"Democracia o demagogia"

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23/11/2013 00:00

    Se defiende titular de la Sedena en caso Tlatlaya

    El tema de la democracia desde joven me entusias­mó al sentirlo como el ins­trumento de la doctrina política necesario para rescatar al País de la avasallante clase política que la había secuestrado después de la Revolución, pero la caterva de ex revolucionarios ignorantes y ávidos de poder, sólo sabían ava­sallar, asaltar y matar para lograr su ambicioso propósito hasta que hubo quien los aconsejara y guia­ra, me refiero al embajador de los vecinos del norte en nuestro País: El diplomático Dwight W. Morrow quien les recomendó que dejaran de autoliquidarse y formaran un partido político y en el año 1929 na­ció el PNR padre del PRM y abuelo del PRI, partido que resultó más há­bil que su padre y abuelo, pero por lo visto hasta ahora no entendieron, mejor dicho no quisieron saber na­da sobre la teoría para un ejercicio sano del poder, obviamente me re­fiero a la democracia como forma de gobierno, pero optaron por el autoritarismo como ejercicio del poder valiéndose de la demagogia para llegar a obtenerlo, siendo esta forma la antítesis de la democracia.
    Aunque ya sabemos lo que sig­nifica el vocablo demagogia creo conveniente acudir al diccionario de política dirigido por Norberto Bobbio:
    "La demagogia no es propia­mente una forma de gobierno y no constituye un régimen político sino que es una práctica política que se apoya en el sostén de las ma­sas, favoreciendo y estimulando sus aspiraciones más irracionales y los sentimientos decadentes y elementales y las desviaciones de la real y consiente participación activa en la vida política. Esto se produce mediante fáciles e ilu­sorias promesas, imposibles de mantenerse, que tienden a indicar cómo los intereses corporativos de la masa popular, o de la parte más fuerte y preponderante de ella, coinciden, en realidad más allá de toda real lógica de buen gobierno, con los de la comunidad nacional tomada en su conjunto".
    En la historia de las doctrinas políticas se considera que fue Aristóteles quien ha individuali­zado y definido por primera vez la demagogia, definiéndola como la forma corrupta o degenerada de la democracia.
    Considero que ya señalamos dos de los peores enemigos de la democracia como forma de vida y de gobierno, así que habiendo tantas cualidades que ayudan a esta forma de gobierno al creci­miento económico de los países y al sano desarrollo de las na­ciones, sus instituciones y las personas en su calidad de vida, recuerdo haber escrito en este espacio algunas cuartillas sobre la democracia, enseguida trans­cribiré algunos párrafos sobre el tema desde diferentes circuns­tancias de tiempo en el mismo espacio.
    "De todas las ideologías y utopías sepultadas bajo los escombros del Siglo 20, sólo quedó la más modesta y asequible, la democracia. No es un don predestinado a ciertos pueblos y vedado a otros: es una conquista abierta a todos. La democracia no se hereda: se construye, se trabaja".
    Con estas frases inició Enrique Krauze un artículo que publicó la revista Entorno, hace dos años y la concluyó con las siguientes:
    "El Siglo 21 será religioso o no será", dijo Malraux. Ahora sabe­mos, con certeza, que el objetivo era incorrecto: "El Siglo 21 será democrático o no será".
    Sin disentir con Malraux ni Krauze me atrevo a percibir que el Siglo 21 será globalizado o no será. Digo que sin disentir porque no creo que globalización y democracia sean fenómenos encontrados con divergencias, por el contrario los encuentro convergentes y comple­mentarios. En cuanto a la religión, tampoco veo serias divergencias, siempre y cuando se de una separa­ción clara entre política y religión.
    Desde mediados del siglo pasa­do, Jonh C. Murray escribió: "La democracia se presenta hoy con toda la fuerza de una idea cuyo tiempo ha llegado. Y hay dos razo­nes por las cuales la tarea presente es trabajar por la purificación de la tradición liberal (que es su propia y real tradición), y de la forma demo­crática del estado en que encuen­tra expresión, restaurando tanto la idea como las instituciones de la democracia a sus propios cimientos cristianos. En primer lugar, esta forma del estado es actualmente la mejor y probablemente la única esperanza de libertad humana...".
    Por otra parte, el arribo a la democracia era la principal asig­natura que tenía pendiente Mé­xico, ya nos estaba costando muy caro el aplazarla más y dado el entorno internacional en un mun­do globalizado, era ineludible su arribo, que al fin llegó y llegó para quedarse. Obviamente, no todo se va a resolver con la llegada de la democracia, no es la panacea, pero sí es el principio mediante la aplicación de correctivos que se dan por la vigilancia que ejerce la misma sociedad que se siente liberada.
    Mis amables lectores les doy una disculpa por mezclar en este espacio párrafos de artículos no escritos ayer, sino muy atrás y no sé si sea un pecado literario pero creo que es válido refrescar la me­moria y ver que algunas cosas han cambiado radicalmente para bien, pero también otras son más de lo mismo y otras peores que antes, y tanto la parálisis como la regresión debemos combatirlas.
    jrinber@gmail.com