, se habían salvado gracias a esos renglones torcidos de Dios.
    En efecto, comenta que el yate no debería estar ahí, pues debería de haber ido camino a Clipperton, pero por una indisposición de Enrique Coppel, cambiaron de ruta, que la persona que los vio, no debería estar en el barco pues era un pasajero invitado de última hora y que salió a cubierta por el mareo que tenia que no lo dejaba integrarse al grupo. Y así, que todas las circunstancias podrían parecer casualidades y coincidencias, pero visto desde el plano divino, no era más que la mano de Dios que los guió para salvarles la vida a aquellos intrépidos turistas.
    Estoy seguro que para Octavio, Enrique, Charlie, Pepe, Sergio y Joaquín, y los demás, esta será una experiencia inolvidable que podrán platicar durante muchas ocasiones, durante mucho tiempo, sintiéndose de verdad elegidos por Dios para ser protagonistas, en uno de los muchos milagros cotidianos que Él hace todos los días. ¡Felicidades valientes! JM. Desde la Universidad de San Miguel.

    udesmrector@gmail.com