"El día que por primera vez leí en un libro de pensamientos a Gregorio Marañón, era una niña, y nunca olvidé estas últimas palabras: Descansar es empezar a morir."
SEGURIDAD
Vivir no es sólo existir,
sino existir y crear,
saber gozar y sufrir
y no dormir sin soñar.
Descansar, es empezar a morir.
Gregorio Marañón, médico y escritor español (1887- 1960).
El día que por primera vez leí en un libro de pensamientos a Gregorio Marañón, era una niña, y nunca olvidé estas últimas palabras: Descansar es empezar a morir.
Durante toda la semana me he desvelado imaginando y repasando una lista de lugares y momentos que me fascinaría conocer y apreciar. Este deleite me produce tanta inquietud que por ello concilio el sueño cerca de la madrugada, y al dormir me ocurren eventos agradables o por el contrario.
Hace unos cuantos días soñé que ya era hora de morir, y una voz me decía que mi última misión consistía en cruzar un umbral hacia una nueva vida. Me oponía a atravesarlo y al mismo tiempo no tenía otra opción.
Conforme me acercaba a lo desconocido aumentaba el temor, y mi frágil y mortal cuerpo se estremecía en el final. Justo, al borde de la muerte, tuve un constante pensamiento: "¿y si mis recuerdos se desvanecieran?"
Al adentrarme en el umbral, el vínculo que me ataba a la tierra se debilitaba mientras me sumergía en otro universo donde flotaba y me suspendía en un horizonte sin pasado ni futuro. Comenzaba a olvidar quién era, cuando súbitamente una fuerza que nunca supe de donde vino me impulsó y salí de aquel infinito para regresar nuevamente a casa.
Mis recuerdos retornaron uno tras otro. Me aferraba a ésta vida en el mundo, donde se me otorgó un hogar, un lapso de tiempo y una historia que contar. Por un segundo morí para anhelar con todo mi ser volver a vivir.
Es maravilloso ser libre para elegir mis sueños, metas y acciones, así como también mi estado de ánimo y las soluciones para superar cualquier obstáculo. No siempre reconozco lo afortunada que soy, ya que a veces evado esta realidad porque me aterra la idea de que algún día ya no estaré más aquí.
Nuestra existencia conlleva tantas emociones que se pueden llegar a transformar en una bella creación cuantas veces lo deseemos. El descanso, es sencillamente la coma de una párrafo lleno de desafíos.
Dedico esta columna a Carlos Monsiváis, un gran escritor y ser humano que nunca dejó de crear, y a quién tuve la fortuna de conocerle hace algún tiempo. Descanse en paz.