Sugey Estrada/Hugo Gómez
El dolor físico doblega y postra nuestro cuerpo, pero el dolor del alma nos flagela de manera total e inmisericorde. El dolor del alma es el causante de muchos de los males físicos, porque genera cantidades excesivas de estrés e innumerables emociones negativas y depresivas.
"Es increíble cómo no se entiende el dolor del alma. Si te golpea una bala o te clavas una astilla, te pones inmediatamente a gritar. Si te rompes una pierna, te la enyesan. Si tienes la garganta inflamada, te dan una medicina. En cambio, si tienes el corazón en pedazos y te encuentras tan desesperado que no puedes ni abrir la boca, nadie se da cuenta. Sin embargo, el dolor del alma es una enfermedad mucho más grave que la pierna rota o la garganta inflamada. Sus heridas son más profundas y peligrosas que las provocadas por una bala o una astilla. Son heridas que no sanan, heridas que con cualquier pretexto comienzan a sangrar", dijo Oriana Fallaci.
Esta carga emocional o dolor del alma, como apuntamos anteriormente, se somatiza produciendo muchos desequilibrios y enfermedades si no se soporta con actitud amorosa. "Si tienes una pena del corazón no la toques. Contra dolores del alma sólo hay dos medicamentos: la esperanza y la paciencia", señaló Pitágoras.
Sin embargo, puede también utilizarse positivamente para afrontar los estragos físicos. Es decir, como los dolores del alma son más rigurosos, capacitan a la persona para soportar los dolores físicos, según testimonió Jorge Luis Borges.
"Me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy", expresó. No obstante, cuando lo abandonó su gran amor sintió un dolor tan intenso que aprovechó para visitar al dentista, porque en ese momento el dolor corporal era bastante más soportable.
¿Sano amorosamente el dolor del alma?