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"Visiones confrontadas"

"El controvertido tema de las coaliciones no debe hacernos perder de vista que la reforma electoral en puerta contiene avances innegables para nuestra incipiente democracia"

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06/12/2007 00:00

    Saúl Valdez / Fernanda González

    Las contradicciones al seno del PRD se recrudecen, pese a los intentos discursivos por suavizar las cosas o pretender incluso que aquí no pasa nada. La realidad es que las discrepancias de estrategia son cada vez más ostensibles. López Obrador enfrenta un escenario poco alentador para su proyecto en la militancia perredista de larga data, lo mismo que en las estructuras dirigentes en poder de corrientes y fracciones que se niegan a ser absorbidas por el lópezobradorismo.
    Si bien AMLO buscó, tras el fracaso de 2006, consolidar su liderazgo al seno del PRD, proponiéndose contrabalancear el poder de las llamadas tribus con su propuesta de Convención Nacional Democrática y gobierno legítimo que él preside, al cual se han afiliado hasta ahora un millón ochocientas mil personas, el pobre desempeño electoral del PRD en 2007 lo ha debilitado. Su incesante activismo político por toda la República, no ha conseguido detener la debacle electoral de su partido.
    Si bien pocos, muy pocos osan criticar en el PRD directamente al presidente legítimo, las instrucciones de éste para el desarrollo del movimiento de resistencia pacífica, se acatan pero no se cumplen, presentándose una desarticulación del movimiento político y social lópezobradorista con las principales facciones políticas que dominan la estructura partidista.
    Una señal inequívoca de las graves pugnas que sacuden el espectro político perredista, la dio AMLO el lunes tres de noviembre poniendo de relieve su desencuentro con las fracciones parlamentarias del PRD en el Congreso de la Unión, tras pedirles que rechacen la reforma electoral pactada con el PAN y el PRI en un proceso de negociación que lleva meses, calificando dicha reforma de maniobra antidemocrática diseñada en función de los intereses oligárquicos que los dos últimos partidos representan como principales bastiones del bloque conservador que le robó la elección presidencial en 2006.
    López Obrador les advirtió lo incongruente que sería votar a favor de dicha reforma en lo general, y, para seguir cubriendo las apariencias, hacerlo en contra respecto a puntos particulares.
    Luego de reunirse con dirigentes del Frente Amplio Progresista, aunque sin la presencia de Jesús Ortega, todavía coordinador de éste, miembros de su gabinete legítimo e integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, AMLO dirigió una misiva pública a los coordinadores perredistas en la Cámara de Diputados, Javier González Garza, y del Senado, Carlos Navarrete (3/12/007), para pedirles comuniquen a los diputados y senadores que ellos coordinan, su postura sobre la nueva reforma del Cofipe, y que cada cual vote, al respecto, de conformidad con su conciencia de cara a los militantes y simpatizantes del partido, asumiendo su responsabilidad histórica
    Especialmente destacó su firme oposición a los cambios concernientes al sistema de coaliciones, donde se establecen nuevas modalidades que obligan a todas las fuerzas políticas a demostrar en las urnas su fuerza real, habida cuenta que aun y cuando apoyen candidaturas comunes, deberán ir en la boleta electoral con su propio emblema.
    López Obrador asumió la defensa de sus aliados del PT y Convergencia, integrantes, junto al PRD, del Frente Amplio Progresista, dando por hecho que las modificaciones al régimen de coaliciones buscan sabotear una futura coalición que en 2012 lo postule otra vez como su candidato a la presidencia.
    Desconozco si ha sido incluido en el dictamen la llamada cláusula de vida eterna, concebida a modo de concesión postrera para que los partidos pequeños que no alcancen el 2 por ciento necesario para mantener el registro, mantengan su franquicia electoral con sólo obtener uno por ciento de los votos, en tanto el otro uno por ciento le sería aportado por el partido coaligado que obtenga más votación.
    Dicha cláusula fue rechazada con indignación por los representantes del PT, Convergencia, PVEM, Nueva Alianza y Alternativa, a quienes se conoce como el G-5.
    El Senador Dante Delgado, máximo líder de Convergencia, así como el Senador Ricardo Monreal, cuya pertenencia al PRD está prendida de alfileres, denunciaron que esos cambios buscan resquebrajar al Frente Amplio Progresista, desaparecer a los partidos pequeños y, por tanto, consolidar un régimen de partidocracia.
    Sin embargo, el régimen de coaliciones actual permite que las cúpulas partidistas acuerden en lo oscurito repartirse porcentajes y votos antes que la voluntad popular se plasme en las urnas. ¿Acaso ello es más democrático?. No se trata de que la chiquillada desaparezca. Pero tampoco debemos auspiciar, con tal de evitar el tripartidismo, que algún partido de los llamados menores mantenga vida artificial, sin saberse nunca cuál es su caudal de votos.
    Buena parte de la clase política perredista, refractaria, por lo demás, al liderazgo caudillista tras sexenal de AMLO, se cuestiona si la política de alianzas del PRD en la arena electoral conlleva más costos que beneficios.
    El Diputado de ese partido, Juan Guerra, discrepó de la visión lópezobradoriana respecto a los cambios en el sistema de coaliciones: nosotros no vemos lo inequitativo, ni lo antidemocrático, ni lo ilegal en las modificaciones planteadas al sistema de las coaliciones, llamando la atención sobre los avances porcentuales de Convergencia y PT, quienes pasaron de tener dos por ciento en los comicios intermedios de 2003, a 5 y 6 por ciento, respectivamente, en 2006. En cambio, el porcentaje del PRD no creció nada de una elección a otra aunque en el mismo lapso haya incrementado de 97 a 127 sus diputados en San Lázaro, lamentó el Diputado Guerra.
    Bajo los términos actuales de la ley, una coalición sólo es viable si el partido con más expectativas políticas sacrifica un determinado porcentaje de su votación. En tal sentido, Guerra concluye que la lógica de Andrés Manuel es que nos sacrifiquemos los de casa.
    A pesar de la advertencia de AMLO, el CEN del PRD dio todo su respaldo a sus diputados y senadores para aprobar en lo general la reforma electoral. Siendo cada vez más evidente la separación, sin llegar todavía al divorcio, del Peje y sus seguidores con las corrientes políticas que controlan los órganos de dirección del partido.
    En todo caso, el controvertido tema de las coaliciones no debe hacernos perder de vista que la reforma electoral en puerta contiene avances innegables para nuestra incipiente democracia.
    dmartinbara@hotmail.com