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"Encuestas y electores"

"El electorado puede verse influido por los resultados de las encuestas."

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24/11/2005 00:00

    MARCOS VIZCARRA / CÉSAR LÓPEZ

    Las encuestas suelen generar revuelo, polémica, protestas y acusaciones por parte de partidos y candidatos, según les va en la feria.
    ¿Por qué tanto ruido si, como todo mundo reconoce, se trata de una fotografía instantánea, que no permite diagnosticar con precisión qué pasará en la elección?
    ¿Por qué si todos los candidatos, en algún momento, reconocen que la única encuesta válida es la propia elección, se rasgan las vestiduras cuando una encuesta no les favorece, y se engallan con gran soberbia cuando los pone en buena posición?
    ¿Por qué hablan maravillas de una firma encuestadora cuando salen como punteros y en cambio la descalifican como sesgada cuando han caído en las preferencias reportadas?
    Pues porque las encuestas influyen, y no poco, en la decisión de varios electores. Sobre la interpretación y el efecto político de las tan necesarias como controvertidas encuestas, podríamos decir lo siguiente:
    1) Desde luego, muchos ciudadanos son inmunes a las encuestas; a los electores duros se les podrá decir que su candidato no tiene la menor posibilidad de ganar y, sin embargo, votan por él, sea por negar una realidad desagradable, sea por firme lealtad emocional o ideológica a su partido.
    2) Pero buena parte del electorado es independiente de los partidos, cerca de 40 por ciento, y decide su voto, si vota, a partir de elementos muy diversos: la trayectoria del candidato, el desempeño del partido cuando ha gobernado, las propuestas que hacen, las alianzas que concretan, el resultado de un debate presidencial, un escándalo que pone en entredicho la confiabilidad de los contendientes, etcétera.
    Ese electorado es volátil, pues durante el proceso, sobre todo cuando es tan largo como en México, puede ir trasladando su preferencia de un candidato a otro. Y eso se refleja en los vaivenes de las encuestas.
    3) Pero al mismo tiempo, ese electorado puede verse influido por los resultados de las propias encuestas, pues si su favorito no tiene probabilidad alguna de ganar, entonces puede fácilmente optar por su segunda preferencia, aquella que le permita impedir que gane su última opción.
    Esa es la esencia del voto estratégico o útil, muy habitual entre los votantes independientes. De tal forma que hay una clara interacción entre este segmento del electorado y las encuestas, lo que genera un efecto de "bola de nieve" en favor o en contra de los candidatos, según la posición en que cada uno de ellos se encuentre.
    4) Por lo anterior, muchas veces es menos importante el resultado reportado en una encuesta que la tendencia que se desprende de ejercicios anteriores de la misma encuestadora. Es la tendencia la que va provocando esos círculos virtuosos o viciosos, esa "profecía autocumplida".
    Los candidatos conocen esta dinámica, y saben que deben salir bien parados en las encuestas para que el electorado independiente, que termina por inclinar la balanza, los considere, si no como su primera preferencia, sí al menos como su segunda opción, para así recibir lo que podría ser un nutrido voto estratégico, y apoyos financieros, en contra de su principal oponente.
    5) Si en cambio un contendiente aparece en las encuestas tan abajo que deja de ser una opción real, muchos de sus votantes potenciales, convencidos o estratégicos, pueden fácilmente emigrar a los contendientes que mantienen probabilidades reales de ganar. Lo cual terminará hundiéndolo irremisiblemente al que ha quedado a la zaga.
    Y eso no se decide el día de la elección, ni siquiera en la víspera, sino que puede ocurrir mucho tiempo antes, por ejemplo, ahora. Una vez definida la tendencia, difícilmente se podrá revertir. Lo crucial para los contendientes en estos meses es no quedar en tercer lugar, pues de ahí a ser eliminado definitivamente hay un pequeño paso.
    6) ¿Cómo interpretar las encuestas cuando hay tanta disparidad?
    a) Hay que considerar sólo las que a lo largo de varios años han mostrado independencia y solidez profesional. b) Deben contrastarse todas las encuestas y ver en qué coinciden. c) No conviene extraer conclusiones de una sola de ellas, pues conlleva un alto riesgo de error.
    d) Las encuestas contratadas por los partidos, aunque levantadas por firmas prestigiadas, deben verse con reserva, pues existe siempre la proclividad a sobrecargar el resultado en favor del cliente. e) También deben verse con cautela aquellas que se salen radicalmente de la tendencia predominante, pero no descartarlas en automático. Podrían ser acertadas a partir de sus metodologías, o podrían haber captado por adelantado una tendencia que después confirmarán las demás casas encuestadoras.
    f) Considerando lo anterior, se puede concluir, a partir del análisis de las encuestas recientes que: Andrés López Obrador sigue arriba, pero ha venido cayendo; que la distancia entre todos se viene cerrando; el PAN, con su inesperado candidato, ha venido escalando; que el PRI también ha caído aunque lo soporta el piso de su amplio voto duro; que PRI y PAN están en empate técnico, disputando quién se quedará en tercer lugar, y desplomarse, y quién en segundo, con opción de alcanzar y ganar.
    g) Que López Obrador le da votos a su partido, Calderón también le da sufragios al PAN, aunque en menor medida, y que Madrazo le quita una buena cantidad de votos al PRI.
    h) Cuando los candidatos reaccionan con excesiva animosidad o ceguera ante una encuesta desfavorable, significa que los resultados que descalifican los han puesto nerviosos. Por ejemplo, las recientes reacciones del PRD reflejan su creciente inquietud. Y Mariano Palacios Alcocer, al afirmar que todas las encuestas y sondeos ubican a su partido en primer sitio, demuestra que los priistas ven las cosas mal, muy mal.

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