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"Editorial"

"El discurso de Meché"

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LAS ALAS DE TITIKA
15/02/2011 00:00

    Tal como se esperaba, Mercedes Murillo Monge, presidenta del Frente Cívico Sinaloense, no se quedó callada al recibir ayer de manos del Gobernador Mario López Valdez el Premio Estatal al Mérito Social Agustina Ramírez, durante la conmemoración del 132 aniversario luctuoso de la heroína sinaloense, realizado en Culiacán.
    Agradeció correctamente la distinción que se le estaba haciendo como luchadora social y defensora de los derechos humanos, sobre todo de los más vulnerables, pero aprovechó la oportunidad para reiterar su exigencia a las autoridades para que promuevan la justicia, pongan alto a la impunidad y eliminen completamente la corrupción.
    Citando el ejemplo de Simeón el Estilita, que hizo erigir una alta columna para subirse en ella y así separarse de los hombres con el propósito de, según él, unirse más a Dios en la oración, dijo que los gobernantes también se encierran para no escuchar los reclamos del pueblo.
    "Hoy los gobernantes no hacen columnas, pero sí se encierran en oficinas y casas amuralladas, donde los cuidan guardias para que nadie se les acerque y no puedan oír la voz del pueblo que pide justicia, alto a la impunidad y a la corrupción, más empleo, cárceles dignas, y esta lista pudiera seguir y seguir", expresó. "Cuando lees la biografía de Agustina Ramírez de Rodríguez parece que estás leyendo un relato de la misma burocracia que tenemos en México en estos momentos. Primero, recibe una pensión de 30 pesos por ser esposa de un soldado, que gozó solamente un año. Después, solamente en papel, el Congreso de la Unión le dio otra pensión que nunca llegó a sus manos".
    La homenajeada siguió recordando algunos retazos de la vida de Agustina Ramírez, quien entregó a 12 de sus 13 hijos al servicio de la Patria, haciendo énfasis en que murió pobre y fue enterrada en una fosa común.
    "Yo me pregunto si Doña Agustina entregaría hoy a sus 12 hijos a este México descompuesto. Lo dudo. Yo creo que está llorando arrepentida y oigo su voz que grita al pueblo: "por el recuerdo a mis hijos trabajen, ayuden a los pobres, critiquen cuando las autoridades no cumplan con lo que juraron y se comprometieron a hacer".
    La Meché no tuvo sólo palabras para la autoridad, también hizo un exhorto a la sociedad para encauzar bien a los jóvenes y a no perder la esperanza de que México sí puede cambiar.
    "Las Agustinas de hoy no estamos previniendo a nuestros hijos de la terrible violencia que vivimos", señaló, "y en algunas ocasiones los jóvenes forman parte de ella, pues las cárceles y los panteones están saturados de ellos, y lamentablemente también de muchas mujeres.
    "Sí podemos comprometernos a tener paz y justicia en Sinaloa, sí podemos luchar por nuestra libertad, sí vamos a poder transitar de día y de noche por las calles, sí podemos exigir justicia. Ése es el mejor homenaje a Agustina Ramírez. Despertemos, tenemos compromiso con nuestra Patria y con Sinaloa", manifestó.
    Un inquebrantable valor y una congruencia a toda prueba son dos de las características de la Meché, de ahí que no extrañe su crítica sin matices a los gobernantes por su alejamiento del pueblo para no escuchar, como señaló, sus reclamos ni sus demandas.
    No hay ninguna duda de sus méritos para ser reconocida con el premio que lleva el nombre de Agustina Ramírez, aquella heroína sinaloense que lo dio todo por nuestro México.