"Cuidar el cuerpo y atender la mente es cuidar el alma"
Héctor Tomás Jiménez
"La salud del cuerpo empieza en la salud de la mente y su culminación es la salud del alma". JM
Los seres humanos somos emocionales por naturaleza, y sus manifestaciones son tanto de orientación positiva como negativa, es decir, emociones que van del rango de lo bueno y saludable hasta lo malo y pernicioso.
Hay estudios serios que vinculan la salud física con los estados de ánimo o emociones, de ahí que una de las primeras responsabilidades que tenemos como seres de la creación, es aprender a reconocer las emociones predominantes en nuestra vida, y que emergen en nosotros según nuestra propia genética (temperamento) o nuestro aprendizaje social (carácter) conformando nuestra personalidad o modo de conducir nuestras relaciones interpersonales. Las emociones se reconocen por sus efectos positivos o negativos, teniendo entre las primeras, la alegría, el buen humor, el perdón, la gratitud entre otras, en tanto que las perniciosas o negativas son: los celos, la ira, la envidia, la venganza, entre otras.
Aprender a reconocer la predominancia de nuestras emociones es el primer paso para empezar a resolver nuestros problemas emocionales, convirtiéndolos en fortalezas de nuestra personalidad. Es, desde otro punto de vista, empezar a cuidar la mente, nuestros pensamientos, nuestros deseos internos y con ello, empezar a cuidar el alma que habita en nuestro cuerpo.
La salud del cuerpo empieza en la salud de la mente y su culminación es la salud del alma.
Podemos empezar preguntándonos: ¿De qué naturaleza son nuestros pensamientos? ¿Cuáles son nuestros pensamientos predominantes? ¿Cómo son nuestros estados de ánimo más frecuentes? entre otras, y las respuestas a estas interrogantes nos empezarán a dar la pauta para aprender a manejar las emociones adecuadamente.
Debemos estar conscientes de que el control de éstas, es fundamental para nuestro bienestar físico y salud mental, y como consecuencia para nuestras relaciones con los demás. Esto importa, pues por lo general, las actitudes emocionales inadecuadas están asociadas a diversos trastornos psicológicos, problemas sociales y enfermedades físicas, lo que significa que no siempre logramos regular nuestras emociones de manera efectiva.
No obstante, las personas pueden regular sus emociones tanto positivas como negativas, para aumentarlas o disminuirlas. Aunque la mayoría de las emociones se regulan conscientemente desplegando fuerza de voluntad y deseo de cambio, sobre todo cuando sentimos que lastimamos nuestras relaciones interpersonales y que los demás nos relegan de su vida, aunque también sucede la regulación inconsciente o intuitiva por sentido de sobrevivencia.
Como ejemplos, podría ser cuando no reconoces la ira que sientes al ser humillado por alguien, sino que la ocultas de inmediato, o cuando desvías tu atención de manera inmediata y automática al ver algo que te produce malestar.
Muchos autores están de acuerdo en que una actitud mental positiva nos lleva más temprano que tarde al éxito personal, éxito que solo tiene sentido cuando es compartido con los demás y por lo mismo, nuestras relaciones interpersonales son adecuadas y duraderas.
Lo siguientes pasos te servirán de guía para que empieces a controlar las emociones de una manera adecuada. 1. Bendecir y perdonar siempre. Otorgar bendiciones a quienes nos agreden y en general a todas las personas en todas las situaciones posibles e imaginables, es desplegar una fuerza interna que nos conecta directamente con nuestra espiritualidad 2. Cuidar nuestros pensamientos. Los pensamientos producen emociones, por lo tanto, lo más importante es controlar los pensamientos, sustituyendo cualquier pensamiento negativo por uno positivo. Podemos repetir afirmaciones que nos hagan pensar positivamente, por ejemplo: "Ahora mismo me siento tranquilo, relajado y fuerte, estoy lleno de armonía y felicidad". 3. Programar nuestros pensamientos en el subconsciente. Para ello, basta dedicar cinco minutos por la mañana y cinco minutos antes de dormir para poner la mente en un estado de meditación repitiendo algunas declaraciones como estas: "Mi interior está lleno de amor y armonía." "Respondo con amor a todas las situaciones diarias," "Me amo y me apruebo a mí mismo y disfruto al máximo cada día". Al repetir declaraciones positivas como éstas, en estado de somnolencia, programamos la mente para que reaccione con emociones positivas. 4. Mantener el control en situaciones adversas. Esto se logra enfocando la atención en otra cosa o dejando la mente en blanco por unos segundos y respirando rítmica y profundamente. 5. Visualizar imágenes agradables. Para ello, debemos mantener la cabeza firme y levantada, dibujando una sonrisa e imaginando una situación que produzca entusiasmo y alegría, esto ayudará a percibir la vida y el éxito.
Las personas con buena salud emocional están conscientes de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos. Han aprendido maneras saludables para afrontar el estrés y los problemas que hacen parte de una vida normal. Se sienten bien consigo mismas y tienen relaciones sanas. ¿Estás de acuerdo? JM Desde la Universidad de San Miguel.
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