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"Octubre de 1968"

"El aniversario número 40 de los asesinatos de Tlatelolco puede ser el principio de una investigación histórica de los hechos, que nos indique lo que realmente ocurrió, aunque la opinión pública ha decidido, correctamente en apariencia, que lo"

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08/10/2008 00:00

    Gilberto Yáñez

    Quienes vivimos como observadores desde larga distancia los terribles sucesos de octubre de 1968, recordamos el esfuerzo del gobierno federal de esconder los excesos del ejército y del mismo gobierno en Tlatelolco, así como la información de las circunstancias bajo las cuales se desarrollaron tales hechos, que produjeron un número hasta ahora aún no determinado de muertos.
    Yo tenía 26 años de edad y cuatro de haber obtenido mi título profesional en el Distrito Federal y había regresado a Mazatlán a ejercer mi profesión. Todos los jóvenes de mi generación estábamos sorprendidos de lo ocurrido, porque aunque el autoritarismo del régimen de Díaz Ordaz en particular y del sistema de gobierno establecido por el PRI en general, eran objeto de estudio con ejemplos cotidianos, nunca pensamos que podría llegar al extremo de matar a cuando menos varias decenas de personas indefensas asistentes al mitin de Tlatelolco en esa tarde del 2 de octubre.
    Aunque la información no oficial y clandestina, no era posible publicar nada entonces sobre el tema, indicaba como culpables únicos a los soldados y al gobierno federal, no encontrábamos la lógica o el beneficio para el gobierno federal de ese homicidio masivo, cuya información dio la vuelta al mundo en las siguientes semanas, gracias a la presencia en México y en la misma Plaza de Tlatelolco, de periodistas extranjeros, entre ellos la escritora italiana Oriana Fallacci. El gobierno de México afirmaba que los estudiantes y asistentes al mitin habían agredido al ejército con armas de fuego y los estudiantes y algunos periodistas extranjeros insistían en que los primeros disparos fueron hechos desde el edifico "Chihuahua", en contra de los soldados y también en contra de los manifestantes y no por éstos a los soldados.
    Con la información que proporciona el tiempo y la lectura de los muchos testimonios posteriores de asistentes al mitin y de historiadores y periodistas interesados en el tema, se puede tener una visión más o menos fidedigna de lo que ocurrió, aunque subsisten algunas lagunas de información y además, la propaganda de muchos de los protagonistas y del gobierno ha creado algunos mitos alrededor de ese terrible episodio de nuestra historia reciente.
    1._ En primer lugar, no hay duda de que murieron varias decenas de personas. Los testigos residentes en los departamentos ubicados en los edificios que tienen frente a la plaza en la cual ocurrieron los hechos, informan de varias pilas de cadáveres creadas en la banqueta, de donde eran colocados en camiones del ejército para ser trasladados a otra parte, que después se estableció como cierto que había sido el Campo Militar número Uno, ubicado en el mismo Distrito Federal. Sin embargo, el mito de los miles de muertos no es verdad, aunque 80 ó 100 muertos no son menos importantes que 2 ó 3 mil, la proporción es importante aclararla. El gobierno siempre mantuvo el diverso mito de que habían sido menos de 20 muertos, lo cual es mentira.
    2._ El segundo mito es que las protestas estudiantiles del 68 fueron el principio de la lucha a favor de la democracia, que los jóvenes estudiantes emprendieron como reacción al régimen autoritario de Díaz Ordaz. Esto no es verdad. Los estudiantes del 68 protestaban por abusos del gobierno en su trato a los estudiantes que se manifestaban como protesta contra la represión de los estudiantes preparatorianos que originó todo el conflicto y también en contra de la ocupación de Ciudad Universitaria por parte de policías y soldados, lo cual motivó que el propio Rector de la UNAM encabezara varias protestas pacíficas a partir de esos hechos.
    El autoritarismo del régimen del PRI se prolongó durante 42 años más, pero los primeros intentos de democratizar el sistema político fueron realizados por el PAN y el PRD en sus negociaciones a partir de 1983 con Miguel de la Madrid, con Carlos Salinas y con Ernesto Zedillo, por la necesaria colaboración de ambos partidos políticos en la aprobación de las especiales decisiones legislativas indispensables para hacer frente a las crisis económicas causadas por los excesos de Luis Echeverría y por José López Portillo primero y después por Carlos Salinas al entregar el poder a Zedillo, en diciembre de 1994.
    Ambos partidos políticos exigieron al PRI y al Presidente en turno en los tres sexenios cuyas crisis causaron un gran daño al país, que se modificara la Constitución para crear una apertura política que permitiera la realización de elecciones imparciales y confiables, primer elemento indispensable para una democracia electoral, negociación que finalmente, después de varios años de presiones, logró la creación del Instituto Federal Electoral como órgano director de las elecciones, en substitución de la Secretaría de Gobernación, que hasta entonces había manipulado a su gusto las elecciones federales, por conducto de las distintas comisiones federales electorales, dirigidas por Gobernación, con mayoría de votos del gobierno federal y del PRI. Los estudiantes nunca protestaron en 1968 en contra de la falta de democracia en el país.
    3._ Otro importante mito creado durante los años posteriores a 1968, es que el gobierno federal, Díaz Ordaz y Luis Echeverría decidieron reprimir severamente y matar a un grupo de estudiantes para acabar con las manifestaciones y protestas públicas casi cotidianas, que creaban un ambiente negativo para los Juegos Olímpicos que se realizarían en la capital del país en Octubre mismo, por la presencia de periodistas extranjeros que diariamente daban cuenta a sus lectores de los problemas del gobierno de México con los estudiantes, a imitación de lo sucedido en Mayo anterior en Francia, cuya capital se paralizó durante varias semanas por las protestas estudiantiles y la acción de la policía.
    Esa versión no tiene lógica y conviene exponer lo que meses y años después se ha obtenido por historiadores como información pertinente a estos hechos importantes. Según esta información, el gobierno federal tenía informes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, CIA y FBI, según lo cual existía un plan originado en Moscú para crear en México las circunstancias negativas que impidieran o cuando menos complicaran y empañaran la celebración de los Juegos Olímpicos, para lo cual estaba financiando a estudiantes de izquierda, miembros del Partido Comunista, para crear un ambiente de desorden que generaría un grave problema al gobierno encargado de organizar las primeras Olimpiadas en un país en proceso de desarrollo o del Tercer Mundo.
    Por supuesto, esta información no puede comprobarse, pero algunos hechos expuestos en estos 40 años posteriores a la represión de Tlatelolco indican que en efecto, los dirigentes estudiantiles del movimiento de 1968 eran jóvenes de izquierda, lo cual es común a esa edad, con relaciones demostradas con el entonces clandestino Partido Comunista mexicano. Lo afirmado por Díaz Ordaz a sus colaboradores cercanos indican que tanto Díaz Ordaz como Echeverría suponían que estaban enfrentando una conspiración de los estudiantes para crear desórdenes que impidieran o cuando menos complicaran los Juegos Olímpicos, frente a la prensa y la televisión internacional, lo cual causaría un grave descrédito a México y a su gobierno. La conspiración estudiantil nunca se ha comprobado, aunque se considera posible y aún probable.
    Es evidente que la reacción del gobierno federal que causó la muerte de varias decenas de personas fue desproporcionada a los efectos que podían causar las protestas y manifestaciones públicas de los estudiantes. Se ha dicho que Echeverría convenció a Díaz Ordaz para que hiciera uso de la fuerza del ejército para reprimir las protestas que ya eran cotidianas, pero en atención a que ya representaban un peligro inminente para el gobierno federal, pero por sus supuestos fines reales, que eran crear problemas a la realización de los Juegos Olímpicos, según la información proporcionada al gobierno por los espías estadounidenses. Díaz Ordaz afirmó lo anterior en la audiencia pública realizada en el Senado con motivo de su ratificación como Embajador en España, a un joven periodista que le reclamó su grave responsabilidad de la muerte de los asesinados en Tlatelolco en 1968. Echeverría nunca ha dado su versión de los hechos.
    Por otra parte, sabemos que el gobierno federal realizó una represión organizada de los líderes del movimiento estudiantil, a quienes mantuvo en la cárcel durante tres o cuatro años. Es posible y también probable que Echeverría, diciembre 1970-noviembre 1976, los haya liberado para demostrar su inconformidad con las decisiones de Díaz Ordaz, diciembre 1964-noviembre 1970, lo cual motivó el rompimiento final de ambos políticos y la subsiguiente afirmación de Díaz Ordaz en el sentido de que se había equivocado en la designación de su sucesor, porque lo había traicionado.
    Un importante indicio de que habría represión en Tlatelolco en la tarde del día 2 de Octubre de 1968 es la información comprobada de que ese día, por la mañana, los integrantes del Consejo Directivo de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Libre de Derecho fueron advertidos por un amigo integrante del Comité de Huelga del movimiento estudiantil, de que no asistieran al mitin de Tlatelolco, "porque habría muertos". ¿Cómo sabía el informante que habría represión del gobierno?
    También está comprobado por los historiadores, que desde el edificio Chihuahua, de Tlatelolco, se iniciaron los disparos contra los soldados que rodeaban la plaza, hiriendo al General Hernández Toledo. Hasta ahora se tiene la información de que dichos disparos fueron hechos por elementos del Estado Mayor Presidencial vestidos de civil, que portaban un guante blanco en la mano izquierda y a quienes después se denominó "Brigada Blanca". Otras versiones indican que esos disparos se hicieron en contra de los asistentes al mitin, pero el militar herido es prueba de que cuando menos también dispararon en contra de los soldados, con el propósito de que éstos respondieran disparando en contra de los manifestantes.
    Si los soldados fueron agredidos desde el edificio Chihuahua, ello significa que hubo una conspiración del gobierno, desde la oficina del Presidente de la República, para crear un conflicto que terminara con el mitin en Tlatelolco y se acusara a los manifestantes como los responsables de la agresión a los militares. Hasta ahora no se tiene la certeza de lo que realmente ocurrió.
    El aniversario número 40 de los asesinatos de Tlatelolco puede ser el principio de una investigación histórica de los hechos, que nos indique lo que realmente ocurrió, aunque la opinión pública ha decidido, correctamente en apariencia, que los responsables fueron Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez.