"Dicen que permitir candidatos independientes, que no hayan sido propuestos por los partidos políticos registrados, llevaría a elecciones en donde el voto se dividiría tanto que no habría un claro ganador"
Manuel Antonio Díaz Cid
Con frecuencia escuchamos, especialmente de parte de la izquierda, que los diputados y senadores no representan al pueblo sino primero a ellos mismos y después a sus partidos políticos. Yo quisiera que no fuera así pero al verlos y escucharlos en las comparecencias, con motivo de los debates por la reforma petrolera, no tengo más que pensar que la izquierda tiene razón.
Dice la Constitución en su Artículo 51: "La Cámara de Diputados se compondrá de representantes de la Nación..." Más claro no puede ser.
El diputado habrá de ser elegido en un distrito electoral y tendrá que ser propuesto por un partido registrado en tanto no existen actualmente las candidaturas independientes.
Bien, pero una vez elegido deja de ser representante de su distrito, ya no representa a su partido, vaya ni siquiera a los ciudadanos que lo eligieron, sino que junto con los demás diputados representa a la Nación, o sea a todo el pueblo de México incluyendo a los no ciudadanos: menores de edad, nacionales con sus derechos cívicos restringidos, expatriados, etc. que son parte de la Nación.
Así, en esas palabras, lo dice la Constitución y sin embargo siguen presentándolos como diputados del partido tal o cual, inclusive de los partidos llamados de izquierda.
Estoy esperando que el moderador de los debates presente a algún diputado, a cualquiera, diciendo que representa al pueblo de México. No. Invariablemente dice: "Damos el uso de la palabra al diputado "Fulano de Tal" de la fracción parlamentaria del PRI."
Dice la Constitución en su Artículo 56: "La Cámara de Senadores se integrará por 128 senadores, de los cuales, en cada Estado y en el Distrito Federal, dos serán elegidos según el principio de votación mayoritaria relativa y uno será asignado a la primera minoría..."
Recuerden que la cámara de senadores, como la conocemos, nació en los EU para conciliar intereses de los estados, que al formarse esa república, estaban menos poblados por lo que no querían un legislativo de una sola cámara con número de representantes en proporción a dicha población. Exigieron y consiguieron otra cámara con representación igual para cada estado sin importar la cantidad de población. Ambas, de diputados y de senadores, son cámaras de origen y toda ley debe ser aprobada por ambas.
Estoy esperando que algún senador sea presentado diciendo que representa a su Estado. No. Invariablemente es presentado diciendo: "Damos el uso de la palabra al senador "Mangano de Sal" de la fracción parlamentaria del PAN.
En el último debate, presentaron a un senador de la fracción parlamentaria del PRI. No se mencionó a qué Estado representa o sea por qué está en el Senado. Tomó la palabra y a continuación dijo: En mi partido tomaremos los acuerdos que al PRI le convengan y nadie exterior al mismo nos dirá que acordar respecto de la reforma petrolera.
Bravo, bravo. Lo que le convenga al país queda relegado y la representación de su Estado: ¡Bien gracias! No solamente eso sino que declara que acordará lo que convenga al PRI.
De acuerdo que los legisladores puedan acordar reglas para mantener cierto orden en las sesiones de las cámaras pero no lo deberían de hacer olvidando el carácter que tienen bien como diputados representantes del pueblo o como senadores representantes de los estados.
Dicen que permitir candidatos independientes, que no hayan sido propuestos por los partidos políticos registrados, llevaría a elecciones en donde el voto se dividiría tanto que no habría un claro ganador.
Desde luego que cuando tal eventualidad se diera se estaría en un problema para definir al ganador pero al no permitir candidatos independientes ha hecho que los partidos se vuelvan el único camino hacia los puestos de elección popular y que estos puedan pactar y pactan desentendiéndose de los intereses populares.
Esta consecuencia es mucho peor que fraccionar la votación entre muchos candidatos porque hemos caído en una partidocracia de la que será difícil salir en tanto los partidos tendrían que acordar reglas electorales en contra de sus intereses.
La partidocracia es atroz. Si un diputado o senador fue elegido por su trayectoria y criterio aceptable para sus electores resulta que de nada le vale porque no podrá votar de acuerdo a sus convicciones sino que votará por la línea del partido que lo propuso.
En el presidencialismo la línea se daba a través de la presidencia ahora a través de los voceros del partido. En ambos casos, el representante popular o estatal, o bien obedece o ve terminada su carrera política.
En el presidencialismo sabíamos a quien culpar: al presidente; ahora en el la partidocracia el responsable es un ente inasible: el partido. Esto está peor que antes.
Se daba el hecho que un partido que había perdido todas las votaciones no tenía diputado alguno aunque más del 45% de los electores hubiesen votado por dicho partido. Para dar representación a esas grandes porciones del electorado se inventaron los diputados de partido. Ahora resulta que el Partido envía a Perengano como diputado plurinominal.
El candidato no hace campaña porque no necesita. Saldrá diputado invariablemente. Enseguida dicho diputado es nombrado presidente de la Comisión Permanente y otro diputado por el estilo nombrado líder de la mayoría. Son los jefes del Congreso y representan en él a quien verdaderamente los nombró: a su Partido o a quien al partido ordenó. Siendo así la izquierda tiene mucha razón: los diputados no representan al pueblo.
Mientras tanto yo no estoy representado ni como mexicano, como parte de la Nación, en la Cámara de Diputados; ni como sinaloense en la Cámara de Senadores. No lo estoy adivinando. Entrenados en personalizar la comunicación, los conductores de las comparecencias ven de frente a la cámara y viéndome a los ojos me lo dicen claramente sin perder la sonrisa cínica que sabemos reconocer. Me siento agraviado y burlado.