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"Siete puntos"

"El insulto político"

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22/03/2006 00:00

    1. Hay muchas clases de insultos, como son variados los motivos que los causan.
    Está el arrabalero, compuesto de groserías y palabras obscenas, y el irónico, aderezado con esa creatividad que escoge la palabra adecuada para golpear en el lugar indicado.
    No se necesita gritar para insultar, y basta con saber los puntos débiles de la persona que se quiere agredir para activarlos con la mínima provocación.
    2. Hay ambientes o escenarios que propician el insulto.
    Es esperable, por ejemplo, que en una cantina, cuando varias personas ya están influidas por el alcohol, afloren esa violencia contenida que se expresa a través del lenguaje soez.
    En espectáculos como el futbol no faltan imprecaciones contra los protagonistas, sobre todo para el silbante a quien se le recuerda con frecuencia su progenitora.
    3. La política se ha vuelto arena de disputas ofensivas, en donde en vez de esgrimirse argumentos para convencer a los rivales se acude al recurso fácil del insulto.
    El actual candidato perredista a la presidencia acaba de insultar al Presidente de la República, en un gesto que ha sido severamente criticado por el PAN. Se le acusa de intolerante y grosero, de ensuciar la batalla, de bajar la calidad de la contienda.
    4. Es cierto. El insulto y la burla no favorecen esta lid electoral que, si bien tendrá su desenlace coyuntural el próximo dos de julio, se inscribe en el amplio contexto de la transición hacia la democracia, que venimos recorriendo desde hace años.
    Con esas actitudes arrogantes y ramplonas se favorece aún más el abstencionismo creciente, se aleja al electorado de las urnas.
    5. Los panistas, sin embargo, olvidan que su entonces candidato a la Presidencia inauguró estas prácticas vulgares hace seis años cuando, envalentonado, insultó a los priistas hasta cansarse.
    Quienes le aplaudieron sus arranques insolentes y le festejaron sus ofensas hoy reclaman que se haga lo mismo con el actual Presidente, que se utilicen idénticas armas en su contra.
    6. Como ganó el dicharachero candidato panista las elecciones y, así parece, le sirvió su estrategia basada en las diatribas antipriistas para obtener el triunfo, hoy repite ese esquema el abanderado del sol azteca e intenta, gracias a sus dardos envenenados contra el Presidente de la República, convencer al electorado.
    Si hace seis años ganó el que más insultó: ¿por qué no repetir esa metodología?
    7. Yo no sé si ese programa resulte exitoso, una vez más.
    Quizá a algún votante indeciso, como pasó hace seis años, le guste que su próximo Presidente sea hábil en el terreno de la grosería y la incorrección.
    Lo que sí sé es que el insulto político, como cualquier majadería, degrada a quien lo asume como norma de vida, y ofende a una ciudadanía ya demasiado ofendida.

    papaco@infosel.net.mx